Omake: Edo Tensei: Mikoto Uchiha (Extra)

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Una vez el jinchuriki obtuvo la información de Izuna, creó un clon de sombra y realizó la técnica. Donde estaba su clon apareció un ataúd. La tapa cayó y dejó ver a una mujer de pelo y ojos negros. Era una mujer de estatura media, con la piel blanca, muy hermosa, con los ojos oscuros y la nariz pequeña. Su cabello era largo y liso.

Tanto Madara como Naruto miraron a la mujer con sorpresa y confusión. Ninguno de los dos sabía quién era, aunque al rubio se le hacía vagamente familiar.

-Uh, ¿dónde estoy? - preguntó la mujer mirando a su alrededor.

-Eh, ¿quién eres? - cuestionó el ojiazul confundido de no haber invocado a Izuna y en su lugar haberla traído a ella.

-Soy Mikoto Uchiha. Ahora, ¿me pueden decir quiénes sois y dónde estamos?

Tenía sus sospechas sobre la identidad de los individuos que estaban frente a ella, pero no entendía dónde estaba y lo que estaba pasando. Se suponía que su hijo Itachi la había matado.

-Bueno, verás…

(...)

Mikoto estaba conociendo a las otras personas que Naruto había traído de vuelta usando el Edo Tensei. Nunca pensó que conocería a Madara Uchiha en persona, mucho menos al primer y segundo hokage. Recordaba a Mito de cuando era niña. Nunca habló realmente con ella, pero la vio un par de veces.

Todos fueron más o menos amables. Tobirama era bastante estoico y Madara se había ido hacía un tiempo con su hermano Izuna.

Al parecer Naruto había querido invocarlo cuando ella salió, pero lo logró en su segundo intento.

Hablar con Mito fue muy agradable. Era una mujer culta y tranquila. Sus conversaciones eran muy interesantes y las disfrutó mucho. Lo único que lamentaba de toda la situación era no poder ponerse en contacto con su hijo Sasuke.

(...)

El tiempo pasó rápidamente. Mikoto se adaptó perfectamente al grupo.

Había estado observando desde la distancia a su hijo menor y le partía el corazón verlo así. Ya no era el niño alegre y educado que había criado, sino un mocoso melancólico y arrogante.

Había llorado más de una noche por el destino de sus dos hijos. Más de una vez intentó ponerse en contacto con Sasuke en un desesperado intento de hacerlo cambiar. Tobirama había estado atento a ella y le impidió hacerlo cada vez.

Cuánto lo había odiado al principio por impedirle acercarse a su pequeño. Habían tenido más de un combate debido a esto y, debido a su condición de Edo Tensei, sus combates duraron horas.

Sin embargo, se dió cuenta que sus acciones no eran por maldad y en realidad eran lo mejor. Se había ofrecido como hombro donde llorar cada vez que se había derrumbado. Fue un tierno gesto por su parte.

Mito se había dado cuenta de sus sentimientos crecientes por su cuñado y la había apoyado, para su vergüenza.

Sin que Mikoto lo supiera, Hashirama se había estado burlando de su hermano por el mismo motivo.

(...)

Madara contemplaba en puro estado de shock a Tobirama y Mikoto tomados de la mano mientras paseaban y hablaban. No entendía qué demonios había pasado para que esos dos se hubieran juntado. Aunque reconocía que no había estado mucho con el grupo últimamente.

El peliblanco había dejado muy claro en el pasado su odio y desconfianza hacia los Uchiha. Verle en ese momento con una en lo que se podría considerarse una cita no era algo que esperaba ver nunca.

-Hacen una linda pareja - comentó Izuna con una sonrisa.

Madara lo miró aún en shock.

¿¡Qué demonios?!

Dos Jutsus ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora