Isabella, de tan solo siete años, miraba por la ventana del auto mientras su madre conducía. No entendía muy bien a dónde iban, solo sabía que su madre le había dicho que iban a conocer a alguien. La curiosidad comenzaba a llenarle la mente, así que no pudo evitar preguntar.
Isabella: "Mamá, ¿a dónde vamos? Dijiste que es un lugar especial, pero... ¿por qué es tan especial?"
Su madre, con una sonrisa, echó una rápida mirada hacia Isabella, que estaba abrazando su muñeca favorita en el asiento trasero.
Madre: "Bueno, cariño... es especial porque hoy vas a conocer a alguien importante para mí, y también quiero que lo conozcas tú."
Isabella: "¿Alguien importante? ¿Es... es una amiga tuya?"
Madre: "No exactamente, cielo. Es... una persona que ha estado en mi vida últimamente y que creo que también será importante en la tuya. Se llama Marcos, y es alguien que me hace muy feliz."
Isabella frunció el ceño, confundida pero intrigada.
Isabella: "¿Marcos? ¿Él es tu amigo entonces?"
Madre: (riendo suavemente) "Digamos que es más que un amigo. Hemos estado pasando mucho tiempo juntos, y él me ha demostrado que es alguien de confianza. Marcos... es como un nuevo miembro de nuestra familia."
Isabella abrió los ojos, sorprendida. Para ella, el concepto de familia era su madre, su abuela, y su tía, y no comprendía bien a qué se refería su madre.
Isabella: "¿Como... un nuevo miembro de la familia? ¿Eso significa que va a vivir con nosotras?"
Madre: "Quizás. Marcos y yo estamos viendo cómo funcionan las cosas, pero quiero que lo conozcas primero. Me importa lo que pienses de él."
Isabella: (mirando a su madre con algo de duda) "¿Y él sabe que soy tu hija?"
Madre: "Claro que sí, cariño. Sabe mucho de ti. Sabe que eres una niña muy inteligente, que te gusta dibujar y que amas los cuentos antes de dormir. Siempre le hablo de ti porque eres lo más importante en mi vida."
Isabella parecía estar procesando lo que escuchaba. La idea de alguien nuevo en su vida era algo confusa, pero también despertaba un poco de emoción en ella.
Isabella: "¿Crees que... que él me va a caer bien?"
Madre: "Estoy segura de que sí, Isabella. Marcos es muy amable, tiene un gran corazón y... también quiere que tú y yo seamos felices. Me pidió conocerte porque sabe cuánto te quiero."
Isabella permaneció en silencio por unos momentos, mirando hacia sus manos que descansaban en su regazo. Aunque le costaba entenderlo, había algo en la voz de su madre que la hacía sentir un poco de calma.
Isabella: "Entonces... ¿él va a ser mi... padrastro?"
Madre: "Sí, cariño. Esa es la idea. Pero recuerda que tú tienes todo el tiempo que necesites para acostumbrarte a esta idea. No hay prisa. Solo quiero que lo conozcas y que ambos se den una oportunidad para saber más el uno del otro."
Isabella asintió lentamente, aún algo dubitativa, pero también sintiendo que este cambio, aunque extraño, podría traer algo bueno.
Isabella: "Está bien, mamá. Entonces... le daré una oportunidad. ¿Cómo dices que se llama? ¿Marcos?"
Madre: "Así es, Marcos. Y estoy segura de que a él le encantará conocerte. Eres mi pequeña especial, Isabella, y quiero que ambos lleguen a llevarse bien."
Con una sonrisa leve, Isabella se quedó mirando por la ventana, preparándose mentalmente para conocer a alguien que, aunque desconocido, parecía tener un lugar importante en la vida de su madre.