Capítulo 16

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Capítulo 16.

Aléjate.

Me enamoré de una oscuridad deslumbrante, cegadora. Lo que está pasando es tan contradictorio como que un angel pueda encontrar la parte buena de un demonio, es completamente imposible pero a pesar de eso sigo arriesgandome, el contacto que tuvieron nuestros labios despertó algo en mí que nunca había sentido, una combinación de sabores que no tenian nada que ver entre si inundaron mi mente dandome a entender que estaba haciendo lo correcto, lo que yo quería hacer. Me estaba volviendo adicta al veneno, a una persona que podía matar a otros sin piedad alguna, eso ya no me importaba lo más minimo.

Estar con una persona que está destinada a destruirme.

Eso es lo que quiero.

Porque en el fondo sé que me dará lo que necesito.

Ganas de vivir.

De recomponer los trozos de mi ser que había perdido antes de llegar.

El sería mi salvación y mi perdición a la vez.

Nos encontrabamos en el coche en rumbo a nuestro destino desconodido, algo me decía que este viaje hiba a hacerme bien, es la oportunidad perfacta para la relación que estamos empezando a construir.

Quien lo hiba a decir.

No habíamos hablado demasiado, él estaba concentrado en la carretera y yo volviendo a recrear las imagenes de nuestro beso, estaría dispuesta a repetirlo mil veces.

Después de unas tres horas noté como el peliblanco giraba las llaves para aparcar, no podía creer lo que estaba viendo.

Estabamos delante de una mansión con vistas al mar.

No podía creer lo que estaban admirando mis ojos, una casa con una fachada echa de ladrillos blancos resplandecida por los destellos de sol que se filtraban por las grandes cristaleras y el techo verde oliva plano lo que completaba el toque minimalista del exterior. Por dentro se podía ver un estilo muy diferente, más mediteraneo, rodeado de un paisaje tropical demasiado acojedor como para no sentirte libre y relajada, los elegantes suelos de madera combinados con las paredes de estuco compuestas por yeso blanco que absorbín la luz solar le daban un toque al ambiente que me parecía simplemente espectacular. Cuando pisé el suelo del patio trasero me sentí como si estuviese pisando un cristal nevado que reflejaba el agua aqua de la piscina que se encontraba a lo lejos.

-¿Es tu casa de vacaciones?

-Exacto-afirmó con demasiado orgullo que desée quitar de un puñetazo.

O de un beso.

-Lo que tiene el capitalismo-suspiré.

-Ahora todo esto también es tuyo, si pudiera hasta lo pondría a tu nombre.

-Dejate de tonterias y explicame el plan que tienes para estos días-propuse divertida anclandome en su brazo.

Cada contacto era menos dificil de asimilar.

Pero me encantaba hacerlo.

Poco después ya llevabamos cada uno nuestro bañador, no pude evitar observar cada detalle de su figura cuando no me vigilaba.

Era todo un gozo.

Cuando nos acercamos a la fosa de agua cristalina me senté en el borde dejando caer mis pies en el interior, me sentía, bien, despejada, viva.

-Si no fuese por tu lesión ya te habría tirado-comentó poco después acercandose a mí.

-No creí que diría esto pero estoy contenta del accidente-solté poniendo los ojos en blanco.

El juego del villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora