Capitulo 39

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Naruto hizo algunos estiramientos, centrándose principalmente en su brazo y hombro derecho. Su entrenamiento con el chidori iba bastante bien, pero ese día se había excedido y había pagado el precio. Kakashi lo despidió por el día para darle tiempo para recuperarse. También le avisó que su entrenamiento de ese día con Tenzo se cancelaba.

Suspiró. No sabía qué hacer con su tiempo libre. Hinata estaba ocupada en el complejo Hyuga con un asunto que no especificó y Karin estaba en el hospital haciendo sus prácticas. La pelirroja decidió que quería convertirse en una ninja médica y él la apoyó de todo corazón.

-Ey, chico, ¿quieres... - antes de que pudiera terminar la pregunta, ya se había ido en un shunshin.

El rubio chasqueó la lengua molesto. Jiraiya había sido muy insistente en su intento de aceptarlo como maestro. Lastima que no estuviera ni un poco interesado.

Muchos estarían babeando por la oportunidad de ser estudiante de uno de los sannin. Él no. Tenía como maestros a leyendas y shinobis de élite. No necesitaba más. Ni siquiera la oportunidad de invocar a los sapos lo hizo dudar.

No tenía nada en contra de los sapos. Sabía que eran uno de los contratos más poderosos que había y el yondaime, uno de sus ídolos a pesar de convertirlo en jinchuriki, era un antiguo invocador. Eso hacía que fueran aún más atractivos. Pero no quería lidiar con el pervertido.

-¿Tal vez debería conseguir mi propio contrato de invocación para que me deje en paz? - murmuró para sí mismo.

Pensó detenidamente el asunto. Solo había dos formas de conseguir un contrato de invocación: que alguien te dé el contrato para que lo firmes o invocar sin un contrato para ir a la tierra con el animal que tengas más afinidad.

Sabía de 5 personas que tenían un contrato. Tres de ellas eran los sannin y era un no no cada uno. Luego estaba jiji con su invocación de monos. Desgraciadamente, era un contrato familiar y dudaba mucho que pudiera firmarlo por más que el sandaime fuera una figura de abuelo para él. Por último estaba Kakashi sensei con su invocación de perros. Aunque no dudaba de que le dejaría firmarlo si preguntaba, no se veía a sí mismo como un invocador de perros.

Eso le dejaba una única opción. Hacer la técnica de invocación sin haber firmado ningún contrato. De mano se mostró renuente a hacerlo. Se sabía que no a todas las invocaciones les gustaban los humanos. Muy bien podría ser peligroso para él. También estaba el hecho de que no estaba al 100%.

Al final se encogió de hombros y decidió intentarlo. Como se suele decir: el que no arriesga no gana. Buscó un lugar tranquilo y sin gente e hizo la técnica. En una bocanada de humo dejó de estar en el mundo de los humanos.

Lo primero que vio cuando el humo se disipó fue una jungla. Observó por todos lados intentando ver a algún animal, pero no tuvo suerte. Miró al suelo, a los árboles e incluso al cielo por si eran pájaros. Nada. Absolutamente nada. Y daba igual cuánto caminase. Salvo algunos insectos no vio ningún animal. Y algo le decía que no eran los insectos el animal de invocación.

-Hola. ¿Hay alguien aquí? - preguntó en voz alta con la esperanza de que alguien o algo le oyera.

-Ey amigo, ¿qué haces aquí? - una voz le preguntó.

Frunció el ceño y miró a su alrededor con más cuidado intentando encontrar la fuente de la voz. Incluso usó sus habilidades sensoriales, pero nada.

-Estoy buscando al animal de este reino de invocación. Me gustaría firmar su contrato - le respondió sin dejar de buscar.

Hubo una ondulación en uno de los árboles y dejó ver a un camaleón de color amarillo verdoso. Se sorprendió por decir lo menos. Debería haber sido capaz de sentirlo con sus habilidades sensoriales.

-Oh genial. Un nuevo invocador. Hacía más de un siglo que no teníamos uno - dijo el animal acercándose - Hola. Mi nombre es Issey. ¿Cuál es el tuyo?

-Naruto, Naruto Senju Uzumaki. Un gusto conocerte, Issey - habló cortésmente.

