Capítulo 4

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–No todo es lo que parece en este pueblo –empezó Ethan–.

–¿Me equivoqué contigo? –le pregunté–.

–No. Me gusta fastidiar un poco a Ronny, pero no lo dañaría de ninguna forma –continuó–.

–¿Entonces para qué lo asustas?

–Porque nuestros padres son líderes de un gran clan de vampiros. Tenemos que hacerlo para mantener cierta reputación –admitió mirándome a los ojos–.

Mason, quien estaba callado, decidió intervenir.

–A mí en realidad me da igual lo de la reputación, siempre he sido así pero cuando se trata de la familia, es diferente –explicó Mason–.

–Tengo miedo de preguntar, pero, ¿qué ocultas en tu sótano? –no podía contener la curiosidad–.

–Es mejor que no lo sepas. Al menos no por ahora –finalizó la conversación–.

Llegamos a casa poco después de eso. Tenía demasiadas preguntas, pero lo mejor era descubrir las cosas por partes, ya que me saturaban con información. Me di cuenta de que sería más fácil sacarle información a Ethan.

–Oye E, si te portas así con Ronny por lo de la reputación, ¿entonces te cae bien? –inquirí-

–La verdad nunca me puse a pensar sobre eso, pero podría decirse que sí. Sólo que las circunstancias lo hacen complicado.

–¿Por qué? –insistí–.

–Yo finjo porque la mayoría de vampiros líderes son malvados. En algún punto, me gustaría ser el siguiente líder. Para eso, debo competir contra Mason.

–¿Entonces Mason también finge o de verdad es así –indagué–.

–Yo creo que finge para proteger a Liv, aunque nunca lo admitirá.

–Gracias E, creo que me siento más tranquila sabiendo todo esto. Prométeme que te portarás mejor con Ronny –le pedí–.

–No te preocupes chiquitina, lo prometo. Haz tu tarea y descansa, o tendrás ojeras.

Rodé mis ojos mientras me dirigía a mi habitación. Sólo tenía un par de tareas, no eran difíciles.

–Voy a salir un rato –avisé mientras salía después de haberme cambiado–.

–¿Recuerdas que te sugerimos que te acompañe algún vampiro por si acaso, para que no te cazen? –me recordó Mason–.

–Sí, pero esa persona nunca apareció –admití–.

–Marco trabaja en una tienda de discos a unas cuadras, le diré que venga y que te lleve a pasear por donde quieras –dijo Ethan–.

–Está bien.

Esperamos cinco minutos antes de que el aludido apareciera. Marco tenía el pelo largo negro, unos rojos rojos de vampiro y sus dedos estaban llenos de anillos.

–Bueno, escuché que necesitan niñera. ¿A dónde quieres ir, Mía? –me preguntó–.

–Estaba pensando en buscar empleo o a conocer las calles, si te parece bien.

–Creo que conocer las calles suena bien, te llevaré a la tienda de música y me comentas lo que escuchas –contó–.

A pesar de su aspecto tosco, era muy amable.

–¿Te gusta Sabrina Carpenter? –le pregunté–.

–Nunca escuché de ella. Normalmente, sólo escucho música hecha por vampiros porque somos los dioses del rock. La excepción son los Beatles y los Rolling Stones –me contó–.

–Básicamente te gusta la música de abuelos –me burlé–. Escucha esto de mi celular –le mostré mi celular–.

Sonaba please please please con mis auriculares, que Marco tenía puestos.

–Me gusta, aunque no soy fan de tu cajita moderna a la que llamas celular. Se vive mejor sin eso –me comentó–.

–Honestamente, lo uso poco porque en Valtor no hay ni internet ni señal, pero esa canción la tenía descargada –admití–.

Iba a abrir mi boca pero ahí estaba: el chico que se sentó conmigo en la biblioteca.

ValtorWhere stories live. Discover now