Cayendo En La Tentación

Capítulo 5: Dulce tentación

La sesión de esa tarde comenzó bajo el cálido resplandor del sol poniente, creando un ambiente que contrastaba fuertemente con la oscuridad de las historias que estaba a punto de contar. Después de los saludos habituales, me adentré directamente en uno de los recuerdos más vívidos y provocativos.

-Una noche, en un parque poco iluminado, me encontré con alguien que cambiaría la forma en que veo estos encuentros casuales -comencé, notando cómo Eric se acomodaba en su silla, preparándose para lo que venía.

-Nos cruzamos por casualidad, o eso parecía. La atracción fue instantánea. Sin muchas palabras, nos retiramos a una zona oscura, detrás de unos arbustos donde la luz de la luna apenas podía filtrarse. El riesgo de ser descubiertos añadía un sabor picante a cada respiración, cada toque...  -narré, dejando que cada palabra se sumergiera en la creciente tensión del relato.

-Él se apoyó contra un árbol, y yo me arrodillé ante él. La excitación de ambos era palpable en el aire frío de la noche. Pude sentir su miembro, duro y ansioso, mientras lo liberaba de las restricciones de su ropa. No hubo preliminares, solo la urgencia cruda de la necesidad  -continué, mi voz baja pero clara, cada frase diseñada para pintar una imagen vívida.

-Cuando lo tomé en mi boca, su sabor era intenso, lleno de promesas y secretos. Moví mi cabeza rítmicamente, escuchando sus jadeos que rompían el silencio de la noche. La forma en que sus manos encontraron mi cabello, guiándome con una presión firme, me mostró cuánto lo disfrutaba. Y cuando finalmente se corrió, fue con un susurro de un nombre que no era el mío.

Eric observaba, su expresión un enigma. Decidí entonces llevar la conversación a un territorio aún más provocativo.

-Eric, ¿alguna vez has experimentado algo así? Algo tan crudo y visceral? -pregunté, inclinándome ligeramente hacia adelante, reduciendo la distancia entre nosotros.

La pregunta pareció cogerlo por sorpresa, y por un momento, su profesionalidad pareció tambalearse.

-Dominik, como terapeuta, mi enfoque está en ayudarte a explorar tus experiencias y emociones -respondió, aunque su voz tenía un matiz que no había estado presente antes.

-Claro, entiendo. Pero, imagina la sensación, la adrenalina de ese momento. Puedo enseñarte, si alguna vez estás curioso... -dije, dejando la insinuación flotar entre nosotros, cargada de posibilidades.

Eric se aclaró la garganta, claramente afectado por la dirección de nuestra conversación. 

-Creo que es importante que mantengamos un enfoque profesional aquí, Dominik.

-Por supuesto, Eric. Solo es interesante pensar en cómo diferentes experiencias pueden alterar nuestra perspectiva -concluí, recostándome en mi silla, permitiéndole procesar la intensidad de lo que acababa de compartir.

Tras un breve silencio, decidí profundizar más en nuestra conversación, guiándola hacia un terreno aún más íntimo y revelador.

-Eric, si no te importa que pregunte... ¿cómo te sientes sobre el sexo oral? Digo, ¿alguna vez has disfrutado realmente de ese tipo de intimidad? -insistí, mirándolo directamente a los ojos, desafiante y curioso a la vez.

Eric pareció sorprendido por la pregunta, su pluma se detuvo en el aire, y tardó un momento en responder. La atmósfera en la habitación se cargó con una tensión palpable, una mezcla de profesionalismo y curiosidad personal.

-Es una parte natural de la sexualidad humana, por supuesto -comenzó, eligiendo sus palabras con cuidado. -Y sí, es algo que muchas personas encuentran... satisfactorio. Pero, Dominik, recuerda que el propósito de nuestras conversaciones es centrarnos en tus experiencias y tus sentimientos.

