Capitulo 27

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Madara dudó. Izuna le había pedido conocer a los otros resucitados, pero no estaba seguro de que fuera lo mejor. No era por Hashirama ni por Mito, sino por Tobirama. No había olvidado que fue el peliblanco quien mató a su hermano.

Sabía que era un miedo estúpido. Ya no estaban en guerra y un Edo Tensei no puede morir ya que técnicamente están muertos. Aún así, no pudo evitar preocuparse y que su mente evocase los peores escenarios posibles.

Al final cedió, de mala gana. Naruto había apoyado al Uchiha menor en que era lo mejor que se presentase al grupo. No sabía por qué, pero en un momento dado le pareció que ambos pensaban y se expresaban igual.

Con un suspiro resignado, asintió. Los dos sonrieron con aire de suficiencia, aunque el único obvio fue el rubio.

Sacudió la cabeza. Estaba claro que la conversación que tuvo con Izuna lo había afectado. Era la única explicación posible que se le ocurría para que viera tantas similitudes entre su hermano y su invocador.

Se movieron rápida y eficientemente por las ramas de los árboles. Así no tardaron ni dos minutos en llegar al lugar donde estaban los otros tres resucitados. Desde el mismo momento en que llegaron al pequeño claro donde se encontraban, Madara no le quitó el ojo de encima al nidaime hokage.

-Hola a todos. Ya estamos aquí - anunció el ojiazul con una sonrisa.

El pelicastaño y la pelirroja dejaron de hablar entre ellos y los miraron, dándose cuenta de la nueva persona. La Uzumaki no sabía quién era y tuvo un poco de curiosidad. El mayor de los Senju sí sabía quién era y se alegró por su amigo.

El usuario de suiton dejó de escribir en el pergamino que tenía en la mano y los miró. Exteriormente, su expresión no cambió en lo más mínimo. Seguía estoico y no dejaba ver ninguna emoción. Interiormente, parpadeó confundido antes de darse cuenta de lo que había pasado y maldecir un poco por lo bajo. Ahora tenían dos Uchiha en el grupo y las cosas se iban a poner innecesariamente incómodas.

-Os presento al nuevo integrante de nuestro grupo, el hermano pequeño de Madara, Izuna - preguntó el jinchuriki un poco demasiado teatralmente.

Incluso si había madurado mucho desde la noche del pergamino prohibido, seguía teniendo sus momentos infantiles. Además de que siempre se emocionaba ante la perspectiva de añadir alguna otra figura familiar.

Ahora que lo pensaba un momento, tenía muchas figuras familiares masculinas pero pocas femeninas. ¿Debería buscarles pareja a sus tíos y hermanos mayores o simplemente buscar mujeres que puedan ejercer como figuras de hermanas y tías?

Estaba tan metido en su reflexión que no se dió cuenta de la ligera tensión que había en el ambiente. Tampoco tuvo tiempo de salir y notarla porque el shodaime rápidamente se paró al lado de su viejo rival y le pasó un brazo sobre los hombros en un abrazo feliz.

-Me alegro mucho por ti, Dara chan. Ahora tú también tienes a tu hermanito a tu lado - comentó el ojicastaño alegremente.

La ceja del antiguo patriarca Uchiha tembló de molestia. No ayudó que su hermano pequeño se riera disimuladamente de él.

Mandando a la porra temporalmente a su orgullo y dignidad, hizo rápidamente varios sello manuales y le lanzó una gran bola de fuego. El usuario de mokuton se agachó, antes de salir corriendo con una gran sonrisa y riéndose un poco.

Por supuesto, Madara corrió detrás de él intentando calcinarlo y gritándole mil y un improperios. Creía que ya había superado su pequeño momento de debilidad en el pasado cuando actuó infantilmente persiguiendo y atacando a Hashirama, pero parecía que su viejo rival no sabía cómo dejar de apretar sus botones, o tal vez lo estaba haciendo a posta. Dado el brillo divertido en sus ojos, apostaba más por lo segundo.

Naruto salió de sus pensamientos ante el escándalo solo para parpadear confundido ante la escena. Izuna se rió con humor al ver a su hermano mayor comportarse así. Mito negó con la cabeza entre divertida y exasperada por la actitud de su marido. Tobirama negó con la cabeza con exasperación y molestia. Realizó unos pocos sellos manuales y apagó las llamas. Estaba claro que al pelinegro se le había olvidado, o no se había molestado, del hecho de que estaban rodeados de árboles y otras cosas inflamables.

-¿Esto ocurre muy a menudo? - le preguntó el nuevo resucitado al rubio intentando contener su risa.

-Bueno. Era muy común al principio. Pero dejaron de hacerlo después de una semana más o menos - le respondió sinceramente.

Estaba un poco confundido sobre cómo se desencadenó todo eso. No había estado prestando atención al principio y se lo había perdido.

-¿Alguna posibilidad de que esto se mantenga? - cuestionó sin dejar de ver el espectáculo.

-Depende de cuan cabreado esté Madara y cuánto se burla Hashirama en medio de la persecución - se encogió de hombros el genin.

Izuna sonrió divertido al ver el panorama. No todos los días ves a tu serio y regio hermano mayor persiguiendo y lanzando técnicas de katon a un Senju riendo mientras otro va detrás de ellos apagando las llamas. El hecho de que ese otro Senju sea el causante de su muerte no disminuye en lo más mínimo su buen humor.

No solo era hilarante, sino que también le calentaba el corazón ver a su hermano así. No por la ira y sus ataques exagerados, sino por la felicidad oculta que había en sus ojos. Sabía que Madara no había sido tan feliz desde que su padre le obligó a hacer esa trampa a Hashirama. Se sentía culpable de haber seguido las órdenes de su padre y haber revelado su amistad con el Senju.

Si fuera honesto consigo mismo, esa probablemente fue la principal razón de la última petición que le hizo a su hermano. No tanto su deseo de paz, sino que Madara pudiera volver a pasar tiempo con su viejo amigo y así pudiera volver a ser feliz.

Miró de reojo al ojiazul. Era ciertamente un chico interesante. Pudo lograr lo que él no pudo, devolverle la felicidad a su hermano. Sabía que no era perfecto. Madara aún tenía mucha oscuridad en su interior y su fe en la humanidad estaba muy debilitada. Pero tenía la esperanza de que, poco a poco, su hermano volviera a ser el de antes.

Se había preocupado mucho cuando le contó sobre su camino de odio y oscuridad. La idea de atrapar a todo el mundo en un genjutsu no le sentaba bien, incluso si era uno donde todos fueran felices.

El tsukuyomi infinito no parecía algo para crear paz, sino para esclavizar a toda la humanidad. Se le hacía difícil creer que algo tan...abominable estuviera escrito en la tablilla de su clan.

Siempre fue consciente de que su clan valoraba la fuerza sobre cualquier otra cosa. También de que muchos miembros eran sumamente arrogantes debido al sharingan. Pero sentía que todo el asunto del rinnegan, los bijuu y la luna era sumamente exagerado e inquietante.

En verdad no le entraba en la cabeza que uno de sus antepasados hubiera creado eso. Menos aún que Madara realmente hubiera estado trabajando activamente para llevarlo a cabo. Era simplemente de locos.

En fin, como le dijo la noche anterior, al final todo dependía de su decisión. Él preferiría que se alejase de esos planes oscuros que había trazado en vida, pero aceptará cualquier decisión que tome y estará a su lado. Después de todo, era su hermano mayor y lo amaba.

Dos Jutsus ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora