9:Comienzo Nuevo

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La mañana después de su confesión, Faye se despertó con una sensación de alegría y tranquilidad que no había experimentado en mucho tiempo. Mientras los primeros rayos de sol se colaban por las cortinas de la habitación del hotel, se giró para ver a Yoko aún dormida a su lado, con una expresión serena y pacífica en su rostro. Faye sonrió, sintiendo una profunda gratitud por la decisión que había tomado la noche anterior.

Sin querer despertarla, Faye se levantó con cuidado y se dirigió al balcón para contemplar la vista de la ciudad. El aire fresco de la mañana la envolvió mientras pensaba en cómo su vida había cambiado en tan poco tiempo. Lo que comenzó como una entrevista casual para un podcast se había transformado en algo mucho más profundo y significativo.

Poco después, Yoko se despertó y, al no ver a Faye en la cama, se levantó y la encontró en el balcón. Se acercó en silencio, rodeando la cintura de Faye con sus brazos.

—Buenos días, hermosa —murmuró Yoko contra su espalda.

Faye se giró para mirarla, sus ojos brillando con ternura.

—Buenos días, mi amor. —respondió, inclinándose para darle un suave beso.

Pasaron la mañana juntas, disfrutando de un desayuno tranquilo en la habitación. Hablaron de sus planes para el día y de cómo manejarían su relación ahora que era oficial. Acordaron mantener su noviazgo en privado por un tiempo, disfrutando de la intimidad y el misterio antes de enfrentarse a la opinión pública.

Sin embargo, Faye sabía que no podrían mantenerlo en secreto para siempre. Su fama como tenista profesional y la popularidad de Yoko como podcaster harían que las especulaciones y las miradas curiosas fueran inevitables. Pero en ese momento, lo único que importaba era el vínculo que estaban construyendo.

—Hoy quiero llevarte a un lugar especial —dijo Faye mientras terminaban el desayuno.

—¿Adónde vamos? —preguntó Yoko, intrigada.

—Es una sorpresa —respondió Faye con una sonrisa traviesa.

Más tarde, salieron del hotel y Faye condujo hasta un parque tranquilo a las afueras de la ciudad. Era un lugar alejado del bullicio, con senderos arbolados y un pequeño lago en el centro. Mientras caminaban de la mano, Yoko se sentía más conectada con Faye que nunca, disfrutando de la simplicidad de estar juntas.

Se detuvieron junto al lago, donde Faye había preparado un pequeño picnic. Se sentaron en la hierba, charlando y riendo mientras compartían la comida. El ambiente era relajado y alegre, y ambas se sentían más libres que nunca.

—Estoy tan feliz de que hayamos decidido dar este paso —dijo Yoko, recostándose en el regazo de Faye.

—Yo también, Yoko. —respondió Faye, acariciando suavemente su cabello—. No puedo imaginar mi vida sin ti ahora.

El sol comenzó a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos de naranja y rosa. Mientras observaban el atardecer, ambas sintieron que este era solo el comienzo de algo maravilloso.

A medida que la oscuridad se asentaba, Faye miró a Yoko y supo que, pase lo que pase, enfrentarían juntos cualquier desafío. Yoko le devolvió la mirada, con la certeza de que estaban destinadas a estar juntas.

AMOR EN EL JURGO Y EN EL AIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora