Volumen 6: A quien debes temer Acto 1

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El miedo, una emoción arraigada a la naturaleza de todas las criaturas sintientes...

Es un error pensar que el dolor está presente en todos los seres vivos, pues de ser así los árboles huirían en presencia del fuego, y la grama se ocultaría en la tierra antes de la llegada de algún herbívoro.

Al final, lo único que relaciona a todos los seres capaces de sentir miedo es su capacidad de sentir dolor, su deseo de felicidad, y su aversión a la desesperación.

Por lo que al final, el desprecio al temor es una forma de miedo, por lo que aquellos seres quienes presumen de no tener miedo a nada son los primeros en desmoronarse al experimentar el verdadero terror.

En algún lugar del vacío, muchos años atrás...

Entre la infinidad de reinos presentes dentro del vacío se han desatado un gran número de guerras y batallas, algunas grandes y de poca importancia y otras pequeñas, pero de gran importancia, esta es una de esas guerras...

En medio de un campo de batalla docenas de explosiones se hacen escuchar, del cielo cientos de aeroplanos de combate caen envueltos en llamas, a la par que un sin número de soldados se arrastran lo más lejos que puedan de aquel sangriento lugar.

En un momento dos destellos se hacen presentes en el cielo, uno azul y otro dorado, los cuales chocan entre si una y otra vez generando poderosas olas de energía, con la fuerza suficiente para derribar un tanque blindado.

Del horizonte, varios dirigibles escoltados por aviones se hacen presentes, los cuales no tardan en soltar varias cargas de explosivos sobre el campo de batalla, antes de ser atravesados y derribados por aquel destello dorado, quien no tarda en ser interceptado por su enemigo.

Con un poderoso golpe de su adversario el guerrero de la luz dorada cae al suelo, matando en el proceso a una gran cantidad de soldados.

Al reincorporarse este se revela a sí mismo como un hombre alto en uniforme militar negro similar al de los soldados a su alrededor, cabello oscuro y ojos dorados con el cuerpo lleno de heridas, quien dispara un arma de fuego al aire generando poderosas ráfagas de energía.

En un momento un rayo de luz celeste cruza a un lado del hombre volando su mano en pedazos, causándole un gran dolor, mientras que en el cielo una figura se hace presente.

Un hombre joven de cabello blanco con algunos mechones oscuros y ojos azules con una ligera cicatriz en el labio, cubierto en un uniforme militar azulado con el mismo escudo de los dirigibles a su espalda...

—Este es el final Werner... —Clama el joven de ojos azules —Tu armada cayó, tu patria ha sido exterminada, todos los que te han ayudado están muertos o se han pasado a nuestro bando.

—¿El final...?, no... Yo diré cuando sea el final —Exclama el moribundo hombre —Mi ejército se puede reconstruir, mi patria se puede volver a levantar, siempre que alguno de nosotros viva... nunca nos rendiremos, eso es algo que un maldito traidor como tú nunca podía entender.

—Yo no soy un traidor —Clama el joven de ojos azules manifestando un círculo de runas entre sus manos —Yo siempre he sabido cual es el lado correcto de esta historia.

Tras esas palabras a las espaldas del uniformado de azul una esfera negra de gran diámetro se hace presente, acompañada de varias docenas de esferas del mismo diámetro, cubriendo en un segundo el extenso campo de batalla.

—Werner, por una vez has algo útil en tu vida y no intentes sobrevivir a este ataque —Espeta el joven de ojos azules antes de retirarse en un destello de luz celeste.

Ante esa Escena los soldados supervivientes del campo de batalla sueltan sus armas, mientras observan con temor el cielo negro que rápidamente se acerca a ellos.

El Coleccionista de lo Perturbador (Hana no Zenchō 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora