xiv. the ballad of lucy gray baird

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9 de junio, 2007
Barco CSS Birmingham, Bahía Cheaspeake

Les habían echo un tour por todo el barco al cual no había prestado mucha atención, simplemente quería saber porqué tenía esa cosa maravillosa allí.

—Estáis metidos en un lío tremendo —dijo Clarisse. —Tántalo os ha expulsado para toda la eternidad —nos dijo Clarisse con un tonillo presuntuoso—. El señor D añadió que si se os ocurre asomaros otra vez por el campamento, os convertirá en ardillas y luego os atropellará con su deportivo. 

—¿Han sido ellos los que te han dado este barco? 

—Por supuesto que no. Me lo dio mi padre. 

—¿Ares? 

—¿O es que te crees que tu papi es el único con potencia naval? Los espíritus del bando derrotado encada guerra le deben tributo a Ares. Es la maldición por haber sido vencidos. Le pedí a mi padre un transporte naval... y aquí está. Estos tipos harán cualquier cosa que yo les diga. ¿No es así, capitán?

Pues le parecía chulísimo, que Clarisse pudiera tener todas esas cosas era maravilloso, ojalá su padre le diera cosas, y no una capacidad de morirse cada año por irse de misión.

—Si eso significa poner fin a esta guerra infernal, señora, y lograr la paz por fin, haremos lo que sea. Destruiremos a quien sea. 

—Destruir a quien sea. Eso me gusta. 

—Clarisse —dijo Annabeth—. Luke quizá vaya también tras el vellocino. Lo hemos visto; conoce las coordenadas y se dirige al sur. Tiene un crucero lleno de monstruos... 

—¡Perfecto! Lo volaré por los aires, lo sacaré del mar a cañonazos. 

—No lo entiendes —dijo Annabeth—. Tenemos que unir nuestras fuerzas. Deja que te ayudemos... 

—¡No! —Clarisse dio un puñetazo en la mesa—. ¡Esta misión es mía, listilla! Por fin logro ser yo la heroína, y vosotros dos no vais a privarme de una oportunidad así.

Ella le sonrió a Clarisse, quien había buscado su mirada de manera aprobatoria. Quizá nunca se había llevado muy bien, pero definitivamente no se llevaban tan mal como Percy y Clarisse, y en esos momentos ella estaba enfadada con Percy. Así que el enemigo de su enemigo era su amigo.

Clarisse alzó una ceja ante su mano, la cual se había olvidado que estaba entrelazada con la de Percy, y se soltó rápidamente, el chico bufó, pero no dijo nada al respecto.

—¿Y tus compañeros de cabaña? Te dieron permiso para llevar a dos amigos contigo, ¿no? 

—Pero... les dejé quedarse para proteger el campamento. 

Dark horse, pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora