Después de la impresionante actuación en el circo, el fin de semana de Lincoln transcurrió de manera más tranquila, aunque no sin algunas de las típicas travesuras y eventos que siempre ocurren cuando vives en una casa llena de hermanas. El sábado, después del espectáculo, Lincoln y sus hermanas volvieron a casa comentando emocionadas sobre las actuaciones. Luna estaba particularmente interesada en la música del circo, mientras que Lori no pudo evitar hacer comentarios sobre el estilo y la presentación. Luan, como era de esperarse, había pasado la mayor parte del tiempo haciendo bromas sobre los payasos y los trucos de Ponmi y Raghata.
El domingo, Lincoln intentó aprovechar el día para relajarse. Pasó algo de tiempo jugando videojuegos con Lana y Lynn, y tuvo una pequeña aventura culinaria cuando Leni decidió hacer cupcakes, lo que resultó en un desastre en la cocina. Sin embargo, a pesar de los altibajos del fin de semana, Lincoln sabía que eventualmente llegaría el lunes, y con ello, el regreso a clases.
El lunes por la mañana llegó demasiado rápido para su gusto. Lincoln se despertó temprano y se preparó para otro día en la secundaria, aunque algo en él ya estaba agotado. No era por falta de sueño, sino por algo más que lo había estado afectando durante los últimos días.
A medida que la semana avanzaba, las cosas comenzaron a acumularse de manera estresante para Lincoln. En primer lugar, Trixie continuaba buscando maneras de llamar su atención, lo cual no era fácil de manejar. Durante los primeros días, Lincoln había intentado ser educado y desviar su atención con excusas como "tal vez otro día" o "ahora estoy ocupado", pero Trixie no se rendía. Había cambiado su estilo de ropa a uno más llamativo, atrevido, y aprovechaba cualquier oportunidad para ponerse en su camino, ya sea en los pasillos, en la cafetería o incluso en clase, donde a veces le lanzaba miradas furtivas que lo hacían sentir incómodo.
Para colmo, Kendall, quien solía ser una estudiante amigable pero competitiva, ahora estaba completamente enojada con él. Todo había comenzado cuando Lincoln, sin darse cuenta, había superado a Kendall en las calificaciones de una materia importante, lo que había desatado los celos de la chica. Desde entonces, Kendall había comenzado a buscar oportunidades para desquitarse con él. Se burlaba de él en clase, lanzaba comentarios pasivo-agresivos sobre cómo alguien como él no debería ser capaz de superarla, y hasta intentaba poner a otros compañeros en su contra. Esta tensión entre ellos había convertido cada interacción en una especie de campo de batalla emocional, y Lincoln no tenía idea de cómo manejar la situación sin empeorar las cosas.
La primera vez que esto sucedió, Lincoln intentó ignorar los comentarios de Kendall, pero la situación solo empeoró. Y por si eso fuera poco, Trixie aparecía en los momentos menos esperados, como durante el almuerzo o entre clases, para atraer su atención, algo que estaba comenzando a agotar la paciencia de Mildred y Stella, quienes notaban el constante acoso.
Para el jueves, Lincoln estaba al borde de su límite. A lo largo de cuatro días consecutivos, había lidiado con Kendall, quien seguía enfadada, y con Trixie, quien seguía insistente. No importaba lo que hiciera o dijera, parecía que no podía escapar del drama. En varias ocasiones, había sentido la tentación de simplemente explotar y decirles exactamente lo que pensaba, pero sabía que eso probablemente solo empeoraría las cosas.
Clyde, Zach, Rusty, Liam, y Stella comenzaron a notar los cambios en Lincoln. Solía ser el chico tranquilo y paciente del grupo, pero ahora parecía más estresado y distraído. Durante el almuerzo del jueves, se sentaron juntos como siempre, pero esta vez Lincoln estaba más callado de lo habitual, apenas tocando su comida mientras miraba al vacío, claramente pensando en otra cosa.
Clyde fue el primero en preguntar: "Oye, ¿estás bien? Has estado algo raro esta semana."
Lincoln, tratando de no preocupar a sus amigos, forzó una sonrisa. "Sí, todo bien... solo he tenido una semana difícil."
