2: La Conexión

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Después de la entrevista, Faye no podía quitarse a Yoko de la cabeza. La naturalidad con la que se había desenvuelto durante la conversación, su inteligencia y esa energía magnética que irradiaba la joven podcaster habían dejado una impresión profunda en la tenista. Así que, decidida a no dejar que esa conexión se esfumara, Faye pidió a su equipo que contactara a Yoko para conseguir su número de teléfono.

Pasaron algunos días antes de que Faye finalmente recibiera el número de Yoko. Con el teléfono en la mano, Faye sintió un extraño nerviosismo, algo que rara vez experimentaba. Tomó aire y escribió un mensaje breve pero directo: "Hola, soy Faye."

Mientras tanto, en casa de los Apasra, Yoko estaba disfrutando de una cena en familia. La mesa estaba llena de risas y conversaciones animadas cuando su teléfono vibró. Sin prestar mucha atención, Yoko lo desbloqueó para ver de quién se trataba. Al leer el nombre en la pantalla, se quedó congelada por un segundo. "Faye."

En ese momento, Yoko inhaló bruscamente, atascándose con la comida. Empezó a toser, y su familia la miró con preocupación.

—¿Qué pasa, Yoko? —preguntó su madre, acercándose para darle una palmadita en la espalda.

Yoko, con los ojos aún abiertos por la sorpresa, apenas pudo contenerse antes de mostrarles el mensaje.

—Es Faye Peraya... ¡me escribió! —logró decir, aún recuperándose.

Su hermana menor, que había sido fan de Faye desde siempre, prácticamente saltó de su asiento.

—¿Faye, la tenista? ¿Faye Peraya te escribió? —preguntó con incredulidad.

Yoko asintió, todavía asimilando lo que acababa de suceder. Su padre, con una sonrisa cómplice, le dijo:

—Vaya, parece que causaste una buena impresión, ¿no?

Yoko sonrió, sintiendo una mezcla de orgullo y emoción. La posibilidad de seguir en contacto con Faye la llenaba de entusiasmo, pero también de un leve nerviosismo. Sabía que esa conexión era importante, pero aún no entendía completamente por qué. Decidió responder al mensaje después de calmarse un poco.

Finalmente, con el corazón acelerado, Yoko escribió: "Hola, Faye. Qué sorpresa  que me escribas por aquí. ¿Cómo estás?"

Al enviar el mensaje, Yoko se recostó en su silla, tratando de mantener la calma. Sabía que algo significativo estaba por comenzar, aunque no tenía idea de cuánto cambiaría su vida a partir de ese simple intercambio de mensaje

AMOR EN EL JUEGO Y EN EL AIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora