Capitulo 25

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-Naruto, ¿podemos hablar?

El rubio detuvo lo que estaba haciendo y giró hacia la fuente de la voz. Madara había desaparecido por toda una semana. ¿La razón? No tenía ni la más mínima idea.

-Claro - le respondió y lo siguió.

Caminaron durante un rato y terminaron en la cima del monumento hokage. El ojiazul sonrió. Hacía un tiempo que no iba a ese lugar. Con todo lo que había pasado en los últimos dos meses, no era como que tuviera mucho tiempo libre.

-¿Qué pasa? - le preguntó al darse cuenta que habían llegado a su destino previsto.

-Me gustaría pedirte un favor - le contestó un poco incómodo.

Solo había pedido tres favores en toda su vida, cuatro si contabas este. No estaba acostumbrado.

-Claro. ¿Qué necesitas?

El Uzumaki estaba más que encantado de ayudar a una de sus personas preciosas. Además, el Uchiha había estado muy distante últimamente. Esperaba que esto lo ayudara.

-Me gustaría que trajeras de vuelta a mi hermano pequeño Izuna. Estoy dispuesto a dotarte de sharingan como Hashirama te dio su mokuton si lo haces.

Era cierto. Realmente no le importaría darle su dojutsu a su invocador. Había demostrado ser alguien más que digno. Además de que podría ayudarle a determinar si este método le daba a alguien su linaje de forma individual o alteraba su genética para que pudiera pasarlo a sus descendientes.

-No hace falta. Estoy encantado de ayudar. Aunque me tendrás que hablar un poco de tu hermano. Necesito algo de información sobre la persona que voy a traer de vuelta para poder realizar la técnica.

El pelinegro asintió sin ningún problema. Recordaba cuando Tobirama le preguntó cómo pudo traerlos y él dijo que no usó ADN y pensó en los nombres de su clase de historia. Entendía que esto era igual y no le importaba hablar de su hermano.

Una vez el jinchuriki obtuvo la información de Izuna, creó un clon de sombra y realizó la técnica. Donde estaba su clon apareció un ataúd. La tapa cayó y dejó ver a un hombre de pelo y ojos negros. Su cabello era largo y estaba amarrado en una cola de caballo que le llegaba hasta la espalda.

-¿Madara?, ¿qué está pasando? - le preguntó al verlo junto a un chico con marcas de bigotes.

-Izuna, me alegra volver a verte - le dijo con un tono tan suave que sorprendió a su acompañante.

-Yo también, hermano, pero eso no responde a mi pregunta - comentó con un deje divertido.

-Gracias por tu ayuda, Naruto, pero si me disculpas, quiero ponerme al día con mi hermano.

-Sin problemas. Nos vemos más tarde - se despidió y los dejó solos.

-Un joven curioso. Obviamente no es del clan. Me sorprende verte con él.

-Sí, bueno, han pasado muchas cosas desde tu muerte.

-Imagino.

La brisa sopló entre ambos Uchiha. Aunque ambos se alegraban de verse, los recuerdos de la última vez que se vieron hicieron las cosas algo incómodas. Madara no podía quitarse de la cabeza la imagen de Izuna muerto y sin ojos en el ataúd. Izuna miraba con tristeza a Madara al saber todo el dolor que trajo su muerte.

-¿Lograste traer la paz? - le preguntó tras un momento de silencio.

Su último deseo antes de morir fue que su clan y los Senju pudieran hacer las paces y unirse para que el resto de clanes siguieran su ejemplo.

Dos Jutsus ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora