Enzo
No me gusta depender del ex-Coronel, eso no dice nada bueno de nosotros, pero hay que aceptar que estamos completamente arruinados. El dinero con el que contábamos ya no existe porque decidieron robarnos mientras le hacíamos la guerra a Cristiano.
No fue una buena idea. En cuanto nos organicemos ese tipo estará muerto.
Melo jala mi sábana y me muerde una pierna, la maldita no me deja alimentarla, pero se empeña en levantarme todos los días como su fuera un despertador.
Le ordeno a la chica que vaya con Andrea y me doy un baño, estamos más cómodos en este lugar, pero aún no sé qué tan caro puede salirnos esto. Patrick no es una broma.
Ya que la casa no se estaba utilizando me tocará ir a buscar algo para desayunar, pero antes de que pueda preguntar siquiera por un auto me encuentro con el dueño desayunando en la barra. Vistiendo sólo pantalones de deporte y completamente sudado.
—Cariño, ¿no hay un beso de buenos días antes del desayuno?
—Deja de decirme cariño y pedirme besos. ¿Quieres que Andrea me mate?
—Ya viste que no le importa —replica dándole una mordida a su sándwich.
—Bueno, pues a mí sí, ni pienses que se repetirá.
—Con todo el dinero que estoy invirtiendo en ustedes merezco un poco de mimos.
—Pídeselos a Andrea, y estás invirtiendo porque te da la gana, nada que ver conmigo. ¿Hiciste las compras?
—Y ejercicio también.
—Bien.
—Buenos días, estos chicos no me dejaron seguir durmiendo —Andrea sale totalmente despeinado y sólo con un pantalón de piyama, los cachorros vienen detrás saltando con ansiedad.
—Tienen hambre.
—Sí. ¿El que fue de compras trajo leche?
—Sí, también biberones —Patrick apunta hacia algún lado y agarro las llaves del auto, necesito salir, estar mucho tiempo aquí me volverá loco.
—Saldré un rato en el Audi.
—Ve al garaje, hay motos ahí, más fáciles de usar —Patrick lanza las llaves en la encimera y Andrea se burla preparando los biberones de leche, tan domésticos, tan desagradables.
—No hay manera, Enzo prefiere los autos.
—Oh. ¿En serio?
—Era corredor antes, le gusta eso de la adrenalina —Andrea sigue dando información de mí como si no estuviese en la habitación, típico de él, aunque estoy seguro de que Patrick sólo se hace el tonto.
—Me voy.
—Enzo —Patrick me lanza las llaves y tengo que agarrarlas.
—¿Para qué?
—Hay un chico malo en el garaje que te va a gustar. ¿Por qué no vas a ver?
Mierda. Es mejor no interesarse por eso, es posible que me guste lo que encuentre. Hago una mueca, eso sonó tan mal en mi cabeza.
—Mejor no.
—Cobarde.
—Jodido infierno —gruño y camino hacia el garaje, hay cuatro motos, azul, roja, blanca, negra, un Audi, un Aston Martin y un maldito Nissan GT-R Nismo. Joder, sabía que me gustaría.
Acostumbrarme a estos lujos no es bueno, mucho menos a este chico malo, toco la carrocería gris y gimo, joder, como quiero montarlo.
—Espero que algún día me mires como miras al maldito auto, joder, es una vista muy buena —miro a Patrick, por supuesto que tenía que venir, Andrea probablemente siga arriba alimentando a los chicos.
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(III) Perversas intenciones (BL)
Algemene fictie¿Amor? No me hagan reír, tampoco soy de los tontos que se obsesionan. A mi padre le funcionó, pues felicidades para él, pero no soy de esos. Lo mío es la adrenalina, mi trabajo, dar órdenes y ahora infiltrarme en la mafia Italiana para acabarlos des...