Capítulo 4

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Se encontraban en una habitación segura dentro de la dungeon, un espacio sombrío apenas iluminado por las antorchas que habían encendido. Aquino, exhausto, se dejó caer contra la pared, dejando escapar un suspiro que resonó en la quietud del lugar. Duxo, notando la carga en el silencio, se sentó a su lado. Había una tensión palpable entre ambos, una que ninguno de los dos parecía dispuesto a romper.

Duxo, incómodo con el peso de aquel silencio, buscó algo con lo que aligerar la atmósfera. Sus ojos vagaron por el suelo de la dungeon, encontrándose con una vieja marca en la piedra, un símbolo casi imperceptible bajo la suciedad y el polvo.

—¿Te diste cuenta de esa marca en el suelo? —preguntó, intentando sonar despreocupado—. Seguro tiene algún significado oculto, como esas historias de las runas que vimos hace rato.

Aquino apenas desvió la mirada hacia la marca. —Quizás.

El tono plano de Aquino dejó a Duxo sin respuesta, y la conversación murió rápidamente. La sensación de estar hablando con alguien distante, alguien que ya no estaba del todo presente, se hacía insoportable. Duxo frunció el ceño, respirando hondo para mantener la calma.

—Aquino, en serio... —Duxo hizo un esfuerzo por mantener la conversación ligera—, si no vas a reírte de mis malas bromas, al menos dime algo. No sé, hablemos de la próxima misión o... cualquier cosa.

El silencio de Aquino, acompañado de su mirada vacía, fue la respuesta que recibió. Duxo bajó la cabeza, sus manos tensándose sobre sus rodillas. La frustración empezaba a crecer en su pecho, un sentimiento que llevaba acumulando durante semanas.

—No sé qué más hacer, Aquino. —La voz de Duxo sonó más quebrada de lo que pretendía, su frustración finalmente saliendo a la superficie—. Siento que te estoy perdiendo, pero no me dices por qué. ¿Cómo puedo ayudarte si no me dejas entrar?

Aquino mantuvo el silencio por un largo momento, sus pensamientos tan distantes como lo estaba su corazón. Sabía que Duxo tenía razón, que lo estaba alejando, pero también sabía que revelar todo podría traer consecuencias que no estaba preparado para afrontar.

Finalmente, Aquino rompió el silencio, pero no con la respuesta que Duxo esperaba.

—Está bien, te contaré algo. —Su voz sonaba más pesada de lo habitual, como si las palabras cargaran un dolor profundo—. Pero no es lo que piensas. Es una historia... solo eso.

Duxo, aunque aún frustrado, se quedó en silencio. Sabía que había tocado un punto sensible y que, tal vez, este era el momento en que Aquino finalmente se abriría. Se acercó un poco más, dispuesto a escuchar.

—Había una vez un grupo de aventureros —comenzó Aquino, su mirada fija en algún punto lejano de la habitación— que viajaban por tierras desconocidas, enfrentando peligros inimaginables. Entre ellos, había uno que luchaba por proteger a sus compañeros, pero sobre todo, a su mejor amigo. Este amigo... estaba siendo consumido por una sombra, una oscuridad que lo devoraba lentamente, cambiándolo.

Duxo escuchaba con atención, sus ojos entrecerrados mientras trataba de entender el verdadero significado detrás de las palabras de Aquino.

—El aventurero intentó todo para salvarlo. Viajó por caminos peligrosos, exploró tierras lejanas y... cambió cosas que nunca debió cambiar, tratando de traerlo de vuelta. Pero cada vez que lo hacía, algo en el mundo se rompía, y su amigo seguía cayendo más y más en la oscuridad. Y con el tiempo, el aventurero comenzó a preguntarse si estaba haciendo lo correcto... o si su propio esfuerzo lo estaba condenando a perderlo para siempre.

Aquino hizo una pausa, y por un momento, Duxo sintió que el peso de las palabras lo aplastaba. Había algo en esa historia, algo más profundo, algo que Aquino no estaba diciendo abiertamente.

—¿Y qué hizo al final? —preguntó Duxo, con la voz baja.

Aquino esbozó una sonrisa triste. —No se rindió. Pero a veces, se preguntaba si debía hacerlo.

El silencio que siguió fue pesado. Duxo sentía que algo más acechaba en esa historia, algo que Aquino no estaba listo para compartir. Pero en ese momento, no se atrevió a presionar más.

Realidad Rota [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora