Capitulo 33

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-Entonces, ¿qué hacemos ahora Kakashi sensei? - le preguntó Naruto a su maestro.

Después de que anunciaran los combates de las finales, cada jonin sensei sacó a sus respectivos genins. Karin fue con ellos porque el rubio era el único que realmente conocía y confiaba.

-Bueno. Supongo que entrenaremos en algo. No es que realmente lo necesites para el torneo. Todos los altos mandos saben que tienes un nivel superior a un chunin. Hagas lo que hagas en el torneo, obtendrás el ascenso.

Y esa era la verdad. Tanto el hokage como el consejo sabían que el heredero Senju era mejor que el chunin promedio. Realmente su nivel era de jonin especial. Un poco de pulido y más experiencia en el campo y sería fácilmente material de jonin.

La única razón por la que entró en los exámenes en lugar de obtener un ascenso de campo fue para la publicidad. Los exámenes chunin eran un evento con mucho público y propaganda. Allí las aldeas mandaban a lo mejor que tenían en sus filas genins para dar una buena impresión a los nobles y posibles clientes. Naturalmente, cuanta mayor promesa y talento muestren los aspirantes, mejor se refleja en la aldea de la que provienen.

-Eso sigue sin decirme qué haremos - se quejó un poco el ojiazul.

Aunque el peliplateado había sido un buen sensei en lo que a él respecta, no le gustaba su tendencia de irse por las ramas a veces.

-Si soy sincero, no tengo idea.

Ambos Uzumaki lo miraron con una expresión inexpresiva.

-Pero...sí hay una cosa que me gustaría enseñarte ahora que has despertado...tú sabes - se cortó en la oración mirando de reojo a la pelirroja.

-Kakashi sensei, si te refieres al sharingan, Karin ya lo sabe. Estaba conmigo cuando el hokage me informó de su activación.

-Bien, solo asegurándome. Como creo que ya te dijo hokage sama, es mejor ocultarlo al público hasta la final. Te ahorras molestias en este mes.

-Sí, lo sé. Está visto que nada conmigo puede ser normal - suspiró.

Ser un jinchuriki había marcado toda su vida. Se había convertido en el contenedor del más poderoso de los bijuu y el paria del pueblo sin pedirlo ni desearlo en absoluto. Luego resucitó a tres leyendas, y más tarde otras dos más, ganó el elemento madera, se convirtió en el heredero del clan Senju, y ahora tenía el sharingan, por no hablar del interés del sannin serpiente. Sí, su vida no era nada normal, mucho menos sencilla.

-Mira el lado positivo de las cosas. Tienes amigos, una novia, un sensei poderoso y ahora incluso una prima lejana. ¿Es realmente tan importante que no tengas una vida normal?

El chico no podía negar eso. Por más difícil o loco que fuera todo, tenía gente preciosa que lo quería y lo apoyaba. Al final del día, eso era todo lo que podía pedir. Podía vivir con el resto.

-¿Qué cosa me vas a enseñar? - le preguntó para cambiar el rumbo de la conversación.

-¿Tú qué crees? - inquirió con una sonrisa de ojo.

El rubio lo meditó por un momento antes de abrir los ojos como platos.

-¿El chidori? - cuestionó impactado.

-Sí. Ahora que tienes el sharingan, podrás usar la técnica sin preocuparte por la visión de túnel. Además, aunque sé que podrás lidiar con Gaara con tu mokuton, no está demás que tengas un jutsu que te permita penetrar su arena. Pero que quede claro, Naruto, esta es una técnica de asesinato. Solo debes usarla contra enemigos. Nunca contra amigos o aliados - le dijo con la mayor seriedad posible.

-No te preocupes, Kakashi sensei. Lo entiendo. Te prometo que nunca lo usaré contra un camarada, y tú sabes que yo nunca rompo mis promesas.

La mirada severa del Hatake se disolvió en una sonrisa suave. Sabía que su alumno siempre cumplía sus promesas. Y si alguna vez la incumplía, sería por factores externos. Él nunca rompería una promesa voluntariamente y daría todo de sí para llevarla a cabo.

-Bueno. Ha sido un día intenso. Te recomiendo que descanses. Mañana empezaremos con el entrenamiento. También supongo que tendrás que ver los arreglos de vivienda con tu prima y quieras ir a visitar a tu novia al hospital.

-Gracias, Kakashi sensei. Te veo mañana.

El antiguo capitán anbu le dió una sonrisa de ojo y un pulgar hacia arriba antes de irse en un shunshin.

-Vamos, Karin. Vayamos a la torre hokage. Jiji ya debería estar ahí - le indicó.

-¿No te parece irrespetuoso llamar al hokage jiji? Él es el líder de tu aldea. Además de que te referiste a él como hokage cuando hablabas con tu sensei. ¿Por qué ahora no?

El chico se encogió de hombros.

-A veces lo llamo hokage. A veces lo llamo jiji. Otras veces lo llamo viejo. Realmente es cuando me pega el punto y no es un asunto oficial. Ta te lo dije, tengo una relación de nieto/abuelo con él.

La ojiroja solo pudo negar con la cabeza ante su respuesta. Hiruzen Sarutobi era una figura muy respetada en todas las Naciones Elementales y, sin embargo, el joven frente a él no le importaba. No sabía si debía estar divertida o exasperada.

En poco tiempo llegaron a la torre hokage y la secretaria los dejó pasar al despacho. El sandaime ya estaba allí murmurando entre dientes mientras peleaba contra el papeleo.

El ojiazul se preguntó, no por primera vez, por qué no usaba clones de sombra para ayudarlo con su tarea.

-Ah, Naruto kun, Karin chan, me alegra verlos a ambos. Antes que nada, felicitaciones por tu actuación en las preliminares y llegar a la final. Tu pelea, aunque breve, estuvo bien pensada. Sobre todo estoy orgulloso de ti por tus acciones para proteger a Hinata chan y Lee kun. Aunque siento que te excediste un poco con Neji, pero entiendo tu ira al respecto.

Sabía que el hijo del yondaime era un joven de buen corazón. Había madurado mucho desde la noche del incidente del pergamino prohibido, pero eso no quitó su corazón bondadoso. Sin embargo, igual que su sensei, no tenía reparos en eliminar amenazas y hacer pagar a cualquiera que se metiera con alguien importante para él.

-En fin - suspiró - Supongo que no estáis aquí para hablar de los exámenes sino de la situación de Karin chan - ambos asintieron - Correcto. Ya he rellenado todos los papeles necesarios - abrió un cajón de su escritorio y sacó un hitai ate con el símbolo de la hoja - Bienvenida a nuestras fuerzas shinobi, Karin chan. A partir de hoy eres una kunoichi de Konoha.

-Gracias, hokage sama.

Recogió el hitai ate y se lo ató a la cabeza. Su viejo hitai ate de Kusa lo había desechado hacía días. No quería tener nada que ver con ese pueblo nunca más.

-Bien bien. Ahora solo tenemos que ocuparnos del asunto de vivienda.

-En realidad, jiji, creo que va siendo hora de que me mude al completo Senju. Así de paso puedo invitar a Karin a vivir conmigo sin preocuparnos por el espacio.

-Me parece bien, Naruto kun - asintió y sacó un mapa y un papel con instrucciones - El mapa indica la ubicación del complejo, aunque imagino que ya sepas dónde está. El papel tiene las instrucciones para deshacer el sello de barrera alrededor del complejo y dónde se encuentran las llaves de todas las casas del recinto.

-Gracias, jiji - le agradeció mientras cogía los dos objetos.

-De nada. Por cierto, ¿qué harás con tu antiguo departamento?

-No lo sé. Realmente no lo he pensado todavía - le respondió sinceramente.

-No te preocupes mucho por ello. El lugar es tuyo, por lo que puedes decidir conservarlo sin ningún problema.

-Gracias de nuevo, y ya no te molestamos más. Vamos Karin. Vayamos a nuestro nuevo hogar.

El invocador de monos sonrió a la pareja que salía antes de bajar su mirada al papeleo.

-Algún día encontraré la clave para vencerte - le dijo con fuego en los ojos.

Los anbu que lo custodiaban solo podían sudar una gota ante las palabras y acciones de su líder.

Dos Jutsus ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora