Capitulo 35

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Naruto sudó una gota al ver el estado de su sensei. Aunque la mayor parte de su cuerpo y cara estaba cubierta, podía ver signos evidentes de que fue golpeado. Lo más destacado era un par de chichones en su cabeza que sobresalían de su cabello. También tenía el área alrededor de su ojo visible ligeramente inflamado y ennegrecido, se notaba que se movía con cierta rigidez e incluso con la máscara puesta podía notar que esa parte también había sido golpeada.

-Bien. Ahora que has llegado, podemos empezar el entrenamiento. Sé que ya has completado los ejercicios de conversación de chacra a chacra raiton. Después de todo, te ayudé con ellos. Eso hará que te resulte más fácil crear el chidori, pero no te confundas. Esta técnica es probablemente uno de los jutsus de rango B más difíciles que haya. Tendrás que concentrar una cantidad considerable de rayos en tu mano y debes controlarlos para que no se disipen ni ataquen tu propio brazo. Al principio lo haremos estacionario y comprobaremos su fuerza. Luego lo haremos en carrera. Cada uno tiene sus ventajas. El primero es más rápido y por tanto no tienes que controlar la técnica mucho tiempo. El segundo te da más impulso y por tanto mayor penetración - explicó con una voz ligeramente distorsionada. Obviamente su mandíbula no estaba totalmente recuperada.

-Por mí perfecto. Por cierto, ¿seguiré entrenando con Tenzo sensei?

-Sí. Esta semana entrenarás solo conmigo. A partir de la siguiente volverás a entrenar con los dos - le respondió con su sonrisa de ojo patentada.

-Entonces, a partir de la semana que viene vuelvo al horario normal de entrenamiento. ¿No?

-Esencialmente sí. Solo que el tiempo que normalmente dedicábamos a las misiones te queda libre. Aprovéchalo para visitar a tu novia o pasar tiempo con tu prima.

-Dalo por hecho.

La mañana pasó tranquilamente. A pesar de haber dominado los dos ejercicios de manipulación elemental de raiton, no era fácil acumular y controlar los rayos. Más de una vez tuvo que cortar la técnica para no electrocutarse.

A la hora de la comida, maestro y alumno se separaron. El rubio fue a buscar a su pseudo prima y el peliplateado se fue a saber dónde.

El ojiazul se movió por el pueblo con la seguridad de quien conoce el lugar íntimamente. Después de todo, como antiguo bromista tuvo que conocer al detalle cada parte de su hogar si quería tener éxito en su broma y huída.

Llegó al complejo Senju, desactivó la barrera y entró. Se dirigió a su casa, que compartía con la Uzumaki, y esperó en la puerta.

-Naruto kun, por fin llegas. Te estabas tardando.

El jinchuriki se rió entre dientes.

-Oh vamos, Karin chan. Ambos sabemos que he llegado a la hora.

La pelirroja puso los ojos en blanco, pero había un ligero tono rosado en sus mejillas. Aunque sabía que no era nada romántico, no pudo evitar sonrojarse ligeramente al oír llamarla Karin chan.

-Sí sí. Lo que tú digas. Ahora vámonos ya. Tengo hambre.

El usuario de mokuton volvió a reírse. La ojiroja era algo bipolar. En un momento era cariñosa e incluso un poco tímida, y al siguiente era dura y decidida. Le resultaba divertido.

Salieron del recinto y se encaminaron a Ichiraku. Al parecer el amor por el ramen era un rasgo de Uzumaki. Ninguno de los dos podía tener suficiente. Afortunadamente para sus cuerpos, ambos sabían que no podían comer exclusivamente ramen todo el tiempo. Aunque Teuchi no hubiera tenido ningún problema con eso.

Después de comer media docena de tazones, en el caso de Karin, y una docena entera, en el caso de Naruto, los dos genins salieron del puesto satisfechos y dejando a un chef de ramen previendo un aumento en sus ganancias próximamente.

-Vamos a las aguas termales. Siempre quise probarlas.

-No sé. Acabamos de comer. Además de que me gustaría visitar a Hinata chan antes de volver al entrenamiento.

