Al día siguiente, Lincoln se despertó con el sonido de su alarma. Se estiró, recordando la promesa que le había hecho a Luna. Tras una rápida ducha y un desayuno apresurado, bajó a la cocina.
Rita: "Buenos días, Lincoln. ¿Tienes planes para hoy?"
Lincoln, tratando de sonar casual, respondió: "Sí, mamá. Voy a mostrarle el pueblo a un amigo nuevo."
Rita levantó una ceja, un poco escéptica. "¿Un amigo nuevo? ¿Desde cuándo?"
Lincoln se sintió presionado a inventar algo. "Eh, es un amigo de la escuela. Se acaba de mudar y quería conocer los lugares. Ya sabes, el parque, la tienda de cómics... cosas así."
Rita asintió, pareciendo satisfecha. "Está bien, solo asegúrate de estar de vuelta para la cena."
Lincoln sonrió, aliviado. "Claro, no te preocupes. ¡Voy a divertirme!"
Después de comer, salió de casa, listo para cumplir su promesa con Luna.
Lincoln miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie cerca. Con un suspiro de alivio, le dijo al brazalete:
"¡Luna! ¡Ya puedes salir! No hay nadie que nos vea."
Un momento después, Luna emergió del brazalete, sonriendo emocionada. Su energía era contagiosa, y Lincoln no pudo evitar sonreír de vuelta.
"¿Estás lista para nuestra aventura?" preguntó Lincoln, mientras Luna asintía con entusiasmo. Ambos estaban listos para disfrutar del día juntos, sin preocuparse por el mundo exterior
Lincoln miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie.
Lincoln: "Luna, ya puedes salir del brazalete."
Con una sonrisa, Luna emergió, ansiosa por explorar.
Lincoln se quitó un suerte que tenía amarrado a la cintura y se lo dio a Luna.
Lincoln: "Póntelo, así cubrirás tu cola y tus orejas."
Luna asintió emocionada y se colocó el suerte, usando la gorra para ocultar sus características.
Luna: "¡Listo! Ahora puedo salir sin que nadie sospeche."
Lincoln y Luna caminaban por el pueblo, disfrutando del día soleado.
Lincoln: "Mira, Luna, ahí está el parque donde siempre venimos a jugar."
Luna: "Es hermoso. Gracias por llevarme."
Mientras paseaban, observaban a la gente y las tiendas, sintiéndose felices de explorar juntos. Lincoln se aseguraba de que nadie notara las orejas y la cola de Luna, manteniéndola cerca mientras compartían risas y anécdotas.
Lincoln llevó a Luna a varios lugares del pueblo, mostrándole todo lo que hacía que Royal Woods fuera especial. Primero, pasaron por el parque, donde los niños jugaban y se escuchaban risas. Lincoln se detuvo junto al columpio.
Lincoln: "Este es uno de mis lugares favoritos. Siempre venimos a jugar aquí."
Luna sonrió, emocionada, y se subió al columpio, disfrutando de la sensación del viento en su rostro. Luego, continuaron hacia la heladería, donde Lincoln pidió un par de helados.
Luna: "¡Mmm, esto es delicioso!"
Después de eso, Lincoln la llevó a la librería del pueblo, donde había una sección dedicada a los cómics. Ambos pasaron tiempo hojeando las portadas.
Lincoln: "Este es el mejor lugar para descubrir nuevas historias."
Finalmente, se detuvieron en la plaza principal, donde había un pequeño mercado con puestos de artesanías y comida. Lincoln le mostró a Luna las delicias locales, como los pasteles y las galletas.