-Lo sé, lo sé. Pero piénsalo, Eric. La sensación de sentir un miembro duro en tu boca, tan caliente, de sentir... todo -dije, permitiéndome una pausa dramática -es increíblemente poderoso. Por eso me gusta tanto dar y recibir.

Eric asintió, claramente afectado por la intensidad de mi declaración. 

-Entiendo lo que quieres decir, Dominik. Y es bueno que reconozcas lo que te brinda placer y por qué. Es importante para tu autoconocimiento y desarrollo personal.

-Exacto. Y, ¿no crees que es fascinante cómo algo tan simple puede ser tan intensamente satisfactorio? -añadí, inclinándome un poco más, reduciendo la distancia entre nosotros, provocando deliberadamente.

Eric se reclinó ligeramente, quizás inconscientemente poniendo un poco de espacio entre nosotros.

-Es ciertamente un aspecto interesante de la sexualidad humana. Y explorar estos aspectos puede ofrecer muchas perspectivas sobre nuestras propias necesidades y deseos.

-Exactamente -concluí, satisfecho con su respuesta y el curso de nuestra conversación. -Es por eso que creo que compartir estas experiencias contigo es tan valioso. Me ayuda a entenderme mejor, y espero que también te dé una perspectiva más clara sobre cómo abordar estos temas.

Mientras nos preparábamos para concluir la sesión, noté que Eric todavía parecía reflexionar sobre lo que habíamos discutido. Decidí entonces añadir un elemento más provocativo a la conversación, quizás para testear los límites de nuestra interacción terapéutica.

-Sabes, Eric -comencé, ajustando mi postura en la silla de una manera que casualmente llamara la atención sobre mi cuerpo. 

Con una mano, me ajusté ligeramente el pantalón, asegurándome de que el gesto no pasara desapercibido. 

-A veces, simplemente hablar de estas experiencias trae de vuelta todas las sensaciones asociadas... es casi palpable.

Eric, cuya atención ya estaba agudizada, siguió mi movimiento con una mirada fugaz que intentó disimular. 

-Es comprensible. Las discusiones sobre experiencias pasadas pueden ser muy evocadoras -respondió, manteniendo su tono lo más neutral posible.

-Exactamente -dije, sonriendo ligeramente al notar su breve distracción. -Y es interesante observar cómo el cuerpo puede recordar y reaccionar a esos recuerdos. Como ahora, por ejemplo. 

Hice una pausa, permitiendo que la implicación de mis palabras se asentara.

Eric se aclaró la garganta, visiblemente esforzándose por mantener la profesionalidad. 

-Dominik, es importante que mantengamos el enfoque en el propósito terapéutico de nuestras conversaciones.

-Por supuesto, Eric. No tengo intención de desviarme de eso. Simplemente estoy observando cómo las emociones y las sensaciones físicas están tan interconectadas -repliqué, buscando suavizar el ambiente mientras planteaba cuestiones que bordeaban lo personal y lo profesional.

-Sí, esa conexión es fundamental para entender la psicología detrás de las acciones y reacciones -afirmó Eric, recuperando algo de su compostura habitual. -Y es un área que seguiremos explorando.

-Espero con interés hacerlo -concluí con una nota de sincero interés, levantándome para indicar que la sesión había terminado. -Gracias, Eric. Hasta la próxima semana.

-Gracias a ti, Dominik. Hasta entonces.

Al salir del consultorio, no pude evitar reflexionar sobre la complejidad de nuestras interacciones. Cada sesión no solo era un descubrimiento de mis propias profundidades emocionales y deseos, sino que también parecía estar convirtiéndose en un sutil juego de influencias y reacciones con Eric. ¿Hasta dónde podría llevarnos esto?

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Hola! Hola! ¿Cómo estáis? Espero que estéis bien, y os haya gustado este capítulo, el cual ha superado uno de los limites entre paciente y profesional, preguntas demasiado personales y sexuales sobre ello.

¿Podrá Eric aguantar mucho más a las provocaciones de Dominik?

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Un abrazo, Alec