-Porfi - juntó sus manos y le puso ojos de cachorro.

-Bien. Te acompañaré a las aguas termales - aceptó a regañadientes - Pero luego me iré al hospital. Realmente no me apetece tomar un baño ahora.

-Genial. Gracias. Vamos vamos.

Agarró su brazo y tiró de él. Si hubiera querido, podría haberse soltado, pero dejó que ella lo arrastrara.

Pronto llegaron a la recepción del establecimiento de aguas termales. Pagó para que la antigua kunoichi de Kusa pudiera disfrutar del lugar y luego se fue. Tenía planeado ir a una tienda a comprar bollos de canela para su novia. Seguramente disfrutar de su comida favorita le levantaría el ánimo.

Cuando estaba saliendo, escuchó unas risitas. Entrecerró los ojos con molestia al reconocer el tipo de risitas que eran. Después de todo, Kakashi sensei las soltaba bastante a menudo cuando leía su amado libro naranja.

Cambió el rumbo de sus pasos para encontrar la fuente del sonido.

No tardó mucho en llegar al lugar y ver quién era el causante de las risas. Era un hombre en sus cincuenta años, pelo largo y blanco, ropa estilo kabuki y unos geta de madera.

Una marca apareció en su frente al verlo espiar el baño de mujeres. No iba a tolerar que ningún pervertido desvergonzado viera desnudas a las mujeres, mucho menos a su prima.

Una sonrisa oscura apareció en su rostro. Ya iba siendo hora que pudiera en práctica una de las muchas cosas que le enseñó Mito obachan.

Sacó un kunai y le colocó una etiqueta de bajo rendimiento. Luego, sigilosamente se acercó al hombre desprevenido.

Jiraiya estaba disfrutando de su "investigación" sin preocuparse por el mundo. Eso le costó muy caro cuando escuchó:

-Técnica secreta del remolino: mil años de dolor ardiente.

Un kunai fue incrustado en su trasero, haciéndolo saltar y gritar. Luego la etiqueta explosiva se activó y lo mandó a volar ligeramente con el kunai más enterrado en su culo. El grito, ya de por sí poco masculino, se volvió completamente femenino.

El aprendiz del copy nin se sacudió las manos y emprendió su camino silbando ligeramente. Ya había hecho su buena acción del día. Librar a esas pobres mujeres del escrutinio de un viejo verde. Sí, se merecía una recompensa. Tal vez de paso que compraba bollos de canela para Hinata chan debería pillar algo dulce para él. Así podría comerlo junto a su pareja mientras le contaba lo que había hecho. Esperaba poder sacarle un par de risas, aunque tal vez se compadeciera de él. Tenía un corazón demasiado amable y bondadoso.

Sin que él lo supiera, o le importara, el sannin sapo terminó cayendo varios metros alejado de las aguas termales con la cabeza enterrada en la tierra y el kunai aún clavado en el agujero.

Cuando las mujeres que oyeron el grito salieron a investigar y vieron la escena, no sintieron la necesidad de castigar más al pervertido y volvieron adentro. Tampoco iban a ayudar al hombre.

-Maldita sea. ¿Quién diablos le enseñó a ese gaki esa técnica del demonio? - se quejó débilmente desde su posición en el suelo.

Mientras saltaba, pudo ver el rostro de su atacante. No había que ser un genio para darse cuenta que ese era el hijo de su antiguo alumno. Era prácticamente una copia al carbón de su padre, salvo por las marcas de bigotes.

-Necesito hablar con sensei sobre Naruto - intentó levantarse, pero se detuvo cuando el kunai hizo amago de clavarse más - Pero primero debo deshacerme de eso. ¡Malditos Uzumaki por crear una técnica tan despiadada!

No sería hasta casi una hora más tarde, después de ser prácticamente violado por detrás por el kunai, que pudo quitarse el objeto malhechor.

Con grandes dificultades, y un andar ridículo, se dirigió al hospital. La charla con su viejo maestro podía esperar. Primero tenía que ir al hospital a que un doctor o enfermera lo curasen de su penuria.

Dos Jutsus ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora