Charlie estaba sentada en su habitación, inmersa en una montaña de papeles sobre el escritorio. Su ceño estaba ligeramente fruncido, completamente concentrada en las ideas que estaba plasmando, hasta que sintió cómo unos brazos la rodeaban suavemente por la espalda. Sorprendida al principio, pero reconociendo rápidamente quién era, giró la cabeza con una sonrisa cuando vio a Dante.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó con ternura y curiosidad.
Dante, mostrando su típica sonrisa traviesa y relajada, se inclinó un poco más hacia ella.
-¿Acaso no es obvio? -respondió con un tono coqueto-. He venido a invitarte a salir.
Charlie soltó una pequeña risa, pensando que se trataba de otra de las bromas de Dante. Seguía con la pluma en la mano y le respondió juguetonamente:
-Aunque quisiera que eso fuera real, estoy demasiado ocupada, Dante. Además, ¿Dónde? ¿En el bar con Husk durmiéndose sobre la barra?
Agregó entre risas, cuando ella se dispuso a volver a sus notas, Dante, con suavidad y determinación, tomó su mentón entre sus dedos, levantándola de su asiento con delicadeza pero firmeza. Charlie lo miró, ligeramente sorprendida, y notó la chispa de diversión en sus ojos.
-Tal vez te deshiciste de muchas tentaciones... -murmuró él, con un tono bajo y provocativo-, pero jamás de la mía, porque esa eres tú.
El rubor en las mejillas de Charlie apareció de inmediato, pero, esta vez, en lugar de nervios, lo que sentía era una calidez agradable que le llenaba el pecho. Sonrió de forma más amplia, sintiendo una pequeña felicidad por la manera en que Dante la miraba.
-¿Qué estás planeando en verdad? -preguntó con curiosidad, aunque su tono estaba teñido de diversión.
Dante la miró con decisión, soltando un suspiro ligero como si ya lo hubiera planeado todo.
-Creo que es hora de que nos divirtamos un poco. Pero no me refiero a las terapias de juego que tú inventas. Hablo de diversión real, Charlie. -Le dedicó una sonrisa traviesa-. Quiero llevarte a bailar.
Charlie rió, pero esta vez no era una risa de incredulidad, sino una mezcla de emoción y sorpresa.
-¿A bailar? -repitió, divertida, como si la idea fuera algo totalmente inesperado viniendo de él.
Dante asintió con convicción.
-Claro. Hace mucho que no te relajas de verdad. Es hora de que lo hagamos juntos, y qué mejor manera de hacerlo que bailando, creo conocer un lugar adecuado... Y no te preocupes, no hay sangre, o al menos no mucha.
Charlie lo miró por un momento, sopesando sus responsabilidades... pero, al ver la mirada decidida y juguetona de Dante, no pudo evitar sentir la tentación de aceptar. después de pensarlo por unos momentos, terminó sonriendo y aceptando la invitación de Dante. La idea la emocionaba más de lo que esperaba.
-Está bien -dijo finalmente-, pero necesitaré un momento para cambiarme.
Dante asintió con una sonrisa encantadora y la dejó ir. Charlie se dirigió rápidamente a su habitación, donde decidió ponerse un vestido rojo elegante que destacaba perfectamente su estilo. El vestido resaltaba su delicada figura y combinaba de maravilla con su esencia brillante, agregando algunos detalles que la hacían sentir especial.
Mientras tanto, Dante también fue a su habitación. No era común verlo arreglándose demasiado, pero sabía que esta ocasión lo merecía. Eligió un traje oscuro que contrastaba perfectamente con su cabello blanco y destacaba su figura atlética y fornida. Al mirarse en el espejo, esbozó una sonrisa, satisfecho con su elección.
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Un cazador de demonios en Hazbin Hotel
RandomDante, el legendario cazador de demonios, se encuentra en medio de una feroz batalla contra una criatura desconocida y formidable. Mientras lucha con determinación, el demonio en un último acto desesperado abre un portal oscuro que arroja a Dante a...