16. Lo que no se dice

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*Martin*

Martin estaba acostado en su cama, el celular reposaba sobre su pecho mientras el audiolibro de su clase de literatura llenaba el silencio de su habitación. María, sentada en el escritorio, concentrada en su tarea, lo acompañaba en el espacio compartido. Desde el altercado con Juanjo, Martin había preferido trabajar solo, sumido en sus pensamientos, pero una notificación en su teléfono interrumpió el audio, sacándolo de su concentración.

—¿Me puedes decir quién es, por favor? —preguntó Martin, levantando el teléfono con cierta pesadez.

María, sin apartar la vista de su tarea, se estiró y tomó el móvil. Al ver de quién era el mensaje, su rostro se ensombreció.

—Mierda... —murmuró con desdén—. Es el idiota de Juanjo. Te envió un audio. ¿Lo borro?

—No —respondió Martin de inmediato, con un tono más firme de lo que esperaba—. No lo hagas, reprodúcelo.

María apretó los labios, evidentemente molesta. No entendía cómo Martin podía soportar siquiera la idea de escuchar a Juanjo después de lo que había hecho. Pero, resignada, le dio play al audio.

La voz de Juanjo resonó nerviosa, entrecortada.

—Yo solo quería decirte que lo siento... Lo que hice no fue gracioso y... —Juanjo parecía titubear con cada palabra—. Me doy cuenta ahora, y... bueno, soy un estúpido. María probablemente tiene razón. Lo siento de verdad...

Martin escuchando con atención. Sabía que Juanjo no lo había hecho para humillarlo, pero eso no quitaba lo doloroso del momento.

—Para compensarte, te hice un resumen del libro —continuó Juanjo, notoriamente incómodo—. Así que... aquí vamos: Es la historia de un perdedor arruinado que quiere suicidarse. Pero antes de hacerlo va de compras, encuentra un pergamino mágico que concede deseos y, como es un idiota, pide dinero y mujeres. Termina enfermo y muere solo como un imbécil...

El audio fue interrumpido por una voz infantil. Javier, el hermano de Juanjo, tenía una pesadilla y pedía a su hermano mayor que lo acompañara. La grabación terminó de golpe con un "¡adiós!" apresurado.

María había estado observando a Martin todo el tiempo, esperando ver enojo o frustración en su rostro, pero en lugar de eso, él sonreía. Hacía mucho que no lo veía sonreír así, de una manera tan sincera.

—Espera... ¿te parece gracioso? —preguntó María, frunciendo el ceño.

—Admite que puede ser gracioso cuando quiere —respondió Martin, todavía con la sonrisa jugando en sus labios.

—No, no lo creo —bufó María, claramente irritada.

—El no es un imbécil, simplemente finge serlo —respondió Martin encogiéndose de hombros—. Quizá deberías conocerlo mejor.

—¿No estás enfadado por lo que te hizo antes? —insistió María, sin poder comprender cómo su hermano podía perdonarlo tan rápido.

—Sí, lo estoy —dijo Martin, su tono se tornó más serio.

—Genial, suenas muy convincente —respondió María con sarcasmo.

—Solo está intentando quitarle importancia a la situación, María —dijo Martin con un suspiro—. Sé que lo que hizo estuvo mal, pero... al menos no me trata como si fuera un discapacitado. No me tiene lástima.

Las palabras hicieron eco en la habitación, y María dejó de jugar con su pluma, mirándolo con cierta tristeza.

—¿Eso es lo que sientes que nosotros hacemos? —preguntó ella, casi en un susurro.

—No, no es lo que quise decir... —Martin se apresuró a aclarar, pero el daño ya estaba hecho.

—Nos preocupamos por ti, eso es todo. Es normal. —María intentaba justificar sus actos y los de su familia—. Pero él... no sé, algo en él no me cuadra. No está intentando ayudarte, solo quiere hacerse el gracioso.

—Te equivocas —respondió Martin, bajando la cara, visiblemente afectado por la conversación.

—Solo te lo advierto, Martin. Ten cuidado con él. Hay algo raro en todo esto —concluyó María, volviendo a su tarea, aunque claramente aún molesta.

Martin permaneció en silencio, sin saber exactamente cómo responder. Mientras escuchaba los latidos de su corazón mezclarse con el silencio de la habitación, no podía dejar de pensar en las palabras de Juanjo. Por mucho que intentara alejarse, algo en él le hacía imposible ignorarlo completamente.

*

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Hola a todos, una disculpa que no pude escribir otro capitulo la semana pasada pero realmente no me dio tiempo. Decidí que esta semana escribiré 8 capítulos, les dejare el día de hoy dos y mañana otros dos. 

Los quiero mucho. 



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