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Stanford estaba concentrado en sus notas, sumergido en las fórmulas que llenaban su escritorio. a su lado, Bill Cipher se entretenía jugando aquel videojuego con el que había estado obsesionado los últimos días.
aunque ambos estaban en la misma habitación, había un aire de tensión no dicha flotando entre ellos, algo que ninguno quería abordar todavía.

la puerta de la cabaña sonó y Stanford se dirigió a abrir, aún con algunos gráficos en la mano.
visualizó a su amigo Fiddleford y lo recibió con una sonrisa amplia.

—¡Stanford! ¿listo para ponernos manos a la obra? tenemos mucho que avanzar hoy.

—Fiddleford, qué bueno verte. ya tengo todo preparado para revisar los cálculos.

ambos se acercaron al escritorio de Ford, observando las notas que había esparcidas por la mesa.

—perfecto. he estado pensando en nuestra última discusión sobre la teoría de los campos cuánticos. no puedo esperar a ver qué has descubierto los días que no nos vimos. -mencionó Fiddleford.

Bill, que hasta ese momento había permanecido en silencio, se levantó del sofá con una sonrisa despreocupada, pero sus ojos seguían con atención cada movimiento de McGucket.
—parece que Ford ha estado muy ocupado en tu ausencia, Fiddleford.

Fiddleford alzó una ceja y le extendió la mano, observando a Bill con curiosidad.
—¿Bill Cipher, verdad? Stanford me ha hablado de ti. su famoso "amigo" -dijo, dándole un apretón firme. —aunque debo decir que, yo soy su mejor amigo, ¿o no, Ford?

Bill sonrió, pero no era difícil notar la tensión en su mirada.
—¿mejor amigo, dices? -repitió en un tono que ocultaba un filo sutil. —qué interesante.

Stanford notó la incomodidad creciente y decidió intervenir antes de que la situación se volviera incómoda.
—Fiddleford y yo hemos trabajado juntos por años. pero sí, Bill y yo... hemos compartido algunas experiencias únicas también. -dijo, desviando su mirada hacia Bill, intentando transmitir calma.

Fiddleford dejó escapar una risa suave mientras colocaba su maletín sobre la mesa y comenzaba a sacar herramientas y documentos.
—bueno, no es ninguna competencia, ¿cierto? al menos no en ciencia. -se inclinó hacia la mesa y señaló algunas de las notas que Ford había garabateado.
—esto es nuevo, ¿de qué trata?

Ford tomó una respiración profunda, su rostro más serio.
—ha habido algunos... problemas.
mientras estabas trabajando en el proyecto externo, empecé a notar distorsiones. el espacio a mi alrededor está comenzando a alterarse de maneras sutiles pero preocupantes.

—¿distorsiones? -Fiddleford dejó lo que estaba haciendo y se giró completamente hacia Ford. —no me habías mencionado nada de esto.

Stanford asintió con la cabeza, su expresión sombría.
—quería investigar un poco más antes de alarmar a alguien, pero están sucediendo cada vez con más frecuencia. pequeñas grietas en la realidad, lugares donde el espacio no se comporta como debería.

Fiddleford frunció el ceño, sus manos inquietas jugueteando con una pluma.
—eso suena bastante grave, ¿has encontrado algún patrón?

antes de que Stanford pudiera responder, Bill intervino, su tono relajado pero con un trasfondo de interés.
—parece que estas distorsiones tienden a aparecer cerca de Stanford... o cuando ambos estamos juntos, ¿no es así, Sixer?

Ford lo miró brevemente, notando el matiz en sus palabras.
—aún no estoy seguro de cuál es el origen exacto, pero... sí, podrías estar en lo correcto.

McGucket miró a ambos, entrecerrando los ojos como si analizara una pieza del rompecabezas.
—¿podría ser un efecto secundario de alguna investigación o tecnología que estén utilizando? ¿algún experimento reciente?

Stanford negó con la cabeza.
—no lo creo. no hemos hecho nada que pudiera explicar estos cambios en el espacio, pero necesito tu ayuda para confirmar mis observaciones y descartar otras posibilidades.

Fiddleford asintió, comenzando a desplegar sus propios gráficos y anotaciones.
—bueno, entonces pongámonos a trabajar. si algo está alterando la realidad, necesitamos descubrir qué lo está causando, y rápido.

