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Bill salió de su habitación aún con el diario de Stanford en mente, pero sin haberse atrevido a leerlo.
caminó por el pasillo, tratando de calmar el nudo que se formaba en su pecho.
no podía seguir viendo a Stanford y Fiddleford trabajando juntos, riendo, discutiendo teorías sin él. aquella cercanía le irritaba, como si fuera una intrusión en algo que le pertenecía de una manera que ni él mismo podía explicar.

mientras descendía las escaleras, alcanzó a escuchar sus voces en el laboratorio. Fiddleford estaba profundamente inmerso en su trabajo, y la risa ocasional de Stanford hacía que la frustración de Bill creciera.
sin querer detenerse a escuchar más, agarró su chaqueta del perchero y se dirigió hacia la puerta.

Ford levantó la cabeza al escuchar los pasos apresurados y el sonido de la puerta abriéndose. giró sobre su silla.
—¿Bill? ¿a dónde vas?

Bill no hizo contacto visual, manteniendo su voz cortante y fría.
—iré a la cabaña del misterio, con tus sobrinos. -y antes de que Ford pudiera decir algo más, Bill cerró la puerta tras de sí con un golpe seco.

Ford lo miró, algo desconcertado, y luego volvió la vista hacia Fiddleford, que observaba la escena con curiosidad.
—¿todo bien con él? -preguntó Fiddleford, alzando una ceja.

Ford suspiró, un poco incómodo.
—no lo sé.

[...]

el aire fresco de la tarde no ayudó a calmar los pensamientos de Bill mientras caminaba hacia la Cabaña del Misterio.
cada paso hacia el lugar que compartía con Ford lo sentía como una carga, como si el espacio a su alrededor estuviera distorsionado no solo en lo físico, sino un poco en lo emocional también.
todo en él se sentía inestable.

cuando llegó a la cabaña, Mabel lo vio primero desde la ventana.
—¡Bill!, ¡Dipper, Bill está aquí! -gritó con su típico entusiasmo. abrió la puerta antes de que Bill siquiera pudiera tocarla.

Dipper se acercó también, con una sonrisa más contenida.
—¿qué tal, Bill? ¿qué te trae por aquí?

—solo necesitaba distraerme un poco. -respondió Bill, con un tono que intentaba sonar relajado, pero que no lograba ocultar del todo su incomodidad.

Mabel lo tomó del brazo con entusiasmo, arrastrándolo al interior.
—¡entonces viniste al lugar perfecto! Dipper y yo estábamos pensando en hacer una guerra de almohadas. ¡puedes unirte!

Bill forzó una sonrisa y asintió.
una distracción era exactamente lo que necesitaba. algo simple, algo que lo alejara de sus pensamientos oscuros .

justo cuando estaban comenzando con el juego, la puerta de la cabaña se abrió nuevamente, y entraron los que por lo leído en sus camisetas, eran Soos y Wendy, los trabajadores de Stan.
Soos, con su típica energía, levantó la mano para saludar. —¡hey, amigos! ¿qué pasa aquí? ¿una fiesta de almohadas?

Mabel, sin dejar de golpear a Dipper con su almohada, gritó:
—¡así es, Soos! ¡Bill está aquí también, únete!

Bill observó la dinámica con curiosidad.
era la primera vez que se encontraba con los trabajadores de la Cabaña del Misterio.

Wendy le lanzó una mirada divertida mientras se apoyaba contra la pared.
—así que tú eres el famoso Bill. he oído historias interesantes sobre ti.

—historias interesantes, ¿eh? -Bill respondió, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—sí. -dijo Soos, mirando a Bill como si fuera una celebridad. —Dipper y Mabel nos dijeron acerca las cosas raras que pasan contigo y Stanford. es casi como si atrajeras... lo sobrenatural, ¿sabes?

la mención de "lo sobrenatural" hizo que el estómago de Bill se revolviera.
las distorsiones. los efectos que no podía controlar.
ese era otro motivo por el que había venido aquí, no solo para distraerse, sino para despejar su mente de las preocupaciones cada vez más presentes sobre lo que estaba ocurriendo con la realidad.

mientras todos hablaban y reían, Bill no pudo evitar hablar.
—oigan, las cosas han sido extrañas últimamente.

Dipper, siempre atento a los detalles, giró su cabeza inmediatamente hacia Bill.
—¿extrañas cómo?

Bill suspiró y se cruzó de brazos, como si tratara de contener algo. pero su necesidad de hablar, de sacar lo que tenía dentro, fue más fuerte.
—han habido distorsiones, grietas en la realidad. algo está cambiando a nuestro alrededor. pero no sé qué lo está causando exactamente.

Wendy dejó de balancearse contra la pared, ahora claramente más interesada.
—¿qué tipo de distorsiones? ¿cómo portales o cosas así?

—es más sutil que eso. -explicó Bill, su tono más serio ahora. —cambios pequeños. luces que parpadean, objetos que aparecen y desaparecen. nada catastrófico... todavía. pero algo está definitivamente mal.

Dipper se acercó a Bill, con la mente trabajando a toda velocidad, como siempre que algo misterioso ocurría.
—¿crees que tiene algo que ver contigo? q-quiero decir... tú eres... ya sabes, diferente.

Bill entrecerró los ojos ante el comentario, sintiendo una leve punzada en el pecho.
—no lo creo... bueno, sinceramente no lo sé. -la duda en su propia respuesta lo molestaba más de lo que quería admitir. —pero no lo puedo descartar tampoco.

el ambiente en la cabaña se volvió más tenso, todos ellos mirando a Bill, esperando más respuestas que él simplemente no tenía.

Soos, que solía ser el más relajado de todos, alzó una mano tímidamente.
—¿y qué hacemos si esto se pone peor? ya sabes, si esas grietas empiezan a ser más grandes o peligrosas.

antes de que Bill pudiera responder, un sonido sordo resonó en la cabaña.
todos miraron alrededor, buscando el origen del ruido. fue Mabel quien señaló la lámpara que colgaba sobre la mesa del salón.
la luz estaba parpadeando violentamente, más que en cualquier otro momento.

—eso no es normal. -murmuró Wendy, apartándose de la lámpara.

el suelo bajo ellos comenzó a vibrar ligeramente, como si algo estuviera a punto de emerger de las profundidades.
Dipper fue el primero en moverse hacia la lámpara, sacando su diario del bolsillo y hojeándolo rápidamente en busca de algo, cualquier cosa, que pudiera darles una pista.

—mierda.. -masculló Bill entre dientes, sus ojos fijos en la lámpara y luego en el suelo.
las distorsiones estaban ocurriendo de nuevo, pero esta vez en la Cabaña del Misterio, y eso lo ponía más nervioso de lo que quería admitir.

Mabel se acercó a Dipper, mirando entre las páginas del diario y luego a Bill.
—¿es esto lo que querías decir con distorsiones?

Dipper frunció el ceño, analizando lo que veía. —Bill... ¿crees que esto está pasando porque tú estás aquí? quiero decir, todo esto comenzó justo cuando llegaste.

Bill miró a Dipper, su rostro serio.
—realmente no lo sé, chico. no lo creo, pero... nada es seguro. no aquí en Gravity Falls.

el ambiente en la cabaña se volvió más sombrío. las fallas que Stanford había mencionado en el laboratorio, las mismas que Bill había intentado ignorar, ahora se manifestaban de manera más evidente, y eso lo aterraba.
no solo por lo que significaban para el espacio alrededor de él, sino porque podía sentir que, de alguna manera, estaba conectado a ellas.

el parpadeo de la lámpara se detuvo tan de repente como había comenzado, y el suelo dejó de vibrar, dejando un silencio incómodo en la habitación.

Wendy fue la primera en hablar.
—creo que deberíamos investigar esto... antes de que las cosas se pongan realmente raras.

Bill asintió, pero en el fondo sabía que este no era solo otro misterio de Gravity Falls.
las distorsiones no eran simples anomalías que podían ser ignoradas, y la sospecha de que su presencia estaba empeorando todo era una posibilidad que lo estaba devorando desde adentro.


| el diario que Dipper usa aquí, es uno que él
mismo empezó a escribir al llegar a Gravity Falls y descubrir todas las anomalías que sucedían, al igual que Stanford en la serie.

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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