-Lo mismo digo. Vamos. Te llevaré con los ancianos. Estoy seguro que estarán felices de conocerte - afirmó alegremente.

Por el camino, el camaleón le contó al ojiazul las habilidades que tenía su clan. Eran principalmente animales de infiltración y recopilación de información, pero podían hacer de todo: mensajería, combate, trampas, transporte, asistencia médica y demás.

El jinchuriki no podría haber estado más contento con su afinidad animal. Eran sumamente versátiles y útiles para cualquier situación. También le recordaban a su antigua personalidad bromista. ¿Quién iba a pensar que los camaleones eran tan traviesos?

Por el camino pudo notar a un pequeño puñado de camaleones de diferentes colores y tamaños. Sin embargo, le molestaba no poder sentirlos hasta que eran visibles. ¿Cómo demonios era posible eso?

El trayecto llegó a su fin cuando llegaron a una especie de templo. Había dos camaleones el doble, si no el triple, de grandes que una persona adulta custodiando la puerta. El de la izquierda era de color morado oscuro y llevaba una armadura negra junto a dos espadas a la altura de la cintura. El de la derecha era naranja quemado y llevaba una armadura rojiza que le recordaba mucho a la de Madara junto a una espada en la espalda cuya guardia se asomaba por su hombro derecho.

-Issey, ¿qué haces aquí?, ¿y quién es el humano? - preguntó el camaleón de la izquierda con voz profunda.

-He venido a traer a este humano ante los ancianos. Él desea convertirse en nuestro invocador - les respondió.

El genin dió un paso al frente e hizo una corta reverencia.

-Encantado de conocerlos. Soy Naruto Senju Uzumaki, heredero del clan Senju. Espero poder trabajar a vuestro lado algún día.

-Buenos modales, chico. Aunque imagino que es un requisito básico para un heredero de clan - comentó el camaleón morado.

-Es un placer conocerlo, Naruto san. Soy Kagome, y este es mi compañero, Taro. Igualmente espero poder trabajar en el futuro contigo - se presentó el camaleón naranja.

-Bueno. Ahora que eso está fuera del camino, vamos con los ancianos - dijo el amarillo.

-No tan rápido, Issey. Conoces el protocolo. Primero hay que pedir audiencia - explicó el de la armadura rojiza.

-Sí. Incluso si tu abuelo es uno de los ancianos, tienes que seguir las reglas. Esta no es una visita de cortesía. Así que hay que pedir audiencia - afirmó el de la armadura negra.

-Iré a avisar a los ancianos. Volveré lo antes posible - anunció el camaleón con una espada antes de entrar al templo.

-Así que eres el nieto de uno de los ancianos, ¿eh? - no pudo evitar comentar el usuario de mokuton.

-¿Eh? Oh, sí. Mi abuelo es uno de los ancianos. En realidad, mi abuelo es el tercer camaleón más mayor de todo el clan.

-¿Cuántos ancianos hay?

-12, pero Keitaro no participa en el consejo. Él es el más anciano de todos y tiende a meditar o estar en trance la mayor parte del tiempo.

-Elder Keitaro tiene una conexión con la naturaleza fuera de serie. Algunos dicen que cuando está en trance en realidad está uniendo su alma al flujo de energía - contó Taro.

-Guau - en verdad estaba impresionado.

-Sí. Puede que nuestro clan no sea tan conocido o aclamado como los sapos, babosas y serpientes. También es cierto que no tenemos un modo sabio o un vidente entre nosotros. Pero eso no quita que tenemos nuestro propio conjunto de habilidades únicas que otros clanes de invocación no tienen. Elder Keitaro, aunque no puede ver el futuro, es capaz de ver cualquier cosa que ocurra en el presente. Lástima que el viejo casi no sale y se mantiene mayormente callado con lo que ve.

El rubio sudó ante la última parte. El camaleón negro había estado hablando de una forma muy respetuosa de Keitaro, solo para insultarlo al final. No sabía qué decir sobre eso.

Pronto Kagome salió y anunció que los ancianos le estaban esperando. Issey fue con él ya que tenía curiosidad por lo que iba a pasar.

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⏰ Última actualización: 5 hours ago ⏰

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