Después de aquel primer paso, el ambiente entre Rin y Mariana cambió definitivamente. Aunque no eran una pareja oficial, los pequeños gestos entre ellos ya no pasaban desapercibidos. Las miradas, los roces de manos y los momentos compartidos se volvieron más frecuentes. Sin embargo, había algo que aún no se había dicho explícitamente, y eso empezaba a pesar en el corazón de ambos.
Rin, siempre el reservado, sentía que había llegado a un límite. No podía seguir evitando lo que había crecido entre ellos, pero a su vez, la idea de una declaración formal lo ponía en una situación incómoda. Nunca había sido el tipo de persona que expresara sus sentimientos fácilmente, y mucho menos en algo tan importante como esto.
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El dilema de Rin
Esa mañana, Rin se encontraba en su habitación, mirando al techo, mientras los pensamientos lo inundaban. Había pasado la noche anterior debatiendo consigo mismo. Sabía que tenía que decirle algo a Mariana, algo claro, algo que dejara en evidencia lo que sentía. Pero... ¿cómo hacerlo sin parecer torpe o demasiado vulnerable? La idea de abrirse completamente lo incomodaba, pero Mariana lo merecía.
Mientras tanto, Mariana también se encontraba en su habitación, distraída, pensando en Rin. Sabía que había algo más que él no se atrevía a decirle. Aunque se sentía segura de lo que sentían el uno por el otro, necesitaba una confirmación, algo que cerrara la distancia emocional que aún quedaba entre ellos.
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Un encuentro inesperado
Ese día, después del entrenamiento, Mariana decidió buscar a Rin. No podía esperar más, y aunque no estaba segura de cómo sería el resultado, sentía que necesitaban hablar. Lo encontró en una pequeña sala común del complejo, solo, con la mirada perdida en su teléfono.
"Rin, ¿tienes un minuto?" preguntó Mariana, su voz suave pero decidida.
Rin levantó la vista y, al verla, sintió un nudo en el estómago. Era el momento. Lo sabía. Asintió en silencio y dejó su teléfono a un lado, haciéndole un gesto para que se sentara a su lado.
"Quería hablar contigo," comenzó ella, algo nerviosa, "sobre nosotros."
Rin asintió de nuevo, sabiendo que no podía seguir evitándolo. "Yo también quería hablarte de eso."
Mariana lo miró, sorprendida de que él hubiera dado ese paso. Rin rara vez era el primero en abordar temas emocionales, y eso solo confirmaba lo importante que era para él lo que estaban a punto de discutir.
La declaración
Rin tomó una respiración profunda y bajó la mirada por un segundo. Sabía que las palabras no eran su fuerte, pero no podía seguir guardándose todo para sí mismo. Levantó la vista de nuevo y, con una mezcla de nervios y resolución, comenzó a hablar.
"Mariana, lo que siento por ti... no es fácil de explicar. Nunca he sido bueno con las palabras, y tampoco pensé que algo como esto fuera a pasarme. Siempre creí que el fútbol era lo único que importaba, pero tú... tú has cambiado todo."
Mariana lo escuchaba en silencio, con el corazón latiéndole rápido. Sabía lo difícil que debía ser para él abrirse de esa manera, y cada palabra que decía solo confirmaba lo que ella ya sentía.
"Ya no puedo seguir fingiendo que lo que siento por ti es algo pasajero o que no importa," continuó Rin, su voz temblando levemente. "Me importas más de lo que puedo decir, y no quiero seguir ignorando lo que está pasando entre nosotros.
Mariana sonrió, sus ojos brillando con emoción. Sabía que esas palabras, viniendo de Rin, eran lo más cercano a una confesión directa que recibiría. Rin no era el tipo de persona que haría una declaración exagerada o romántica, pero lo que decía en ese momento era genuino y sincero.