Lunes por la mañana, Martin se despertó con una sensación distinta. Había algo en su estómago que no podía identificar del todo, una mezcla entre emoción y ansiedad. Pensaba en sus últimas salidas con Juanjo, la revisión médica que tendría ese día y lo que significaría para su vista. Esa incertidumbre lo había acompañado durante semanas, pero hoy había algo diferente.
Cuando abrió los ojos, lo notó. Podía ver con mayor claridad. La sorpresa fue tal que se levantó rápidamente de su cama y se acercó a la ventana. Al abrirla, el paisaje, aunque algo borroso en los colores, estaba allí, nítido en formas y detalles. Podía ver, y aunque la emoción lo embargaba, decidió guardar el secreto hasta que el doctor confirmara lo que estaba experimentando.
Más tarde, en el hospital, Martin y su madre, Rebeca, esperaban pacientemente en la sala de espera. Rebeca no dejaba de observar a su hijo, notando algo distinto en su actitud, una calma que antes no tenía. Martin fue llamado al consultorio de la Dra. Mamen para su revisión. Rebeca lo observó alejarse, sorprendiéndose al ver que Martin no llevaba su bastón.
—¿Qué? —dijo en voz baja mientras lo veía caminar con seguridad.
Ya en el consultorio, la Dra. Mamen revisó los resultados de las pruebas oftalmológicas con una expresión satisfecha.
—Bueno, Martin, estás casi ahí —dijo la doctora con una sonrisa—. La cicatrización ha sido casi perfecta. Solo es cuestión de días para que tu vista se recupere completamente.
Martin sonrió con alivio, su corazón latiendo rápido.
—¡Lo sabía! —exclamó—. Hoy pude ver el cartel de letras en la prueba... ¡Podía leerlo todo! Aún los colores son un poco complicados, pero...
—Eso es solo por la sensibilidad a la luz —explicó la Dra. Mamen—. Mi colega confirmó lo que estamos viendo, y con el tratamiento adecuado, pronto todo será como antes.
Rebeca entró justo a tiempo para escuchar las últimas palabras, y su rostro se iluminó de emoción.
—¿Es en serio? —preguntó, con los ojos llenos de lágrimas.
—Sí, señora Urrutia —confirmó la doctora—. Martin ha recuperado la vista casi por completo. Ha sido un proceso largo, pero lo ha logrado.
—¡Ama, es cierto! —dijo Martín, aún incrédulo—. No exagero, ya sabíamos que esto estaba cerca.
Rebeca no pudo contenerse más y lo abrazó con fuerza, como si no quisiera soltarlo nunca. Estaba tan emocionada que quería contarle a todo el mundo lo que había sucedido. Martin había recuperado la vista, y nada podría haberla hecho más feliz.
*
*
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Por la tarde, en el departamento de los Urrutia, la atmósfera estaba cargada de una emoción que solo algunos entendían. En la mesa del comedor estaban reunidos Rebeca, María, Álvaro Jurado, Erick, Rafa y el propio Martin, disfrutando de una tranquila charla.
—La suma de 2 + 2 es igual a 4 —explicaba Álvaro a Erick, ayudándolo con su tarea de matemáticas—. Entonces, ¿cuánto crees que es 4 + 2?
Desde la cocina, Rebeca le hacía señas a Martin, instándolo a que compartiera la gran noticia con todos. Martin decidió que era el momento adecuado.
—María, espera —dijo Martín, captando la atención de su hermana que se preparaba para regresar a la escuela—. ¡Vaya! Ese pañuelo es muy bonito, te ves muy hermosa.
María lo miró, confundida al principio.
—Gracias —respondió con una sonrisa, pero algo en la forma en que Martin lo dijo la hizo detenerse.
—Combina perfectamente con tu ropa —añadió Martin, su sonrisa creciendo a medida que veía cómo la sorpresa comenzaba a apoderarse de todos en la sala.
Rafa, que estaba concentrado en su libro, levantó la vista, mientras Álvaro y María se miraban entre sí, realmente sorprendidos. Por su parte, Erick, que seguía luchando con su tarea, se dio cuenta de que algo importante estaba pasando.
—¿Cómo sabes que combina? —preguntó Álvaro, frunciendo el ceño—. No me digas que...
—¡Me lo dijo un pajarito! —respondió Martín, con una sonrisa traviesa.
—Martin... —dijo Álvaro, acercándose un poco más—. ¿Cómo sabes el color del pañuelo?
—Te lo dije, me lo dijo un pajarito —repitió, esta vez con una risa contenida—. Por cierto, ese suéter gris no te favorece mucho, ¿eh?
Fue entonces cuando Rafa soltó la pregunta que todos pensaban.
—¿Has recuperado la vista?
—Es imposible... —murmuraron María y Álvaro al unísono.
En ese momento, Rebeca soltó una carcajada, y Martin no pudo contener la suya. Todos los presentes lo miraban atónitos, aún sin poder creer lo que acababan de escuchar.
—Sí, chicos, es verdad —dijo Martin con una amplia sonrisa—. He recuperado la vista.
—¡Oh, no bromees! —exclamó Álvaro, con los ojos llenos de incredulidad—. ¿De verdad?
—¿Lo dices en serio? —preguntó María, saltando de su silla con una mezcla de emoción y sorpresa.
—No te creo —dijo Jurado, sonriendo y levantando tres dedos—. A ver, ¿cuántos dedos tengo?
—Tres, y tienes una manchita en el dedo índice —respondió Martin, riéndose.
La sorpresa y la emoción en la sala fueron palpables. Todos se miraban entre sí, aún en estado de shock. No podían creer lo que estaban presenciando.
—¡Qué lentos son para darse cuenta! —bromeó Martin, soltando una carcajada.
De repente, Erick, que había estado callado hasta ese momento, entendió lo que estaba sucediendo. Saltó de su silla, corriendo hacia Martin y rodeándolo con un fuerte abrazo.
—¡ESTÁS CURADO! —gritó Erick, con una alegría tan pura que contagió a todos—. ¡Es genial!
El pequeño grupo de amigos y familiares celebró la noticia con abrazos y sonrisas. El ambiente se llenó de risas y alegría, mientras Martin disfrutaba del momento. Su vista había vuelto, pero más allá de eso, estaba rodeado de las personas que amaba, y eso lo hacía todo aún más especial.
Mientras el bullicio continuaba, Martin no pudo evitar pensar en qué diría Juanjo cuando lo supiera. Había tanto que quería contarle, y aunque las cosas entre ellos seguían siendo confusas, estaba claro que este nuevo capítulo en su vida iba a ser emocionante. Una nueva luz iluminaba su camino, y Martin estaba listo para aprovechar cada instante.
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Nuestra medicina
RomansaEn un mundo donde las cicatrices emocionales y los secretos del pasado amenazan con sofocar cualquier atisbo de felicidad, Martín Urrutia y Juanjo Bona se encuentran en una encrucijada crucial en sus vidas. Ambos han enfrentado desafíos que los han...