Entre Canciones y Susurros

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El estudio de grabación estaba en silencio, salvo por el suave zumbido de los equipos y el murmullo de las hojas que rozaban la ventana. Bang Chan ajustó los auriculares, su mirada fija en la pantalla donde las líneas de sonido subían y bajaban como ondas de emociones encapsuladas. Pero hoy, a pesar de la música, su mente estaba en otra parte. Estaba contigo.

Habían pasado meses desde que comenzaron a salir, y cada día le resultaba más difícil concentrarse cuando no estabas cerca. Había algo en la tranquilidad que tu presencia le traía, algo que no encontraba en ningún otro lugar. Era una paz que ni siquiera la música podía darle.

Esa noche, habías decidido acompañarlo al estudio. Te sentabas en el sofá, con un libro entre las manos, aunque apenas habías leído una página en la última media hora. Te gustaba verlo trabajar, cómo se sumergía en su propio mundo, creando melodías con una dedicación casi palpable.

Bang Chan hizo una pausa, quitándose los auriculares, y giró la silla hacia ti. Sonrió de esa manera dulce y algo tímida que tanto te encantaba.

-¿Te estoy aburriendo? -preguntó, su voz suave, con un toque de inseguridad.

Negaste con la cabeza y dejaste el libro a un lado.

-Me gusta verte trabajar -contestaste sinceramente, levantándote y caminando hacia él.

Él te tomó de la mano cuando llegaste a su lado, jalándote suavemente para que te sentaras en su regazo. Rodeaste su cuello con tus brazos mientras él descansaba la cabeza en tu hombro, cerrando los ojos por un momento.

-Hoy no logro concentrarme -confesó en un susurro, sus labios rozando tu piel. Sus manos subieron lentamente por tu espalda, deteniéndose en la base de tu cuello. Podías sentir el cansancio en sus gestos, la presión que siempre llevaba consigo para ser el mejor líder, el mejor productor, el mejor en todo.

-No tienes que hacerlo todo hoy, Chan. Puedes descansar un poco -le susurraste, acariciando su cabello suavemente.

-Es que... -empezó a decir, pero suspiró, como si no tuviera la energía para terminar la frase. En lugar de eso, te miró a los ojos, buscando algo más allá de las palabras.

Te inclinaste y lo besaste suavemente, un simple toque que hablaba más que cualquier conversación. En ese momento, ambos sabían lo que realmente necesitaba: no era otra canción, ni horas interminables de trabajo. Lo que él necesitaba era a ti. Tu presencia, tu apoyo incondicional.

El beso se prolongó, suave y lento, hasta que ambos tuvieron que separarse para respirar. Chan te sonrió, esa sonrisa llena de cariño que hacía que tu corazón se acelerara cada vez.

-Gracias por estar aquí -dijo, su voz apenas un murmullo, sus ojos brillando con un afecto que hacía que te sintieras la persona más afortunada del mundo.

Te acurrucaste más en su pecho, escuchando el latido de su corazón, sincronizándose con el tuyo. Sabías que en ese momento, en su caos de responsabilidades y expectativas, habías logrado darle algo que solo tú podías ofrecer: un espacio donde él podía simplemente ser.

Y en esa quietud, en el silencio que llenaba el estudio, ambos supieron que, aunque las canciones vinieran y fueran, lo que tenían era algo que duraría mucho más que cualquier éxito en las listas.

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- ミ☁︎ ❝ 🐺 - [ 𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 - 𝐁𝐚𝐧𝐠 𝐂𝐡𝐚𝐧 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora