Capitulo 56: Argo II y medio

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La enfermería estaba en penumbras, apenas iluminada por la luz tenue de una lámpara de pie en una esquina. Jason yacía en la cama, respirando con dificultad. A su lado, Piper no le quitaba la vista de encima, sosteniendo su mano con un gesto desesperado. Los demás semidioses permanecían en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos. La escena del combate en la casa del bosque se repetía en sus mentes como un mal sueño.

Nico fue el primero en romper el silencio, con su tono sombrío y directo. “Esto ha ido demasiado lejos. Hemos estado perdiendo el tiempo aquí. Revelamos más de lo que debíamos. Es momento de salir de la U.A.”

Nadie dijo nada al principio. Las palabras de Nico eran duras, pero sabían que eran ciertas. Habían llegado a un punto crítico.

Annabeth fue la siguiente en hablar. “Tiene razón.” Sus ojos estaban fijos en Jason, pero su mente parecía estar en otro lugar. “No sé cómo vamos a explicar esto... Cuando todos se enteren de lo de Jason, van a empezar a hacer preguntas, y no estamos en posición de responderlas.”

Percy asintió lentamente, su expresión seria. “Ya no podemos quedarnos aquí. Si seguimos, solo los pondremos en peligro a ellos... y a nosotros mismos.”

Piper soltó un sollozo ahogado, pero asintió. “Jason no estaría en este estado si no fuera por todo esto. Debemos buscar ese dracma de egina para volver a casa”

El resto asintió. Leo parecía más serio de lo habitual, aunque su mente ya estaba trabajando en el siguiente paso. “Vale... entonces, ¿cuál es el plan? ¿Nos escabullimos como ninjas?”

Hazel lo miró con seriedad. “Esto no es un juego, Leo.”

Leo levantó las manos, defensivo. “Lo sé, lo sé. Solo intento... ya sabes, relajar un poco el ambiente.” Luego, su expresión cambió, mostrando un brillo de determinación en sus ojos. “En realidad, tengo un plan. Pero necesitamos tiempo para prepararlo.”

Mientras tanto, en otra parte de la academia, Midoriya estaba sentado frente a Uraraka, tratando de encontrar las palabras correctas. La verdad que había estado guardando durante tanto tiempo estaba a punto de salir a la luz, y sabía que no había forma de ocultarlo más.

“Uraraka,” comenzó, su voz temblando ligeramente, “hay algo que necesito decirte. Algo sobre los... nuevos estudiantes.”

Uraraka lo miró con preocupación. “¿Qué pasa, Deku?”

Midoriya respiró hondo. “No son solo estudiantes normales. Son... semidioses. Hijos de dioses de la mitología griega.”

Los ojos de Uraraka se abrieron de par en par. “¿Qué? ¿Estás bromeando?”

Midoriya negó con la cabeza. “Lo sé, suena increíble, pero es la verdad. Y fueron transportados de otro mundo hacia este"

Uraraka se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Finalmente, asintió. “Si eso es cierto, entonces tenemos que ayudarlos. No podemos dejarlos solos.”

Midoriya asintió, sabiendo que ella entendería. Sabía que no podían compartir esto con nadie más. No todavía.

Los semidioses comenzaron a moverse en silencio. Leo fue a su habitación para buscar la rama de Dodona y algunos otros artefactos que había estado guardando para una ocasión como esta. Sabía que necesitarían todas las herramientas posibles para lo que estaban a punto de hacer. Cuando regresó a la enfermería, los demás ya habían preparado una camilla para Jason.

“¿Listos para una escapada épica?” dijo Leo en un tono más bajo de lo usual.

Percy asintió. “Lo que sea necesario.”

Con cautela, se escabulleron por los pasillos oscuros de la U.A., moviéndose como sombras mientras llevaban a Jason. La adrenalina llenaba el aire mientras avanzaban hacia la salida. No podían permitirse ser descubiertos.

Llegaron al muelle, el aire frío de la noche les golpeó el rostro. Leo avanzó hacia un rincón apartado del muelle y sacó una esfera metálica de su bolsillo. Los demás observaron, sabiendo que confiaban en él sin saber exactamente qué tenía planeado.

Leo manipuló la esfera durante unos momentos, y luego la lanzó al aire. La esfera comenzó a girar, expandiéndose y transformándose hasta tomar la forma de una versión más pequeña del Argo II.

“Damas y caballeros, les presento el Argo II y medio,” dijo Leo con una sonrisa satisfecha. “Estuve trabajando en esto durante un tiempo, y la rama de Dodona me ayudó a terminarlo. No es tan grande ni tan fuerte como el original, y en este mundo no tenemos la Niebla para ayudar, pero nos llevará a donde necesitemos ir.”

Annabeth miró la nave con un brillo de admiración en sus ojos. “Es... increíble. Leo, lo lograste de nuevo.”

Leo sonrió, aunque ni siquiera trató de mantener la humildad. “Bueno, es una maravilla de la ingeniería, gracias.”

Piper miró al pequeño Argo II mientras acomodaban a Jason en la enfermería de la nave. “Leo... gracias,” dijo en voz baja, con gratitud en su tono.

Leo se encogió de hombros. “Solo hago mi parte. Además, ¿quién más construiría naves aéreas geniales en mitad de la noche?”

Percy se acercó a Leo y le dio una palmada en el hombro. “Sabía que tendrías un plan, Valdez.”

A la mañana siguiente, en la U.A., la confusión se desató cuando se dieron cuenta de que los semidioses habían desaparecido. La clase 1-A y los profesores se reunieron en la sala de conferencias, donde los directivos discutían el asunto con caras serias.

“No puede ser una simple desaparición,” decía Aizawa. “Debemos considerarlos como posibles espías de los villanos.”

Midoriya y Uraraka intercambiaron miradas nerviosas. Sabían la verdad, pero no podían revelarla. No sin poner en riesgo la misión de los semidioses.

All Might, con una expresión tensa, miró al resto de los profesores. Sabía que esta situación solo se complicaría más.

semidioses en un mundo de héroes (Mha x Pjo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora