Capítulo 1: La sombra en el bosque y un muerto no tan muerto

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La furia me hervía por dentro, como un caldero de pociones a punto de explotar. La humillación que había sufrido a manos de Potter en el Bosque Prohibido aún me quemaba, como una marca de la vergüenza. El recuerdo del unicornio herido, su sangre mágica derramada, y el heroísmo de Potter, como un salvador, me llenaba de una rabia que no podía controlar. ¡¿Un salvador?! Más bien un estúpido afortunado.

"Es un arrogante, papá siempre decía que los Malfoy eran unos mortífagos fieles a Voldemort," escuché a Weasley murmurar, con su habitual tono despectivo. ¡Como si a él le importara! "¿Qué pasa Malfoy?" preguntó Ron, con tono burlón. "Pareces que te ha comido un troll." ¡Un troll! Qué se ha creído esa sucia comadreja.

"No te metas en lo que no te importa, Weasley," repliqué, apretando los puños bajo la mesa. "A diferencia de ti, no tengo tiempo para tonterías."

"Claro, claro," dijo Granger, con su habitual aire de superioridad moral. "Pero eres tú quien siempre nos fastidia, creo, Malfoy, qué necesitas compañía." ¡Como si yo necesitara a esa sangre sucia para nada!

"No necesito a nadie," dije, mi voz fría y cortante. "Especialmente no a una sangre sucia como tú."

La frase, dicha con un desprecio absoluto, la dejó sin habla. ¡Era la primera vez que alguien la insultaba de esa manera seguramente, con tanta crueldad y sin ningún atisbo de remordimiento! Con una mirada gélida, me levanté de la mesa y me dirigí hacia la salida del Gran Comedor, sin esperar respuesta. La furia me consumía, nublando mi juicio. ¡No me importaba a dónde iba, solo quería alejarme de esa gente, de ese lugar!

El gran comedor con sus voces chillonas y su atmósfera bulliciosa, me causaba una profunda repulsión. La idea de compartir un espacio con esos sangre sucia me llenaba de asco. Había llegado el momento de alejarme de ellos, de ese lugar donde la magia se sentía contaminada por su presencia.

Salí del castillo y me adentré en el Bosque Prohibido. ¡Un lugar perfecto para un Malfoy! (noten la ironía) Los árboles, altos y tenebrosos, se alzaban como espectros, sus ramas nudosas entrelazadas en un abrazo mortífero. La oscuridad se extendía como una manta espesa, ocultando todo a su paso. El aire olía a tierra mojada, a hojas en descomposición y a una magia oscura e inquietante. El bosque prohibido era un lugar donde la magia se sentía más intensa, más oscura, más peligrosa.

Caminaba sin rumbo, mi mente en un torbellino de ira y resentimiento. El recuerdo de la pelea con Potter me llenaba de una furia que no podía controlar. ¡Ese estúpido sangre sucia se había atrevido a desafiarme, a humillarme frente a todos! No podía permitir que se saliera con la suya.

"Maldito Potter," murmuré, "maldito Weasley, maldita Granger. ¡Ojalá desaparezcan de la faz de la tierra!"

El bosque prohibido era un lugar donde la magia se sentía más intensa, más oscura, más peligrosa. Sin darme cuenta, me adentré cada vez más en sus profundidades, sintiendo que la oscuridad me envolvía, me absorbía, me consumía.

De pronto, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Era un sentimiento que solo había sentido cuando mamá me atrapaba comiendo a escondidas su tarta de chocolate. Así es. Miedo. Algo me observaba, algo que se movía en las sombras. Un ruido extraño me hizo girar sobre mis talones.

Era una criatura grotesca, que se alzaba como una sombra retorcida. Su cuerpo era una mezcla de formas animales y humanas, con ojos rojos que brillaban como brasas. Aterrorizado, sentí que una fuerza invisible me impulsaba a correr, a escapar de esa cosa horrible.

Pero era demasiado tarde. La criatura se abalanzó sobre mí, sus garras envenenadas se clavaron en la carne de mi brazo izquierdo. Caí al suelo, sin fuerzas para defenderme. El dolor me atravesó, una punzada aguda que me recorrió el cuerpo. La furia que sentía por Potter pronto quedó en segundo plano, ahora solo podía sentir el terror emanar de cada célula de mi cuerpo. Grité por ayuda, pero mis gritos se perdieron en la oscuridad.

