CAPÍTULO 9 DESPERTAR

14 6 1
                                    

-Golpear jamás te dará la razón, y yo tampoco la estoy buscando ahora -respondió Ivar, con una mezcla de desafío y cansancio en su voz.

Un solo paso fue suficiente para hacer temblar a Eliot. Antes de que pudiera reaccionar, un golpe seco y brutal en la boca del estómago lo levantó del suelo por un instante. Al caer, sus piernas se negaron a obedecerle. Ivar lo agarró de la camisa con una mano, y con un gesto violento lo lanzó como un muñeco de trapo contra un árbol
cercano.

Eliot apenas podía respirar, el dolor en su pecho lo consumía con cada intento desesperado por tomar aire. Estaba hiperventilando, golpeándose las piernas frenéticamente, rogando que respondieran.

Cuando finalmente alzó la vista, lo que vio lo llenó de terror. Ivar ya no era el elfo que había conocido. Su forma espectral era la encarnación del horror. Los ojos, completamente negros, y las venas oscuras que se extendían desde su cuello, lo hacían parecer una criatura consumida por la magia maldita.

Ivar, a pocos metros, desenvainó su espada. El filo brillaba con un rojo incandescente, como si el acero estuviera al borde de fundirse. Eliot, desesperado y asustado, comenzó a clamar por ayuda, su voz quebrada y llena de pánico.
La espada de Ivar se alzó en el aire.

Destinada a caer sobre las cabeza de Eliot. El joven príncipe, resignado a su destino, cerró los ojos, esperando el golpe.

El golpe. Pero lo que escuchó no fue la muerte, sino el estruendo del acero chocando contra otro acero.

Atop se había interpuesto entre los dos, bloqueando el ataque con su propia espada. ¡Detente, Ivar! -gritó, su voz firme y autoritaria mientras empujaba a Ivar hacia atrás con la mano contra su pecho. La fuerza del impacto resonaba entre ambos.

-Apártate, Atop-la voz de Ivar, cargada de una autoridad peligrosa, era más oscura de lo habitual. Había algo en él que hacía mucho tiempo Atop no veía-. No quiero tener que enfrentarme a ti.

La tensión crecía entre ambos, y parecía que la batalla estaba a punto de estallar. Atop no quería hacerle daño a su amigo, pero tampoco podía dejar que matara a Eliot.

De pronto, ambos se detuvieron. Algo había estallado en otra parte de la casa, una explosión de energía tan intensa que era imposible ignorarla. La misma energía maldita que Ivar había liberado momentos antes.

Una antigua leyenda cruzó por la mente de Atop: “Cuando un elfo de la primera rama libera la energía forjada por el sufrimiento de un evento, otro elfo despertará el mismo poder, siempre y cuando haya experimentado un evento dolor comparable”.

Entiendo lo que buscas, quieres más profundidad en las emociones y en la intensidad de las situaciones. Aquí te dejo una versión más elaborada, enfocándome en enriquecer los sentimientos, el ambiente y las tensiones entre los personajes:

Ambos se quedaron mirando hacia el lugar de donde emanaba la energía, sus mentes intentando procesar lo que acababa de ocurrir. No sabían quién, ni cómo, pero la sensación era inconfundible. Ivar giró levemente, con la intención de seguir su camino, pero aquella perturbación que él mismo había despertado lo mantenía inquieto. No podía simplemente ignorarlo.

Con una mirada fría, desestimó tanto a Atop como a Eliot, y se alejó lentamente, dejando tras de sí una tensión palpable en el aire.

Mientras Ivar se retiraba con paso firme, Atop se dio media vuelta, dirigiendo su atención al joven príncipe, que seguía retorciéndose de dolor en el suelo. El eco del combate reciente aún resonaba en sus oídos, pero el peligro había pasado… al menos por ahora.

El Legado De Las Sombras Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora