Capítulo 7: Let's Rock Baby

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Dante estaba sentado en la barra junto a Husk, la tenue luz del hotel bañaba el ambiente en un cálido resplandor anaranjado. El vaso de whisky en la mano de Dante parecía brillar, sus ojos lo miraban fijamente mientras el líquido se movía en un lento vaivén. Husk, tras la barra, limpiaba perezosamente un vaso con su usual actitud despreocupada, sin prestar demasiada atención a lo que ocurría a su alrededor. El ambiente era relajado, casi apático, como si fuera una noche cualquiera en el Hotel.

-Nunca pensé que terminaría en un lugar como este... bebiendo whisky de segunda categoría -dijo Dante, dejando escapar un suspiro mientras agitaba su vaso.

El comentario salió con un tono relajado, pero también con cierto desdén oculto. Husk, sin apartar la vista de la barra, soltó una carcajada seca, su cola moviéndose levemente con desinterés.

-Considerate afortunado de tener algo que beber en este agujero -respondió Husk, arqueando una ceja mientras colocaba el vaso limpio en el estante-. Y créeme, para ser este sitio, el whisky no está tan mal.

Dante esbozó una sonrisa ligera, pero no dijo nada. El silencio entre los dos parecía cómodo, como si ambos estuvieran demasiado acostumbrados a no hablar de temas importantes. Pero ese silencio fue roto cuando la puerta del hotel se abrió de golpe, dejando entrar a Angel Dust. El demonio araña hizo su entrada con su característico caminar exagerado, sus tacones resonando contra el suelo de madera. Aparentemente, trataba de actuar como si nada hubiese sucedido, con su típica sonrisa coqueta en el rostro, pero su mirada evitaba a toda costa la de Dante.

Cuando Dante lo observó, Angel desvió la mirada rápidamente, un destello de vergüenza cruzando sus ojos rosados por un segundo. No se sabía si estaba molesto, avergonzado o simplemente agotado por lo ocurrido, pero lo que sí era claro es que su máscara de confianza estaba agrietada. Angel se sentó a la barra a unos metros de Dante, pidiendo una bebida fuerte sin mucho entusiasmo.

-Dame algo fuerte, gatito... lo más fuerte que tengas. Hoy necesito... olvidar cosas, ¿No te gustaría ayudarme en eso lindo? -dijo Angel, cruzando las piernas de manera exagerada mientras jugueteaba con sus manos, empezando a hacer claras insinuaciones hacia Husk.

Husk apenas levantó la vista de la barra, bufando con desdén mientras sacaba una botella de licor.

-¿De verdad? ¿Otra vez con esa actitud, Angel? Deja de hacer el ridículo. A nadie le importan tus actuaciones falsas -dijo Husk, con voz monótona y sin mucho interés.

La actitud de Husk fue cortante y directa, y aunque en otra ocasión Angel hubiera respondido con alguna broma picante o un comentario coqueto, esta vez, sus ojos se oscurecieron. La mueca en su rostro se desvaneció, dejando ver el cansancio y la frustración detrás de su fachada. Sin decir más, Angel se levantó bruscamente de su asiento, empujando la silla hacia atrás con un golpe seco. Estaba visiblemente molesto, sus hombros tensos y su mandíbula apretada.

-¡A la mierda! ¡No entienden nada, ninguno de ustedes! -exclamó Angel, con un tono ácido y herido.

Sin esperar respuesta, se giró sobre sus talones y salió apresuradamente del hotel, sus tacones resonando con furia en cada paso. La puerta se cerró de golpe tras él, dejando un eco que se desvaneció lentamente en el aire. El ambiente en la barra quedó tenso, como si una sombra hubiese caído sobre el lugar. Charlie y Vaggie, que habían estado observando desde una distancia prudente, intercambiaron miradas. Charlie apretó las manos contra su pecho, su expresión reflejando preocupación genuina por su amigo. Vaggie, al verla así, no pudo quedarse callada.

-¡Husk! ¿De verdad tenías que hablarle así? Sabes que Angel no está bien ahora mismo. ¡Ve tras él y haz que vuelva! -le recriminó Vaggie, con el ceño fruncido mientras avanzaba hacia la barra.

un cazador de demonios en Hazbin Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora