VOLVER A LA VIDA

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KARINA

Tres meses ya habían pasado desde que regresé a mi vida después de terminar mi misión. Me sentía renovada, lista para enfrentar el futuro.

Pero el pasado seguía acechando.

Recuerdos de mi tiempo en la organización secreta aún me perseguían. Recuerdos de la adrenalina, del peligro, de la muerte.

Y recuerdos de él.

Aslan.

El hombre que me había reclamado como suya.

El hombre que no sabía lo que había pasado en mi vida.

Pero pronto lo sabría.

Mi investigación sobre mi familia y la promesa que habían hecho con los Rosenberg avanzaba lentamente.

Descubrí que la promesa era más que una simple alianza. Era una transacción.

Una transacción que me incluía a mí.

Me sentí una mercancía, un objeto que se podía comprar y vender.

Pero no iba a permitirlo.

No iba a permitir que Aslan me controlara.

No iba a permitir que me definiera.

Era hora de tomar el control de mi vida.

Era hora de luchar por mi libertad.

Y era hora de enfrentar a Aslan.

Estaba lista.

Estaba preparada.

Y estaba decidida.

Nadie me iba a dominar.

Nadie me iba a controlar.

Yo era Karina Rosenberg.

Y yo era libre.

Estaba saliendo de la cocina cuándo la puerta de la entrada se abrió abruptamente

Me giré hacia la puerta de la cocina, sorprendida al ver a Aslan entrar como si fuera el dueño de la casa.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, intentando mantener la calma.

Aslan sonrió, su mirada recorriendo la cocina antes de posarse en mí.

—Vinimos a hablar —dijo, su voz baja y autoritaria.

Su intensa mirada me incomodaba,no sabía cómo lidar con eso, Aslan era un hombre  del que cualquiera se enamorora menos yo

—No recuerdo haber invitado a nadie —dije, cruzando los brazos sobre mi pecho.

Aslan se acercó a mí, su presencia imponente.

—No necesito invitación —dijo—. Esta casa es mía tanto como tuya.

Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—¿Qué quieres decir? —pregunté.

Aslan se detuvo frente a mí, su mirada intensa.

—Quiero decir que eres mía, Karina —dijo—. Y puedo venir a verte cuándo se me de la gana.

Mi corazón latía con fuerza.

—No hay acuerdo —dije—. No hay nada entre nosotros.

Aslan se rió.

—Oh, Karina —dijo—. No puedes negarlo. La promesa que hicieron tus padres es vinculante.

Me sentí una oleada de rabia.

—No puedo creer que sigas pensando que puedes controlarme —dije.

Aslan se acercó más, su aliento en mi oreja.

—Puedo controlarte, Karina —dijo—. Y lo haré.

Me sentí un miedo creciente, pero no iba a dejar que me intimidara.

—Nunca —dije, mi voz firme—. Nunca seré tuya.

Aslan sonrió.

—Ya veremos —dijo—. Ya veremos.

Y así como entro se fue, dejando su promesa en el aire que haría cualquier cosa por tenerme.

Después de la visita de ese hijo de puta. Salí de la casa, decidida a dejar atrás el pasado y empezar de nuevo. Cuando me fui de casa, era apenas una niña, sin nada más que la ropa que llevaba puesta.

Pero ahora, después de todo lo que había pasado, era una mujer.

Una mujer con secretos.

Una mujer con cicatrices.

Una mujer con un propósito.

Me sumergí en el bullicio de la ciudad, dejando que el ruido y la energía me envolvieran.

Necesitaba distraerme de Aslan y su insistencia en controlarme.

Necesitaba recordar que era libre.

Compré ropa nueva, accesorios y maquillaje. Me transformé en una persona diferente, alguien que no tenía nada que ver con la niña que había dejado atrás.

Pero cuando me miré en el espejo, vi la misma Karina.

La misma Karina que había sobrevivido a todo.

La misma Karina que se negaba a rendirse.

Sonreí, sintiendo una sensación de determinación.

No iba a dejar que Aslan me definiera.

No iba a dejar que mi pasado me controlara.

Era hora de crear un nuevo futuro.

Un futuro en el que yo era la dueña de mi destino.

Y nadie más.

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⏰ Última actualización: 19 hours ago ⏰

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