Los chicos me guiaron hasta la oficina del director. Tenía los ojos amarillos y unos colmillos espeluznantes, pero me enfoqué en lo esencial: registrarme como alumna.Me dió un horario con mis clases, me explicó que en Valtor sólo habían dos salones, y lastimosamente me tocó en uno sin mis primos. Eso me aterró un poco, pero la sensación de acercarme a lo desconocido me emocionaba más de lo que admitiría.
–Mía, no te espantes pero en este lugar hay vampiros, hombres lobo, banshees y brujos –empezó Ethan–.
–Eh? –pregunté con cara de confusión–.
–El director es un hombre lobo, y tendrás compañeros sobrenaturales –prosiguió Mason–.
–Pero...¿Acaso no hay humanos aquí? Sabía que esto era una mala idea.
–Sí hay humanos. Aunque son pocos y los cazan aquí –me explicó Ethan–.
–¿Cazarlos? –repetí con una cara de horror–.
–Y después dicen que yo soy el malo –se burló Mason–. Lo que pasa es que aquí tenemos la tradición de que cuando hay humanos sueltos, el primer bando que te coloque un collar o un accesorio del bando, se queda contigo y tendrás que jurarle lealtad.
–Esto no suena para nada seguro –concluí–. No quiero pertenecer a ningún bando y mucho menos tener que seguir a nadie.
–Cálmate. Por el momento no tienes que preocuparte por eso. Estaremos pendientes de ti, sólo pégate a los vampiros –comentó Ethan–.
–Sí, yo soy el líder del clan, así que no tienes que preocuparte por eso. Sólo no hagas nada estúpido y no te despegues de nosotros –me tranquilizó Mason–.
–Pero no estamos en el mismo salón. ¿Qué voy a hacer durante las clases o cuando camine por los pasillos de un salón a otro?
–Tenemos amigos que son vampiros y que podrían acompañarte para que no te pase nada. Bueno, yo tengo amigos, a diferencia de Mason –soltó Ethan–.
–Está bien –fue lo único que se me ocurrió decir–.
Los pasillos estaban desiertos, porque como los chicos me explicaron, sólo se reunían algunos clubes extra curriculares.
Como todos estaban en sus salones, opté por recorrer el campus por mi cuenta. Los pasillos eran amplios, los casilleros eran azules y sentí mucha calma.
Me metí a la biblioteca y lo primero que hice fue buscar un libro para leer. La biblioteca parecía antigua, al igual que los libros que estaban amarillos. Agarré un libro de filosofía y me senté.
De pronto, un chico se sentó a mi lado. Tenía pecas, su pelo era negro, y tenía unos ojos verdes que lo hacían destacar.
–Hola –me saludó–
–Hola –le susurré–.
No hablamos mucho porque me sumergí en mi lectura. Según yo, habían pasado diez minutos, pero en realidad habían pasado dos horas.
Cuando me di cuenta, regresé el libro a su sitio y me fui directo al pabellón de los chicos, que justo salían de su club y me saludaban con la mano.
–¿Qué tal estuvo el club? –les pregunté–.
–Aburrido, como siempre –respondió Ethan–. Sólo hablamos de economía –me contó–.
Decidí no hacer más preguntas. No podían agotarse por ser vampiros, pero parecía que querían irse con prisa a casa. Mason no dijo nada en todo el camino, guardó silencio mientras yo le contaba mis cosas a Ethan.
–¡Sobrina bella! Es un gusto verte –exclamó mi tía nomás abrieron la puerta–.
La abracé nomás verla. En definitiva era la única persona normal aparte de mí en esta casa.
–Pasen, pasen. Tu tío está preparando tu cena.
Una vez dentro, saludé a mi tío. Había preparado unos fideos solamente para mi tía y para mí, me imaginaba que los vampiros sólo se alimentaban de sangre.
Me dijeron que podía comer mi plato en mi habitación si quería, oferta que claramente acepté. Comí a toda velocidad, lavé los platos y quedé seca dormida.
Mañana sería mi primer día en la escuela, y necesitaba mucha energía para el día siguiente.
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Valtor
AventuraMía es una chica humana extrovertida que por asuntos familiares termina viviendo en casa de su tío junto con su primo Cole, quienes provienen de un linaje de vampiros. Tendrá que acostumbrarse a vivir con vampiros, hombres lobo, brujas y banshees.