Capítulo 11

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Patrick 

Subo al avión del amigo de Enzo y tomo asiento, no entiendo el motivo, pero creo que Enzo acaba de aislarse aún más, sin embargo, Andrea está bastante relajado. A estos dos no los entiende nadie, ya me enteraré en algún momento de lo que pasa.

A mitad de camino Andrea se sienta frente a mí y palmea su regazo, levanto una ceja mirando su atrevimiento. ¿Qué pasó con esa basura de no ser gay? No me digan que anda olvidando su heterosexualidad por ahí.

Me pongo de pie y coloco a horcajadas sobre su regazo, Enzo está del otro lado, puede vernos perfectamente, pero decide ponerse de pie e irse a la cabina con los pilotos.

—¿Por qué tu cambio de repente? ¿Ya no te asusta interactuar conmigo?

—No, hice las pases con el descubrimiento —me echo a reír.

—Me alegra escuchar que abrazaste tu bisexualidad.

—No lo digas así —le mordisqueo una oreja haciéndolo suspirar.

—Eres bisexual, Andrea, no hay otro nombre para eso —Andrea me jala y mordisquea mi labio inferior.

—No creo que funcione así —pongo los ojos en blanco, que se diga lo que quiera si eso lo hace lo hace sentir mejor. Le beso los labios y acaricio el pelo.

—¿Se puede saber qué le dijiste a Enzo? Nos ignora por completo.

—Te ignora a ti —murmura mordisqueando mi cuello, me froto con él y gimo contra su cuello.

—Pensé que no te importaba compartir con él.

—Y no me importa, lo sabe.

—Así que han compartido antes —se ríe y me agarra el trasero para frotarnos.

—Bastante.

—¿Por qué?

—¿Por qué haces tríos? —levanto una ceja, Andrea desliza una mano bajo mi camisa y acaricia, luego lo admite—. Es excitante.

—¿Entonces le dijiste que no tenías problema con compartir?

—Sí —lo separo y lo miro.

—Entonces no tiene sentido que tenga esa actitud.

—Quizás no eres tan irresistible como crees.

—Y lo dice el heterosexual que me tiene en su regazo, piénsalo de nuevo

—Quiero follarte —ronroneo por la declaración mientras desabrocho el pantalón, agarro su erección y presiono.

—Quiero que lo hagas, pero también voy a follarte, Andrea, muero por hacer eso.

—Cuando lleguemos —gruñe, lo froto y muerdo su labio inferior.

—Ni creas que haré algo en medio de la selva. Te gusta la idea de que Enzo se una a nosotros, ¿cierto?

—No me molesta, estoy acostumbrado a compartir con él. Además, es un espectáculo muy bueno de presenciar —lo recompenso deslizando el dedo pulgar por la punta. Esa es una declaración muy comprometedora, estoy seguro de que ni siquiera se da cuenta de la implicación de sus palabras.

—¿Qué hay de besarlo? —me agarra del pelo y gruñe, evidentemente eso está fuera de la mesa, todavía.

Con su manera de pensar no creo que sea por mucho tiempo.

—No te pases.

—¿Entonces no vas a perder la cabeza si me acuesto con él mientras no estás?

—Mientras sea con él y no con otro —no entiendo su forma de pensar, pero supongo que me gusta, es posesivo, pero no con Enzo, el otro hombre con el que quiero tener algo, quizás pueda hacer que lo hagan entre ellos si tengo paciencia.

(III) Perversas intenciones (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora