Javiera.
Me desperté cuando sentí como el Jere me daba besos en la cabeza.
–Buenos días —me acerqué a el y nos dimos un beso.
–¿Cómo dormiste?
–Bien —lo abracé—. ¿Que ves? —le pregunté viendo su celular.
–Videos de unos weones que construyen una piscina con un palo.
Yo y el Jere nos concentramos en el video hasta que lo empezaron a llamar.
–Que raro que me llame tan temprano mi mamá —dijo el y le contesto—. Hola mamá, ¿paso algo?
–Hola Jeremías.
–Chuu, ¿que caga me mande?
–¿Te acordaste que hoy nos vamos a juntar cierto?
El Jere me miro sorprendido.
–Ehh, si mamita —dijo nervioso.
–No te creo Jeremías.
–Es que llegue super cansado —me miro y saco la lengua por su mentira.
–Hablando de eso... —dijo su mamá y seguido de ella se escuchó la voz de un niño más chico—. Buena hermanito ¿con quien andabai ayer?
Ahí nos cago a los 2.
–¿Por qué?
–Te vi con una minita ayer en la fonda, estaba bien bonita ¿por qué no la presentai hoy? —se escuchó la risa de su mamá.
–No se si ella quiera.
–Pregúntale po, pero no le metai miedo si no somos pesaos.
El Jere silencio la llamada y me miro.
–¿Uste quiere ir?, si no, no pasa nada y digo que no nomas.
–Pero no tengo ropa acá.
–Te llevo a tu casa y cuando me termine de arreglar yo, te voy a buscar.
–¿Seguro? Es mucho webeo igual
–Sipo, por uste nomas —me dio un besito.
–Bueno, dile que vamos.
El volvió a poner el micrófono y habló.
–Si vamos a ir, pero vamos a llegar más tarde.
–Ya, vengan nomas entonces.
–Chao mamá.
El Jere cortó y solto un suspiro.