Solo podía pensar;
¿Qué será de mi?
¿Mis padres tendrán otro heredero?
¿Encontrarán mis restos?
¡Sabía que debía haber ido al cumpleaños de Pansy!

La criatura se preparaba para darme el golpe final, cuando algo dentro de mí la arrojó lejos, cerca de unos arbustos espeluznantes. Pude sentir un poder desconocido recorrer mi cuerpo, cada una de mis células, una energía celestial y extrañamente familiar que me llenó de fuerza. Con mucha dificultad, me incorporé de un salto, sentí mi varita brillando con una luz azul eléctrica. No era la magia que había aprendido en Hogwarts. Era algo más, algo que no podía controlar. Era como si una fuerza externa me impulsara y gritara dentro de mí para poder salir, una fuerza que no podía comprender.

La criatura, herida y desorientada por el repentino impacto, se alejó aullando. Exhausto y malherido, traté de caminar con dificultad, mi cuerpo temblaba y mis músculos ardían. ¡¿Cómo puede ser tan débil?! Pude deducir que más de un hueso debe estar quebrado. ¡Draco Malfoy con huesos rotos! Mientras trataba de alejarme de ese horripilante monstruo, en un último ataque de furia, este me golpeó con una de sus garras envenenadas. ¡¿Qué clase de destino es este?! Solo pude sentir cómo caía y quedaba inconsciente, viendo cómo el monstruo desaparecía de mi visión. Luego todo quedó en negro, con mi cuerpo inmóvil en el suelo del bosque.



Desperté de golpe, desorientado, con la cabeza llena de confusión y el cuerpo dolorido. Las paredes de la habitación, de un lujoso color verde oscuro, con cortinas de terciopelo negro, y una luz tenue se filtraba por una ventana cercana. No estaba en Hogwarts. ¿Mi habitación? ¿Cómo llegué aquí? Me sentía débil, como si me hubieran quitado todas las fuerzas. Intenté moverme, pero mi cuerpo me respondía con un dolor punzante. ¿Qué había pasado?

De pronto llegan a mi cerebro todo lo que pasó ¡El monstruo!, abro los ojos como platos y pego un grito para nada masculino.
Veo como mis padres ingresar apresurados. "Draco, mi Dragón ¿Cómo te sientes? Snape te encontró en el bosque prohibido, inconsciente", su madre, su querida madre, Narcisa Malfoy, interrumpió todas sus cavilaciones. Pude notar como estaba preocupada, sus ojos eran muy expresivos en esta clase de situaciones.

"Estoy, Estoy bien, eso creo" murmuré, mi voz apenas audible.

Un hombre alto, tez pálida, cabello largo y rubio platinado se acerca "Has estado inconsciente, Draco" dijo su padre.

Draco se quedó atónito ¿Dos meses? ¿Cómo era posible? La última cosa que recuerda es a la horrible criatura qué lo había atacado. "¿Cómo?" Fue todo lo que pudo preguntar.

"Cuando Snape te encontró en el bosque prohibido, estabas desmayado, con varias fracturas y una conmoción cerebral" Explicó su padre. "Luego de unas semanas en San Mungo te trajimos a la manción para poder cuidarte más de cerca."

Draco cerró los ojos con fuerza para poder ordenar sus pensamientos. Pero solo podía sentir un dolor sordo en su brazo izquierdo, donde la criatura lo había atacado, también puede sentir un dolor punzante en su espalda baja.

"Esa cosa, esa cosa era espeluznante," dijo, con la voz temblorosa. "Lo que recuerdo es que llegué al bosque prohibido y esa criatura me atacó, nunca la había visto. ¡Tenía ojos rojos y su cuerpo era una mezcla de un animal y un humano!"

Draco se estremeció y no pudo notar como sus padres intercambiaron una mirada preocupada. Su querido Dragón había estado en peligro.

"Esta bien, mi amor, será mejor que descanses. Necesitas recuperarte, pero antes, toma esta poción, ayudará a tu recuperación", Narcisa pronto le ayuda a tomar la poción. Luego siente como su cuerpo se relaja y el dolor poco a poco se va apasiguando. Todo es negro otra vez.

Sangre y trueno: La sombra del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora