El primer vuelvo. XXI

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Narrado por la protagonista.

Al día siguiente.

En el aeropuerto está haciendo muchísimo calor. Los rayos del sol comenzaban a asomarse en el horizonte cuando el avión despegó. No tengo idea si Alemania sería mi salvación o simplemente un exilio temporal de mi dolor, pero algo en mí reconoce que este viaje sería el principio de una transformación.

Mi padre, desde los ventanales del aeropuerto  me observa marcharme. Su rostro es inexpresivo, no muestra tristeza ni remordimiento por mandarme lejos. Todo lo que le importa es mantener el control. Porque en su mente, el dolor, mi dolor no era más que una debilidad, si no algo no puede tolerar.

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Narrado por la Cassiel.

El sonido de la porcelana rompiéndose resonó en toda la casa. El vaso que había estado en las manos de Victoria ahora yacía hecho añicos en el suelo, pero ninguno de los dos parecía prestarle atención.

—¡¿Cómo pudiste?! —gritó Victoria, su rostro encendido de ira, los ojos vidriosos por las lágrimas que intentaba contener—. ¿Cómo puedes ser tan frío, tan... cruel?

Permanecí en el umbral de la puerta de la cocina, completamente inmóvil. El contraste entre mi imperturbable calma y la furia de Victoria, llenaba la habitación de una violencia muda.

—No exageres, Victoria —Dije—. Hice lo que era necesario.

Pude notar como Victoria apretó los puños. El fuego de su mirada. —¿Lo necesario? —repitió, su voz temblando—. ¡Es tu hija, Cassiel! ¡La enviaste a otro país sin ni siquiera inmutarte! Ni una sola palabra de despedida, ni una lágrima. Nada. Como si ella no significara nada para ti.

Avance lentamente hacia la mesa, con una calma inquietante, tomando asiento en una de las sillas de madera. Me frote el puente de la nariz,  la conversación me resulta aburrida.

—Ella está mejor lejos de aquí —dije sin emoción—. En este momento, Londres no es un lugar seguro para ella. No quiero que se vea envuelta en lo que viene, además, necesita sanar.

—¡Lo que viene! —Victoria levantó la voz, avanzando un paso hacia mí—. Esto no tiene nada que ver con su seguridad, Cassiel, y lo sabes. Esto se trata de ti. ¡Todo siempre es sobre ti! La estás empujando lejos, la estás dejando sola... ¡para salvarte a ti mismo!

—Estás siendo irracional —dije en un tono neutro, mis ojos clavados en los de ella—. Hazel no está bien. Necesita tiempo, necesita espacio, necesita sanar, ya te lo dije.

—¡Sanar de qué! —soltó Victoria, casi con desesperación—. ¡De ti! De todo lo que le has hecho, de todo lo que ha vivido a tu lado. La estás rompiendo, Cassiel, y ni siquiera te das cuenta.

Por mí parte, no moví ni un músculo. La observaba en silencio, con los ojos entrecerrados, evaluando cada palabra que salía de su boca, cada movimiento de su cuerpo, como un depredador calculando su siguiente paso.

—Ella volverá cuando esté lista y no, no necesita sanar de mí porque no le he hecho nada —repliqué finalmente, —Necesita sanar del daño que le causó el imbécil que le rompió el corazón en mil pedazos.

—¿Y qué hay de ti? —susurró Victoria, sintiendo el nudo en su garganta crecer—. ¿Cómo puedes enviar a tu hija lejos y seguir aquí... como si nada? Ni siquiera te importa lo que ella esté sintiendo.

Me levanté de la silla acercándome a Victoria, mi mirada seguía fija en la de ella—Te lo diré una vez más, Victoria —dije, —. Esto es lo mejor para todos. Lo que tú o Hazel sienten no es relevante en este momento. Yo hago lo que es necesario. Siempre. Yo estoy arreglando lo que hay que arreglar aquí. Ella estará mejor lejos de todo esto— dije encogiéndome de hombros.

—Eres un monstruo —susurró ella, con las lágrimas finalmente escapando de sus ojos.

La observé por un largo momento, y luego, me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta. —No es algo que no sepas ya —dije con calma antes de salir de la habitación.

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Narrado por Hazel.

2RS DESPUÉS.

Al fin estoy en tierra, le dejé un mensaje de texto a mi padre desde que llegué al país, mi tía Elina estaba esperando por mi, se ve tan linda. Sin duda Lyna, mi prima, heredó su belleza.

Corro hacia ella y la abrazo, tengo muchísimo tiempo sin verla y muero de ganas por ver a Lyna, la extraño tanto. Mañana a primera hora iré a visitar a Elena, ya que estoy muy cansada y en el psiquiátrico no van a permitir visitas ya a esta hora.

El fuerte abrazo de mi tía me recordó a los abrazos que me daba mi madre y de repente ya no tenía a mi tía enfrente, si no a mi madre besó mi frente y me abrazó fuerte, muy fuerte.

—Mama—Grite emocionada.

—Mi niña linda, ¿cómo te fue en tus vacaciones a Inglaterra con tu padre?

—Bien, mami, te extrañe muchísimo.

—Yo también, mi reina.

De un momento a otro las risas y los abrazos ya no eran más que el momento en el que el cadáver madre y mi hermana yacían sin sin vida en el suelo, mientras que los paramédicos trataban de reanimarlas, mi padre paralizado como una estatua mirando fijamente un punto y mi desesperación por ir hacia donde ellas, no podía parar de llorar ni de gritar "Despiertenlas, ellas no están muertas".

—Hazel, ¿qué pasa? Tranquila. —Escuché la voz de mi tía Elina y fue cuando me di cuenta que estaba gritando y el escenario se había ido, estaba llorando y todo el mundo me miraba como un estupido bicho raro.

—Perdoname—Dije, con mi voz apenas un susurro.

—Tranquila mi amor, puedes llorar—Replicó mi tía, acomodando levemente mi cabeza a su hombro.

Nos dirigimos lentamente al auto cuando me calme y mientras íbamos de camino nos estacionamos en un McDonald's, amo los McDonalds y mi tía lo sabe, es la comida favorita mía y de Lyna, recuerdo cuando de niña mi padre nos regañaba porque siempre lo comíamos a escondidas.

—¿Qué gusta ordenar, señorita? —Pregunto divertida.

—Lo mismo de siempre, si no es problema—Conteste.

—¡Ya lo sabía! —Respondió sonriente.

Saque mi celular mientras ella ordenaba, entre a tiktok y cada video que bajaba tiktok parecía descubrir qué pasaba conmigo exactamente rodee los ojos y apague mi teléfono, ahora mismo saber que tiktok sabe lo que pasa con mi jodida vida no me interesa.

Luego de que recibiéramos el pedido íbamos todo el camino cantando y comiendo nuestras hamburguesas, cuando llegamos a la casa ni siquiera nos quedaba una papa de nuestro almuerzo.

Nos bajamos del auto y Elina me ayudó a desempacar, bailamos y cantamos mientras desempacamos. Tener a Tia Elina es como tener a Lyna a mi lado, a pesar de que son iguales físicamente también tienen la misma personalidad y ambas son un amor.

Al terminar Elina salió de la habitación para que pudiera descansar, me dirigí al baño y me duche, ni siquiera me molesté en ponerme una ropa y me deje la bata de baño, no tengo sueño y quizás salga de compras.

Si Tan Sólo Esos Ojos Pudieran Volverme A Mirar. Where stories live. Discover now