Capítulo 5

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–Hola –lo saludé de manera alegre–.

El chico en cuestión estaba un poco diferente a la última vez que lo vi. Tenía ojos rojos en lugar de sus ojos verdes del otro día.

Me asusté al verlos, que retrocedí tres pasos hacia atrás mientras Marco me tocaba la espalda.

–Mía, mejor hay que irnos. No queremos problemas –comentó Marco–.

–Pero si es Mía Brown. Espera, ¿tu padre no es Oliver? –preguntó con curiosidad–.

–No le respondas Mía –me pidió Marco–.

–Sí, así se llama –respondí–.

Sus ojos se oscurecieron de repente. Quería preguntarle cómo conocía a mi papá, pero Marco me sacó de ahí cargándome como si fuese un saco de papas con su velocidad de vampiro.

–No vuelvas a hacer eso, me mareo –renegué–.

–Deberías agradecerme. Ese chico es Noah Black, el alfa de los lobos. Pudo haberte asesinado o haberte puesto un estúpido collar –me advirtió–.

–Yo no sabía eso. La otra vez se sentó conmigo en la biblioteca y... –empecé a explicar–.

–Si fue amable contigo, debió ser Shane Black, son gemelos –me explicó–.

–Lo mejor es evitar decirles a E y a Mason lo que sucedió, se preocuparían muchísimo –sugerí–.

–No creo que sea buena idea. Este es un pueblo pequeño, todos saben todo de todos. Tarde o temprano se enterarán –replicó–.

–Está bien, pero quiero ir a casa. Creo que fue demasiadas salidas por hoy.

Sin decir más, regresamos en menos de cinco minutos caminando. Al llegar, lo primero que hice fue soltar todo lo ocurrido, esperando la reacción de mis primos.

–¡Esto es malo! Mía tienes que prometerme que te mantendrás alejada de ellos dos, no son de fiar –me pidió–.

–Shane no me hizo absolutamente nada –comencé–.

–Por ahora. Pero él es muy unido con su hermano. Podría ser toda una estrategia de venganza –continuó Mason–.

No entendí nada.

–¿Venganza? –repetí–. Yo no he hecho nada a nadie, no hay motivos.

–Y eso lo sabemos, pero esto es más grande que nosotros tres juntos. Sólo intenta no meterte en líos en Valtor –me pidió Marcos–.

–Bien, ahora iré a dormir. Toda esta situación me tiene agotada –me despedí–.

Nadie me contaba nada en este pueblo. Me sentía fuera de lugar, como si no perteneciera a ningún grupo en este pueblo. Tal vez era porque no me había aliado con nadie hasta el momento.

Al día siguiente, tuve que empezar mi mañana con una clase de ciencias.

–Buenos días chicos –empezó la profesora–. Por favor, formen equipos con la persona que se encuentre a su costado y hagan sus respectivas.

Me giré para ver quién estaba a mi lado.

–¡Hola Mía! –me saludó Shane–.

–Hola Shane –le devolví el saludo–.

–Bien, empecemos con el proyecto. Noah me contó que se conocieron ayer –dijo mientras mezclaba unos químicos–.

–Sí, emmm lo conocí en la tienda de música –continué mientras lo ayudaba–.

–Apuesto a que te asustó con sus ojos rojos. ¿Me equivoco? –me preguntó–.

–Bueno, asustar es un término fuerte. Pero sí que me fui para atrás –respondí con una risa nerviosa–.

Él se rió bastante.

–Eres muy chistosa, Mía –me comentó–.

–¿Puedo hacerte un pregunta? –me atreví a decir–.

–Claro, pregúntame lo que quieras.

–¿Cómo es que Noah conoce a mi padre? –le pregunté–.

Noté su mirada tensa.

–Bueno, ellos dos eran mejores amigos hace muchos años, hasta que tuvieron una discusión. Ni yo mismo sé con exactitud lo que pasó, pero eso le afectó bastante –me explicó–.

–¿Por qué no tienes rasgos de lobo? –le pregunté–.

–Créeme, si los tengo. Sólo no me gusta mostrarlos para asustar a los demás. Además, es más fácil distinguirme de Noah así –me explicó–. Dudo mucho que quieras ver mis colmillos o mis ojos rojos.

–Tal vez algún día quiera verlos. Recién me acostumbro a todo esto –le expliqué–.

–Todo a tu debido tiempo –me contestó con una sonrisa–.

Fue entonces cuando la campana sonó.

ValtorWhere stories live. Discover now