Bill, que había permanecido a un lado hasta ese momento, observaba la interacción entre los dos colegas con una sonrisa tensa. algo en la manera en que Fiddleford hablaba con Ford, tan cercano y familiar, le molestaba más de lo que quería admitir.
se cruzó de brazos y miró hacia el escritorio de Ford.
—parece que ambos estarán ocupados por un largo rato, ustedes realmente necesitan "encargarse" de lo que sucede.

Ford lo miró con una mezcla de paciencia y preocupación.
—Bill, ya te dije que no tienes por qué preocuparte. Fiddleford y yo solo estamos revisando algunos cálculos.

Bill bufó suavemente, aunque su tono seguía siendo juguetón.
—¿revisar cálculos, eh? debe ser divertido tener a tu ‘mejor amigo’ tan cerca, ¿no?

Fiddleford, ajeno a la tensión subyacente, levantó la cabeza.
—¿sucede algo, Cipher? pareces... incómodo.

Bill le dedicó una sonrisa cargada de sarcasmo.
—¿incómodo yo? claro que no. solo me resulta interesante ver la dinámica entre ustedes dos. tan... profesionales. -la sonrisa que mostraba se desvanecía poco a poco.

Stanford se giró hacia Bill, sabiendo perfectamente a dónde iba esa conversación.
—Bill, ¿qué te pasa?, estábamos bien hace un momento. este no es el momento para...

—¿para qué, Ford? ¿para señalar lo obvio? -Bill cortó la frase, su tono más frío de lo habitual. —sabes que no soy solo un "amigo", pero parece que prefieres mantener las apariencias.

Fiddleford, incómodo por la creciente tensión, intentó cambiar de tema.
—¿por qué no continuamos con el trabajo? puedo ayudar a revisar los datos de distorsión, Ford. tal vez, con un par de ojos extra, podríamos detectar algo que se te haya pasado.

Ford le agradeció con una mirada antes de volver la vista hacia Bill.
—lo resolveremos luego. -dijo en voz baja, intentando calmar la situación.

pero Bill no estaba tan dispuesto a dejarlo pasar. miró a su mejor amigo con una mezcla de frustración y tristeza antes de dar un paso hacia la puerta.
—no te preocupes, Stanford. parece que tienen mucho que hacer.
yo... estaré en mi habitación.

Cipher salió de la sala, dejando a Ford y a Fiddleford en silencio.
el aire quedó cargado con lo no dicho, las palabras que ambos sabían que debían ser discutidas una vez más, porque al parecer no había ningún cambio en su peculiar relación.

[...]

cuando Bill caminaba por el pasillo, lo primero que notó fue el diario de Stanford sobre la mesita de noche.
lo miró durante un largo minuto, sus pensamientos divididos entre el deseo de saber qué pensaba Ford realmente sobre él y la necesidad de mantener un último rastro de confianza.

sabía que Ford guardaba sus pensamientos más profundos en ese diario.
allí estaban las respuestas a sus dudas, sus temores... la verdadera razón por la que Ford aún no lo reconocía como algo más que un simple “amigo”.
tal vez era algo más que el simple miedo al rechazo.

Bill se sentó en el borde de la cama, contemplando el diario.
se sentía como la primera vez en la que estaba a punto de hacer algo que lo dañaría.
sentía la tentación crecer dentro de él, era casi insoportable.
solo un vistazo, unas páginas más, y podría saber lo que realmente lo que pasaba con la persona que amaba.

extendió la mano, tocando la tapa del diario, pero antes de abrirlo, se detuvo. cerró los ojos con frustración y apartó el diario con un gesto brusco.
no estaba listo para enfrentarse a la verdad, no todavía.

se dejó caer en la cama, mirando al techo. sentía un nudo en el pecho, una mezcla de dolor e incertidumbre.
quizá Ford nunca lo aceptaría como algo más. y mientras tanto, esas anomalías en la realidad no hacían más que reflejar el caos que sentía dentro.

sabía que necesitaba distraerse lo más antes posible, y para eso conocía a las personas correctas.

Dipper y Mabel.

do u hate me now? | billford Donde viven las historias. Descúbrelo ahora