Volumen 6: Lúa Acto 1

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Tras cabalgar durante unos minutos, estos logran visualizar un campamento lleno de caballeros y paladines de la iglesia, quienes a la primera oportunidad les apuntan con sus armas.

—Identifíquense... —Clama uno de los paladines en turno.

—Esperen, ellos vienen conmigo —espeta el joven.

—¡¿Tu...?!, ¿dónde demonios te habías metido?, el cardenal Chapman esta bastante molesto, repórtate en tu puesto de inmediato —Exclama el paladín.

—Primero deje pasar a estos hombres...

—No lo puedo permitir, estos podrían estar infectados por los gusanos demonio, no puedo permitir que se acerquen a nuestros caballeros —Señala el paladín.

—Pero...

—Él tiene razón —señala uno de los mercenarios —Su ofrecimiento es noble, pero en estos tiempos cada quien debe velar por su propia seguridad. Vámonos...

Tras esas palabras los mercenarios dan la vuelta a sus corceles y proceden a alejarse, no obstante, en el último segundo el paladín nota una bolsa rasgada en la espalda de uno de los mercenarios, la cual rápidamente le arranca.

—Oye ¿Qué crees que haces? — reclama el mercenario.

—Eso debería decirlo yo, ¿Por qué demonios guardan las armas del demonio? —Señala el paladín exhibiendo como estos cargan algunas armas de fuego en mal estado.

—Las encontramos en el bosque... —Clama uno de los mercenarios.

—Es decreto de la iglesia castigar a todos aquellos relacionados con el héroe corrupto o sus maquinaciones, ninguno de ustedes se ira de aquí con vida —Aclama el paladín, arremetiendo con su espada antes de ser bloqueado por Lion.

—Deténgase, yo lo vi con mis propios ojos, ellos no tienen nada que ver con el héroe corrupto —Afirma el joven Hourglass.

—Solo estoy siguiendo la ley, como se supone que tu deberías de hacerlo, si esas armas de fuego llegaron hasta aquí significa que la influencia de los herejes de la fortaleza de bastos también llego hasta aquí, bien ellos podrían ser transportistas contratados por los herejes —Reclama el hombre.

—No tienes pruebas de que eso sea cierto... —Espeta el joven.

—Pero tú tampoco tienes pruebas que los respalden...

Tras esas palabras el joven empuja al paladín y a su caballo hacia atrás, para posteriormente enterrar su espada en el suelo.

—Virtud de los herreros "Adamantite" ...

Tras esas palabras alrededor de los jinetes empezaron a emerger espadas de plata pura, todas de gran tamaño y resistencia.

—Ustedes deseaban vender las piezas del arma de fuego, ¿no es así?, estas espadas son de titanio, oro y plata, cada una les permitirá vivir cómodamente por un año a cada uno de ustedes, llévenselas a cambio de las armas de fuego.

Tras esa acción todos los presentes se quedaron sin palabras, aun así, los jinetes no dudaron tirando rápidamente las armas de fuego, para posteriormente tomar las espadas que Lion había invocado.

—En estos tiempos difíciles todos hacemos lo posible para sobrevivir —espeta el joven Hourglass —Morir siguiendo los deseos de la diosa, es un privilegio de los héroes, caballeros y los paladines, no podemos obligar a la gente normal a vivir como nosotros, solo evitar que deban recurrir a atrocidades para sobrevivir.

Las palabras del joven Hourglass estaban llenas de elocuencia, por lo que a regañadientes el paladín ordena a sus hombres bajar sus armas.

Tras esas palabras una sonrisa llena de optimismo se dibujo en el joven, la cual se esfumo rápidamente tras adentrarse al campamento, mientras le arrojan una jarra de agua a la cabeza.

El Coleccionista de lo Perturbador (Hana no Zenchō 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora