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Aquel que dijera que Helaena lloró mientras veía a su amada madre y querido padre recitar sus votos en valyrio y ser correspondidos por un nervioso Harwin que pasó meses practicando, era un vil mentiroso

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Aquel que dijera que Helaena lloró mientras veía a su amada madre y querido padre recitar sus votos en valyrio y ser correspondidos por un nervioso Harwin que pasó meses practicando, era un vil mentiroso. Helaena no lloró, nada de eso. Fue todo el humo y el calor de la isla.

Y si alguien decía que también lloró en la ceremonia bajo los Dioses Antiguos y frente a los Siete, mentía doblemente.

Rhaenyra era la primera Targaryen en casarse bajo tres religiones. Y la tercera Targaryen en tener un matrimonio polígamo desde la perdición.

Las Catorce Llamas eran indiscutibles, por supuesto.

Bajo los Dioses Antiguos fue un gesto de buena voluntad hacia Casa Strong, que eran fieles a ellos y eran descendientes de los Primeros Hombres. Además, Harwin no había sido más que respetuoso y dispuesto en cuanto a la religión de su novia, así que Rhaenyra quería corresponder.

Que un septón los bendijera fue más una cuestión política.

Así, la boda valyria tuvo lugar en Rocadragón, a la que sólo la familia inmediata de ambos novios asistió. Unos días después, con todos los nobles de la facción negra presentes, se llevaron a cabo las otras dos ceremonias. Primero, bajo la Fe de los Siete en el Septo en los Jardines de Aegon—nadie con ganas de vivir diría nada a la Reina o al Rey sobre qué Rhaenyra planeaba derrumbarlo apenas terminará su luna de miel para construir un altar a Las Catorce Llamas de Valyria—. Y Helaena finalmente admite que lloró, pero, ¿cómo podrían culparla? Su madre parecía como si la mismísima Syrax hubiera decidido descender al mundo terrenal.

Al otro lado del Jardín se encuentra la Princesa Rhaenys, ataviada con un lujoso vestido que exuda un aire de gracia digna y sofisticación refinada. Confeccionado con suntuosa tela verde mar, el vestido está confeccionado a la perfección y refleja la elegancia propia de una mujer de su estatura real. La silueta es a la vez modesta y majestuosa, con un escote alto y mangas largas que caen en cascada con gracia hasta el suelo. Junto a ella se encuentra la Serpiente Marina, que lleva un jubón color aguamarina y un abrigo plateado bordado con hilos dorados que representan alta mar. Los bribones que tenía por hermanos menores estaban junto a ellos, contrastando el aguamarina con el rojo Targaryen.

Su padre, Laenor, en el altar lleva lo mismo, pero en verde azulado. Y con detalles aún más exquisitos y poderosos.

Lady Laena es una visión de la belleza valyria. Lleva un vestido confeccionado con una tela lujosa y fluida, que cuenta con una silueta elegante que realza su presencia de mujer, se sobretodo en la todavía leve curvatura de su vientre. El vestido está adornado con delicadas hebras de perlas que caen en cascada como la luz de la luna líquida y cubren el corpiño y la falda con un patrón hipnótico. Las perlas, que varían en tamaño desde pequeñas hasta opulentas, captan y reflejan la luz ambiental, creando un brillo sutil que agrega un toque de encanto a la tela azul profundo. Las gemelas dragón, de dos onomásticos, se mantenían firmemente de pie lado a lado de su madre. Ambas ataviadas en exquisitos vestidos aguamarina con detalles de seda negra de Las Ciudades Libres y preciosas perlas intrincadas en sus salvajes cabelleras, Helaena reconoce esa tela por algunos de los vestidos de su madre que el Príncipe Canalla le había regalado.

𝓓𝓪𝔂𝓭𝓻𝓮𝓪𝓶  | Helaena Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora