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—Bill, ¿en dónde estabas? -preguntó Ford con preocupación, acercándose al contrario rápidamente.

—¿realmente te importa a tí en dónde estuve? -contrarestó Bill, intentando mirarlo a los ojos, buscando algo de sinceridad.

—¿estuviste bebiendo, Cipher? hueles demasiado a alcohol, ugh. -expresó con un tono algo divertido, mientras se dirigía a su habitación.

—¿por qué demoraste tanto en llegar? -soltó Bill de repente, con una voz filosa y su mirada algo perdida.

—estuve en casa de McGucket, nos juntamos después de tanto tiempo que nos quedamos haciendo un proyecto hasta hace un rato, lo terminaremos aún mañana.

Bill lo miró de reojo, tratando de no ser tan evidente.
una punzada de celos atravesó su pecho al escuchar a Ford hablar acerca de McGucket. su Sixer estaba empezando a compartir tiempo con alguien más, y ese pensamiento de ser reemplazado empezó a invadirlo.

tal vez ni siquiera estaba siendo reemplazado.
según lo que decía el diario de Ford, no eran nada, ni siquiera amigos.

—¡Ford! -exclamó fuertemente Bill, siguiéndolo hasta su habitación, completamente enojado.

—¿qué pasa..? -Stanford se sentía confundido, no sabía por qué su amigo estaba de esa manera.

—tú.. ¿tú me odias? ¿te disgusto? -preguntó Bill de repente, mientras miraba al contrario a los ojos y rompía la distancia con un par de pasos adelante.

—¿de dónde sacas eso, Bill? eres mi amigo, ¿cómo te podría odiar?

Bill lo miró a los ojos una vez más, sentía su respiración entrecortada por la mezcla de emociones que lo invadían.
sentía el peso de la impotencia, de no poder cambiar lo que le angustiaba.
se acercó a su rostro, estando a escasos metros de él, buscando consuelo en su cercanía.

—¿q-qué haces, Bill? -pronunció Ford a duras penas. una mezcla de anticipación y nerviosismo lo invadían.
—Bill, aléjate. -dijo esta vez, con un tono decisivo en su voz.

no hubo respuesta alguna, en cambio solo sintió al contrario acercarse más, al punto de rozar sus narices.

sus miradas se encontraron, cargadas de una tensión innegable, algo que habían intentado ignorar durante un tiempo.

Stanford tomó una respiración profunda, mientras sentía el deseo crecer dentro de él, el deseo de acortar la distancia entre ellos.

—¿qué pasa, Sixer? ¿quieres que me aleje? -susurró suavemente Bill sobre sus labios, sintiéndose en el fondo un poco confundido por la reacción de su amigo ante su atrevimiento.

sin decir alguna palabra más, Stanford lo atrajo hacia sí, mientras sentía sus cuerpos chocando con una urgencia incontrolable.

sus labios se encontraron en un beso intenso, hambriento y lleno de secretos nunca antes dichos.

sus bocas se movían en perfecta sincronía, explorándose con una avidez que dejaba claro cuánto se deseaban.

las manos de Bill se deslizaron por la espalda de su amigo, atrayéndolo más cerca, mientras que las de Stanford se enredaban en su cabello, tirando suavemente de él.

tuvieron que separarse por falta de aire, pero Bill no perdió el tiempo y bajó hasta su cuello.
sintió el primer contacto como un susurro, dando caricias suaves a su nuca, lo que envió un escalofrío de anticipación a Ford.
sus manos se aferraron fuertemente a sus caderas, buscando estabilidad ante la oleada de sensaciones.

cada beso en su cuello se volvía aún más intenso, sus labios recorrían cada centímetro con devoción.
se detuvo en un punto específico y mordisqueó suavemente, provocando un gemido ahogado en Ford, sintiendo como se derretía debajo de él.

do u hate me now? | billford Donde viven las historias. Descúbrelo ahora