ɪ ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ (Yuki Suou x Male OC)

𝑰𝑽

Capitulo 4: ¡Una cena con el presidente estudiantil!

—Con razón no me contestabas los mensajes... —hablo Kuze con fastidio mientras caminábamos por los pasillos de la escuela sin ningún rumbo en específico.

—Sip, perdón. Ой, Кузе, когда невеста? (Oh, Kuze para cuando la novia) —pregunte de forma juguetona, por lo que el ensanchó los ojos con sorpresa—. Je... Sabía que entendías el ruso.

—C-Como sabías que...?

—Bobo, tus expresiones son demasiado obvias. Cada que Alisa habla en ruso es para tirarte algún piropo así bien raro.

Kuze se quedó sin palabras por un momento, su rostro tornándose de un suave tono rosado mientras procesaba lo que acababa de decir.

—No puede ser... —murmuró, visiblemente avergonzado—. Espera! Si tú te diste cuenta, a lo mejor ella también!

—Meh, créeme cuando te digo que Alisa es muy tarada y despistada. No creo que se haya dado cuenta que la entiendes.

Kuze soltó un suspiro de alivio, aunque la vergüenza aún se notaba en su rostro.

—Menos mal... —murmuró, relajando un poco los hombros—. No sé cómo lidiaría con eso si ella lo supiera.

Me reí un poco, disfrutando del momento.

—Relájate, Kuze. Alisa no es del tipo que se fija en esas cosas, y además, parece que lo hace solo para divertirse contigo. ¿Por qué no le sigues el juego un día? Podrías sorprenderla.

Kuze negó con la cabeza rápidamente, claramente abrumado por la idea.

—¿Yo? ¿Responderle en ruso? No, ni loco... sería demasiado obvio que la entiendo, y quién sabe cómo reaccionaría. Prefiero que siga pensando que no tengo ni idea.

Lo miré con una sonrisa, dándole una suave palmada en el hombro.

—Algún día tendrás que enfrentarlo, amigo. No puedes huir de mi hermana para siempre.

—Eso suena aterrador. —contestó con una sonrisa nerviosa.

Solté una pequeña carcajada por su comentario, mientras pasabamos por...

¿Porque el almacén está abierto?

Kuze también se detuvo al notar la puerta entreabierta del almacén.

—Eso es raro...

De forma lenta nos acercamos a la puerta del almacén, solo para que...

—Hola chicos...

—Waaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! —tanto Kuze como yo, gritamos al ver a Yuki salir repentinamente del almacén.

Yuki, en cambio, solo nos observó con una ceja levantada y una sonrisa burlona en los labios.

—¿Qué hacen ustedes dos gritando como si hubieran visto un fantasma? —preguntó con tono divertido, mientras se cruzaba de brazos.

—¡Yuki! ¡Casi nos da un infarto! —exclamé, todavía recuperándome del susto—. ¿Qué hacías ahí dentro?

Kuze, aún pálido, solo asentía, claramente igual de afectado por la repentina aparición.

—Bueno, la directora me pidió que organizará el almacén. —respondió Yuki, encogiéndose de hombros—. Pero no esperaba que ustedes dos fueran tan asustadizos.

Kuze y yo intercambiamos miradas, ambos intentando calmar nuestros corazones acelerados. Aún algo nervioso, Kuze murmuró:

—No es que se vea muy normal una puerta de almacén abierta sin razón...