Capítulo 4: Comienza el viaje
Vaya que se puso pesado esto.
Asi me concentró, mi mente luchando con la idea de que ahora era parte de este mundo extraño. Con un movimiento decidido, me acercó a la puerta asi para verla se abrió de golpe, revelando un interior oscuro pero acogedor.
—¡Entren! —instruyó, mi voz resonando con autoridad. mis hermanas la siguieron, dejando que la luz de Nino iluminara el camino mientras avanzaban.
Una vez dentro,nos encontramos en un vestíbulo amplio, decorado con lujosos muebles y cuadros que parecían contar historias olvidadas. Sin embargo, no había tiempo para admirar la decoración. Sabían que debían encontrar a Danji.
—¿Dónde se fue? —murmuró Ichika, mirando a su alrededor con inquietud.
—Sigue el sonido —dijo Itsuki, intentando escuchar—. Debemos estar cerca.
En ese momento, un suave y misterioso murmullo llegó a sus oídos, como si el crucero mismo les hablara. El sonido era hipnótico, y sin pensarlo, comenzamos a seguirlo.
—¡Es él! —exclamó Yotsuba, moviéndose haciendo ruido.
Nos adentramos en los pasillos del crucero, la luz de Nino proyectando sombras en las paredes. A medida que avanzaban, el murmullo se hacía más fuerte, guiandonos hacia una sala amplia, donde un espectáculo surrealista se estaba desarrollando.
Danji, en el centro de la sala, se movía con gracia, entre pasajeros. Nos detuvieron, atónitas, mientras observabamos cómo el gato se movía como si estuviera danzando con la oscuridad misma.
—¿Qué estás haciendo, Danji? —grite, intentando hacerse oír sobre el murmullo. El gato se volvió hacia nosotras, se veia una sonrisa juguetona en su rostro.
— Estaba esperando su llegada. ¡Ahora la diversión comienza! — el gato simplemente reia.
—¿Diversión? —replicó Ichika, mientras la luz de Nino parpadeaba
— ¡Esto no es un juego! — reclamaba Nino furiosa.
—Tal vez no para ti, lámpara —dijo Danji con un tono burlón—. Pero para mí, cada transformación es una oportunidad de ver el verdadero potencial de cada uno de ustedes.
—¡Miku! —gritó Yotsuba, su voz llena de energía.
— ¡Eu! — volteo mirando a Yotsuba.
— ¡¿No hay que atraparlo?!
—¡Sí! —respondi, mi voz estaba resonando con confianza—. ¡Juntas podemos enfrentarlo!
En ese instante, la sala se iluminó por los demas pasajeros que habian subido al techo del barco. Vieron al gato volando a otro barco, maldiciendo la mala suerte gritamos euforicas.
— ¡Te atrapare Danji y haras que ellos vuelvan a la normalidad! — grite molesta mientras veia a los otros pasajeros.
No tuvimos opción mas que regresar a casa ya que la situación era complicada, pero resultaba que el barco no iba a regresar hasta en 3 dias.
— ¿Y que haremos? — pregunto Fuutarou transformado en silla.
— No tengo idea — lo tome con mis manos mirando la silla con la que me divertia de niña.
— Solamente basta volver dentro de dos dias, ¿no? — cuestiona Itsuki quien acariciaba el mango del tambor que era Yotsuba.
— Pero ellos no se pueden quedar asi, debemos capturarlo y obligarlo a que los devuelva a la normalidad — dijo Ichika quien sostenia a Nino.
— Odio ser una lampara.
— Creo que por insultarlo te transformo en una — comento Yotsuba — pero yo no se por que me transformo a mi en un tambor.
— El hecho que haya hecho da igual ahora, debemos atraparlo y como el es el puntal los gusanos saldran de zonas abandonadas.
El viento nocturno susurraba en mis oídos mientras caminábamos de regreso a casa. La sensación de haber fallado pesaba sobre mis hombros, más aún cuando veía a mis hermanas transformadas en objetos, incapaces de hacer lo que solían. Una tristeza profunda se instalaba en mi pecho.
"Todo esto es culpa mía," pensé mientras apretaba más fuerte la silla que alguna vez fue Fuutarou. No podía soportar verlo así, ni a mis hermanas atrapadas en esta pesadilla. Tenía que hacer algo. Debía hacer algo.
—Miku... —dijo Ichika, interrumpiendo mis pensamientos—. No es tu culpa. Ninguna de nosotras podía prever que Danji haría algo así.
—Es que... no debí haberle dado ese plato de comida —murmuré, sintiendo un nudo en la garganta—. Si no hubiera sido tan confiada, todo esto sería diferente.
—¡Basta ya! —exclamó Nino, enojada desde su forma de lámpara que hacia de color rojo los focos a su enojo—. No hay tiempo para lamentarse. No vamos a solucionar nada si te culpas.
¿Cómo no sentirme culpable? Mis manos temblaban mientras sostenía la silla. Las palabras de mis hermanas eran un eco distante en mi mente. La imagen de Fuutarou convertido en un objeto me atormentaba. Él había arriesgado su vida por nosotras en las ruinas, y ahora estaba pagando el precio.
—Miku... —escuché la voz de Fuutarou proveniente de la silla—. No... te preocupes tanto. Saldremos de esta.
Su voz, aunque débil y distorsionada por su forma actual, era suficiente para sacarme de mis pensamientos oscuros. Levanté la mirada y vi a mis hermanas luchando por seguir adelante. Tenían razón. No podíamos rendirnos.
—Tenemos que ser más inteligentes —dije finalmente, tomando aire con fuerza y tratando de calmar mis nervios—. Si Danji es el que controla los portales por los que salen los gusanos, debemos encontrar una manera de rastrearlo.
— El no los expulsa, el los retiene, tiene sentido que ya no quiera estar ahi — comentaria Fuutarou.
— ¿Y entonces que haremos?— pregunta Ichika.
— Debemos regresarlo a las ruinas de donde salio, ese es el objetivo.
—¿Y cómo haremos eso? —preguntó Itsuki, su voz cargada de preocupación—. Ese gato se esconde mejor que un ninja.
Yotsuba, desde su forma de tambor, emitió un sonido que parecía más un redoble que una palabra, como si estuviera formulando una idea.
—Tal vez... podríamos usar la próxima aparición de un gusano para seguirlo. Si los gusanos siguen saliendo de lugares abandonados, entonces podemos anticipar dónde aparecerá el siguiente.
—¡Eso es! —dijo Ichika, asintiendo—. Danji debe estar cerca de esos portales para controlarlos. Si estamos atentas, lo atraparemos tarde o temprano.
—Pero no tenemos mucho tiempo —dijo Fuutarou—. Si esos gusanos siguen sueltos, empezarán a causar más daño.
Su advertencia era clara. Sabía que tenía razón. Debíamos movernos rápido.
—Lo detendremos —dije, con la mirada fija en el horizonte—. Pero primero, necesitamos saber hacia dónde nos está llevando este barco.
El viento soplaba fuerte sobre la cubierta mientras el barco nos conducía hacia una zona desconocida. No teníamos idea de cuánto tiempo estaríamos fuera de casa, pero una cosa estaba clara: el viaje apenas comenzaba.
Fin del Capítulo 4
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Las Quintillizas Cerradoras De Puertas
Hayran KurguCinco chicas que caminaban rumbo a la escuela de tal manera que ven a un joven caminando al otro lado, sintieron la conexión