Capitulo 37

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Fede e Ian subieron rápidamente las escaleras, casi tropezando con cada escalón mientras escuchaban el ruido proveniente de la habitación de Yle. Al llegar, abrieron la puerta de golpe sin pensarlo demasiado.

—Yle —exclamó Ian, jadeando por la carrera.

La habitación estaba en completo desorden. Había un gran florero roto en la habitación, las flores esparcidas por el suelo, Yle se encontraba de pie, con una expresión de incomodidad.

—Salgan de aquí—les dijo con una mezcla de vergüenza y fastidio—Este lugar es un desastre.

Fede y Ian se miraron, confusos y preocupados, pero sin moverse del umbral.

—Yle, ¿estás bien? —preguntó Fede, notando que ella sostenía una mano con la otra, como si la estuviera cubriendo.

Fue entonces cuando ambos notaron una pequeña mancha de sangre en su brazo.

—Te cortaste—exclamó Ian, dando un paso hacia adelante.

—No es nada —intentó restarle importancia Yle, pero su tono traicionaba cierto dolor.

—Déjanos ver —insistió Fede, acercándose rápidamente junto con Ian.

Con cuidado, Yle mostró su mano, revelando un corte en su palma. No parecía tan grave, pero había sangre, y era evidente que les preocupaba.

Fede ya había corrido hacia el baño de su habitación y regresó con un botiquín de primeros auxilios. Los dos chicos, se encargaron de desinfectar y vendar la mano de Yle.

—Ya ves, no es tan grave —dijo Yle, tratándose sonreír.

—Grave o no, siempre nos preocuparemos por ti —respondió Fede, terminando de vendar el corte con cuidado.

—Gracias, chicos —dijo Yle, con la mirada más suave ahora—Pero de verdad, la próxima vez, toquen antes de entrar.

Ian y Fede intercambiaron miradas, sonriendo levemente.

—Lo tendremos en cuenta —dijo Ian—Aunque con todo el ruido que hacías, no podíamos esperar.

Fede e Ian terminaron de vendar la mano de Yle, pero notaron que ella seguía inquieta, como si el dolor fuera más allá de lo físico. Ian la miró detenidamente y se dio cuenta de que sus ojos estaban ligeramente vidriosos, a punto de romper en llanto.

—¿Qué pasó realmente, Yle?—preguntó Ian, con suavidad, mientras Fede recogía los restos del botiquín.

Ella suspiró, bajando la mirada. Apretó un poco la mano vendada, y las lágrimas comenzaron a escaparse.

—Me tropecé—comenzó a explicar en voz baja—Iba entrando a la habitación me tropecé y al tratar de agarrarme de algo para no caer, me agarre  un florero de cristal. Se cayó, y  me cortó la mano, No pensé que fuera tan profundo, pero me dolió mucho.

Ian frunció el ceño, claramente preocupado, pero había algo más en la forma en que ella lo decía. El corte no parecía ser la única causa de su angustia y ellos sabían por que.

—Pero, no es solo por eso, ¿verdad? —dijo Fede, acercándose a ella con suavidad.

Yle los miró, sus labios temblando, y finalmente se dejó caer en la silla cercana, rompiendo a llorar de verdad.

—No—admitió entre sollozos—Es por Iván. Hoy se suponía que íbamos a cenar juntos, pero me dejó plantada en el restaurante. Estaba tan emocionada, esperándolo, pero llegaste Fede y fue cuando supe el por qué no llegó, estaba con otra chica.

Los ojos de Fede e Ian era de una mezcla de rabia, pero el más molesto ela situación es Fede.

—¿Cómo pudo hacerte eso?—preguntó Ian, sintiendo una oleada de enojo hacia Iván, mientras Fede, con el ceño fruncido, apretaba los puños.

Late Night Talking || Fede Vigevani Donde viven las historias. Descúbrelo ahora