Capitulo 4

250 21 1
                                    



Konoha estaba tranquila por la noche. Solos unos pocos bares y clubs estaban abiertos y en ellos había más shinobis que civiles. Algunas patrullas de anbu se movían en las sombras, ocultos a la vista de la mayoría.

Madara era consciente de todo desde lo alto de la montaña hokage. El antiguo patriarca Uchiha estaba pensando, meditando los últimos acontecimientos. Había sido resucitado antes de tiempo, y por alguien que no era su discípulo.

Conocía el Edo Tensei. Sabía que había una forma de romper la conexión con el invocador y tener total control de sí mismo. Pero no con esa variación. Cada vez que lo intentaba corría el riesgo de disiparse. Era molesto.

No solo no podía librarse del control de quien usó la técnica, sino que además quien lo hizo era un niño de 12 años. Él, Madara Uchiha, el más fuerte y poderoso de su clan, estaba bajo el control de un niño que apenas calificaba como adolescente. Fue insultante.

Era cierto que el chico no lo había obligado a hacer nada. Básicamente lo dejaba hacer lo que quisiera, lo cual en su mayoría era discutir y pelear con Hashirama como cuando ambos eran pequeños.

No se entendía a sí mismo a veces. Su forma de actuar era demasiado infantil. Se enfadaba con el pelicastaño por cosas que normalmente ignoraría. Y sin embargo, no se había sentido tan feliz desde que era un niño.

Culpaba a esta extraña variante del Edo Tensei por sentirse así. De alguna forma, la actitud alegre e infantil del rubio se le había pegado, y la actitud del mayor de los Senju no había ayudado.

Tan inmerso estaba en sus pensamientos, que no se dió cuenta que su antiguo amigo y rival estaba detrás de él.

-Bonita vista. ¿No estás de acuerdo? - el pelinegro solo asintió, fingiendo que él había sabido que estaba allí cuando no era verdad - Es increíble lo mucho que ha crecido la aldea que fundamos.

-Puede que en tamaño, pero la gente no ha cambiado tanto - el usuario de mokuton frunció el ceño ante sus palabras.

-¿Lo dices por Naruto? - preguntó, a él tampoco le había gustado la actitud de la población hacia el joven jinchuriki.

-No es solo él. Puede que tú te niegues a verlo, pero hay mucho odio y dolor en la gente. Incluso si lo intentan ocultar, este mundo no tiene salvación - respondió el usuario de mangekyo sharingan de forma solemne.

Al shodaime hokage no le gustaron sus palabras. Sonaba como si se hubiera rendido con el mundo. Como si la paz no fuera posible. Y él se negaba a aceptarlo. Él fracasó, pero estaba seguro de que Naruto podría lograrlo.

-La paz es posible. Solo se necesita a la persona indicada para que una a la gente. Un modelo a seguir que demuestre al resto que siempre hay esperanza - refutó con calma, haciendo que el Uchiha lo mirara.

-¿Quién? - preguntó sin convicción, ganándose una mirada a la cual resopló - Si realmente crees que ese chico lo puede lograr, eres más ingenuo de lo que recordaba.

-Puede ser que ahora no lo veas. El chico es joven y le falta habilidad. Pero para eso estamos aquí. Mi hermano ya le está enseñando y él está aprendiendo a pasos agigantados. Es solo cuestión de tiempo.

El silencio fue toda su respuesta. El pelinegro no era tan optimista como el pelicastaño, por eso abandonó Konoha e hizo lo que hizo. Ese mundo no tenía futuro, de ahí sus planes.

-Espero que puedas darte cuenta pronto - fueron sus últimas palabras antes de irse.

Quería decir más, convencer a su antiguo amigo, pero sabía que no serviría de nada. Era muy cabezota.

Dos Jutsus ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora