Parte 8: invita a tu cholita

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SEBASTIÁN CÓRDOVA

Diego me invitó a comer, así que quedamos de mirarnos en un restaurante. Llegué temprano, así que estuve unos quince minutos esperando a que se presentara mi amigo.

-Lo siento, bro. Se me hizo tarde -dijo Diego mientras se sentaba en una silla frente a mí.

Casi nunca salíamos solos, siempre era con varios más del equipo. Por lo que disfrutaba tener un poco más de tranquilidad. 

Encargamos nuestra comida y estuvimos hablando un rato sobre cómo nos iba en nuestra vida fuera de los entrenamientos o partidos. Me contó que tenía ganas de salir, ya que se la había pasado mayormente en su casa.

-¿Y tú, Sebas? ¿Has salido últimamente? -preguntó mirándome con atención, para después tomarle a su bebida.

-Poquito, casi no -le dije restándole importancia.

-¿En serio? -preguntó con el ceño fruncido-. Una chica del club anda diciendo que a veces te mira salir con Tn -dijo con una sonrisa victoriosa.

-No anden de chismosos, nada más fue una vez -le aclaré con una sonrisa.

-Pero te gustaría que fueran más, ¿no? -me echó carrilla Diego.

-No. Tn me cae bien, pero eso es todo.

-Ya es hora de que te busques novia, Sebastián, o te nos vas a quedar solterón -lo miré mal y él rio-. Además, se ven bonitos juntos.

No se me ocurría qué responderle.

-Déjame.

Diego rio y, justo en ese momento, llegó la comida.

-No digas que no se te hace guapa -dijo mi amigo con una mirada pícara, sin prestarle atención a sus alimentos.

Suspiré y me quedé un momento pensando antes de responder.

-La verdad sí.

-Ya sabía yo que te gustaba -dijo Diego orgulloso de sí mismo.

Rodé los ojos, intentando ocultar mis nervios. Después comenzamos a comer, platicando un poco sobre todo.

-¿Quieres ir mañana al bar que abrieron allá enfrente? -me invitó Diego mientras miraba hacia afuera.

Asentí mientras terminaba de comer.

-Invita a tu cholita, si quieres -dijo mi amigo con una sonrisa.

Me comencé a ahogar con lo que estaba comiendo, provocando que Diego riera en silencio.

-¿Estás bien? -me preguntó.

-Sí.

Me miró fijamente, yo bebí un poco de mi vaso.

-¿Entonces la vas a invitar? -preguntó Diego poniéndose insistente.

-No sé... Acaba de llegar a Nuevo León, quizá aún tiene que acomodarse y así.

-No puedes saber si no le preguntas, tonto.

TN

Estaba con Joana platicando.

-¿Y si nos hacemos roomies? -preguntó mi amiga muy emocionada-. De chiquitas, siempre decíamos que algún día viviríamos juntas, además de que el dinero no nos sobra en este momento.

Lo pensé durante unos instantes. El edificio que acababa de ver no estaba tan mal, de hecho, me había gustado. Una ventaja sería que no era una completa desconocida, puesto que la conozco desde que éramos niñas. Además, si hacíamos eso, nos sobraría más dinero y energía, ya que repartiríamos los gastos y el quehacer. Quizá no era mala idea.

Contando ovejas (Sebastián Córdova)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora