Parte 16: ahora te gusta él, ¿verdad?

119 12 8
                                    

TN

-Brian -dije en un susurro casi inaudible. 

Escuché sus pasos apresurados detrás de mí, hasta que se paró enfrente. 

-¿Estás bien? Han pasado muchos meses -me dijo preocupado.

-Sí -respondí, sin poder procesar del todo lo que ocurría.

Bajé la mirada, Brian se limitó a observarme atentamente.

-¿Te sientes mal? Te miras algo pálida -dijo antes de colocar una de sus manos sobre mi frente.

-Estoy bien, no te preocupes -dije en voz baja.

Él pareció no creerme mucho, pero dejó de insistir y retiró su mano. 

-¿Cómo me encontraste? -pregunté tartamudeando un poco, mirándolo a los ojos por primera vez en mucho tiempo.

-Pues lo estuve intentando desde que te fuiste, aunque no lo logré. Pude hasta hace poco porque la prensa comenzó a especular sobre tu nuevo trabajo en Tigres y una relación con un jugador de este mismo club... -hizo una pausa para pensar un poco-. Córdova, con él.

Bajé la mirada nuevamente, sentía cómo me temblaban las manos.

-Lamento no haberles dicho nada, quería estar lejos de Ciudad de México un tiempo -dije algo apenada.

Brian suspiró, luego miró al cielo unos segundos antes de responder.

-No importa, te entiendo -dijo con una sonrisa de lado.

Permanecimos un rato en silencio, estuvo conformado por escasos segundos, pero me parecieron horas.

-Me tengo que ir, Brian -dije, apresurándome a rodearlo e intentar dejarlo atrás.

Él reaccionó rápido y tomó mi mano, jalándome suavemente para que no me fuera.

-Tn, sobre ese día... Quería disculparme por discutir contigo, pero también quiero aclarar que no te engañé, jamás lo haría.

Sentí una tristeza enorme al escuchar esas palabras. Todo había sido mi culpa por exagerar todo y, para acabarla, era yo la que prácticamente lo estaba engañando.

-Lo sé, Brian... Lo siento -dije intentando no soltarme a llorar, aunque comenzaba a nublarse mi mirada.

No soltó mi mano, todo lo contrario: comenzó a acariciarla con suavidad.

-Pero llegué muy tarde, ahora te gusta él, ¿verdad? 

SEBASTIÁN CÓRDOVA 

Eran las 7:15, llevaba como veinte minutos afuera del departamento de Tn, esperando a que bajara. Ya le había enviado varios mensajes, pero no los había leído siquiera. 

Comenzaba a preocuparme, pero tampoco quería bajarme o llamarla y verme muy hostigoso.

TN 

-En serio lo siento, Brian -dije comenzando a llorar-. Te merecías una mejor novia que yo.

-Oye, no digas eso, no llores, guapa -me respondió él.

Desde que llegué a Monterrey, estuve temiendo reencontrarme con él o Chicote, porque sabía que regresaría corriendo a sus brazos, y así fue, pero, a diferencia de lo que había sido en mi imaginación, fue para llorar desconsoladamente.

Mi exnovio no dijo nada más, sólo correspondió al abrazo. Yo me oculté en su pecho para seguir llorando. Estuve un rato así, hasta que me tranquilicé. Finalmente, me separé y limpié mis lágrimas.

-¿Y Cristian cómo está? -pregunté con interés.

-Pues... de hecho venía para hablarte de eso -dijo un poco triste.

Sentí mi corazón romperse. ¿Qué le había pasado a mi hermano? 

-Su esposa le pidió el divorcio poco después de que te fueras, lo acaban de firmar hace un par de meses... No ha sido el mismo desde entonces.

Sé que intentó elegir lo mejor posible sus palabras para no herirme tanto, pero de todos modos sentía que el mundo se me venía encima. Era mi culpa que Chicote se sintiera tan mal. Si me hubiera quedado, él no habría pasado por todo eso sólo.

Me senté en la banqueta, Brian se sentó a mi lado.

-¿Chicote también vino? -pregunté, deseando ir a verlo.

Rodríguez negó con la cabeza.

-Sigue en Ciudad de México... Sólo vine yo.

SEBASTIÁN CÓRDOVA

Dieron las 8, estaba por llamarla cuando veo su silueta caminar lentamente por la banqueta. La miré con atención, lucía algo triste. Me bajé del carro y me acerqué a ella, quien no notó mi presencia, hasta que casi chocamos.

-Hola, Sebas -saludó algo decaída.

-¿Todo bien, linda? -pregunté preocupado.

-Sí, sólo estoy cansada... Salí tarde del trabajo -explicó, aunque se veía algo distraída.

-Ya veo... ¿Quieres posponer la cena? Puedo venir otro día, para dejarte descansar.

-Nooo, vámonos -dijo tomando mi mano, pero sin mirarme.

Nos subimos a mi carro y fuimos a cenar. Estuvimos platicando tranquilamente, aunque a veces notaba a Tn algo ansiosa.

Terminamos nuestra comida como a las diez de la noche, supuse que querría irse directamente a su departamento.

-Sebas, ¿mañana tienes entrenamiento temprano? -preguntó Tn de la nada mientras salíamos del lugar.

-No, me toca en la tarde, vamos después de las chicas del femenil. ¿Por qué?

-¿Quieres ir a un bar? Necesito un trago -dijo con la mirada baja.

-Está bien, linda. Vamos.

Nos subimos al carro y fuimos al bar al que salimos por primera vez. Ella entró con una mirada algo nostálgica.

-¿Todo bien, guapa? Andas rara.

Se quedó mirándome fijamente, sin que ninguna palabra saliera por su boca durante un rato.

-Sí, no te preocupes.

TN

Quería fingir que no había pasado nada, actuar como hace algunas horas, pero no podía, mi reencuentro con Brian había puesto mi mundo de cabeza.

Comencé a tomar, quizá de más, porque comencé a llorar y cantar cualquier estupidez que pusieran en el bar para ambientar.

-Linda, creo que ya estás borracha... ¿No quieres que ya te lleve a tu depa? -preguntó Sebastián con preocupación.

-No, corazón. Todavía aguanto un traguito más -dije dándole otro trago a mi bebida.

Sebastián suspiró y alejó el vaso de mí.

-Deja eso, Tn -pidió mi acompañante.

Lo miré, sabía que mis ojos reflejaban toda la tristeza que sentía, pero ya no me interesaba.

-Córdova, ¿puedo pedirte algo?

-Mientras no sea otra bebida, por supuesto -dijo sonriendo.

-¿Prometes que me vas a acompañar siempre? -pregunté mirándolo fijamente.

Contando ovejas (Sebastián Córdova)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora