4 - Curar heridas (Hiro x Aoi)

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Los altavoces sonaban al máximo de volumen, haciendo retumbar el escenario sobre el que cantaba la banda More Than True. La voz de Naoto, el vocalista, se confundía con los gritos del público. Las luces de colores los alumbraban. King tocaba la batería con ferocidad. En un intento de impresionar al público, tiró las varillas y las volvió a atrapar en el aire. Hiro le hechaba pasión a la guitarra, pero la maniobra de King lo inspiró. Impulsado por la adrenalina, se tiró de rodillas sobre el suelo del escenario, y terminó cayendo de frente al piso. Por proteger la guitarra, interpuso la mano, dándose contra la muñeca. Naoto desvió la mirada hacia aquel. Se dió cuenta de que una expresión de dolor marcaba la cara de Hiro.

El rubio guitarrista se volvió a levantar. Intentó seguir tocando, pero la mano le dolía de sólo moverla. Shurato, el otro guitarrista, trató de cubrir a su compañero, tocando con aún más ímpetu su instrumento. El ritmo de "Kiss of the Alice Blue" llegó a su punto máximo de emoción. La canción terminó, y la banda abandonó el escenario, seguidos por los gritos de "otra, otra".

More Than True se apartó al camerino.
– Eso te pasa por intenso, y tonto. – le reprochó Naoto, arqueando las cejas.
El rubio no le dió importancia al regaño. Se frotó la muñeca, y palpó un poco de sangre que comenzaba a brotar. King se rió.
– Pretendías robarte el show. Eh, eh~.
Luego de las risas, salió del camerino al pasillo. Regresó con tres chicas, de las cuales sólo conocía a una, a Ichigo Hoshimiya. Era una rubia de ojos rojos, que en cierta ocasión había tenido su escapada con la banda. Las otras eran una de cabello azul, y una castaña respectivamente. Le llamó la atención especialmente la azul, la cual se le hacía familiar. Tenía una coleta al lado derecho de su cabeza, amarrada con un moño pomposo.
– Mira, Hiro, te traje al grupo Soleil. – dijo King, alzando un pulgar en aprobación.
– ¿Yo para qué quiero a esas niñas?
La castaña se adelantó, con la mirada echando chispas, habló.
– Nos llamó tu amigo. Estábamos tranquilamente preparándonos para nuestro concierto, pero si no te interesa nos podemos ir otra vez.
– Ya, ya, calma Ran-san. – pidió King. Intentó pasarle una mano por el hombro, pero ella respondió con un grosero manotazo. – A ver, me dijeron que Aoi-san es muy inteligente, y que sabe un montón.
– ¡Sí!, Aoi sabe hasta de cosas que pasaron antes de que naciéramos. – dijo Ichigo, tratando de presumir a su amiga, la del cabello azul.
– Lo dices como si hubieran nacido hace mucho tiempo, pequeña. – comentó Shurato, atrevidamente.
– Ya dejen las tonterías. – contradijo Naoto, llevándose una mano a la cara. – A ver, Kiriya, ¿Sabes tratar una dislocación?
– Sólo lo básico. – respondió la azulada, con modestia. – ¿A quién debo ayudar?
Naoto apuntó a Hiro, el cual seguía frotándose la muñeca. Aoi mandó a buscar un pedazo de hielo y un paño. King se encargó de traerlo lo más rápido que pudo.
La chica le pidió al guitarrista que mantuviera el brazo levantado, a la altura del corazón. Colocó el paño con el hielo sobre la muñeca del artista. Él estuvo apunto de retirarla por una punzada de dolor repentina, ella le sostuvo la mano con fuerza.
– ¡No te muevas!, sino te va a doler más.
– Oye, Aoi, ¿Cuánto crees que se demore esto? – preguntó Ran, la castaña, con visible fastidio. – Debemos seguir preparando nuestro concierto.
La idol hizo un gesto de "más o menos". Ran, sabiendo que aquello daba para largo, se sentó en una silla del camerino.
– Oye, esa era mi silla. – dijo King, en broma.
– Si la quieres vas a tener que sentarte encima de mí.
Así lo hizo.
– ¡Espera!, ¡No lo decía enserio!, ¡Tonto!
Shurato se rió, Naoto frunció el ceño.
– King, son niñas, deja esas bromas. Luego se deforma su figura y te echa a la culpa a ti.
– A ver, limpiapeceras. – Ran se volteó hacia él. – Yo no te he dado confianza para que me andes llamando niña.
Mientras tanto Aoi hacía caso omiso de las conversaciones del resto. Mantenía presionado el paño sobre la muñeca de Hiro. No sabía el artista por qué le llamó tanto la atención desde el primer momento que hizo acto de presencia, pero su curiosidad no desapareció. Pudo ver mejor su rostro, ahora que la tenía cerca. Ella tenía una piel tersa, y blanca, que contrastaba con sus ojos azules como radiantes zafiros. Decidió que no era mal momento para hacerle un cumplido.
– Eres linda.
– ¡Gracias! – contestó Aoi, con una sonrisa. Sus mejillas se volvieron un poco rojas, y el rubio lo notó. Dejó escapar una sonrisa orgullosa, al saberse un caballero y conquistador.
– Sabes, soy muy fan de More Than True. Amo todas sus canciones. – dijo la chica, aún con su sonrisa en el rostro.
– Eres idol, ¿no?, ¿Qué canciones tienes?
– "Prism Spiral", y "Stranger Alien".
Él último nombre le sonó conocido. Recordó un vídeo musical que había visto hace un tiempo, de una chica que cantaba y bailaba usando vestidos de la marca Futuring Girl. Se dió cuenta de por qué le parecía familiar Aoi, ella era la chica de ese vídeo.
– Cantas muy bien. – agregó el rubio.
Aoi se emocionó por el cumplido, y pensó que también debía dar uno.
– Tienes unas manos lindas. – dijo ella. Al guitarrista le pareció un cumplido de lo más extraño. Ella enseguida se rectificó. – Quiero decir, se ven muy fuertes. Eso lo da tocar tanto la guitarra, ¿Verdad?
– No entiendo bien.
– Descuida, ya no me hagas caso. – murmuró, avergonzada. – Estoy hablando tonterías.
Ya como ataque final, el rubio sacó una última frase de la baraja.
– No creo que hables tonterías. Di lo que quieras, te escucho.
Aoi sonrió, pero la voz de Ran se alzó por encima de ellos.
– Oye Aoi, él quiere que lo infles, no caigas en su trampa.
Él miró a Ran de reojo, con ganas de gritarle "¡Qué te importa!", pero no se iba a atrever delante de la joven azul.
Pasó casi media hora en el camerino. Ran logró pelear con todos en tiempo récord. Ichigo no paraba de hablar con Naoto, lo cual lo incomodaba. Ella era muy parlanchina, y él un emo por naturaleza.
Aoi apartó el paño. Agarró una venda, y la envolvió alrededor de la muñeca de Hiro.
– Ya está bien, de todas formas no te olvides de pasar por el hospital.
Él asintió, y se quedó observando como ella se iba junto al resto de Soleil. Cuando estuvo a punto de desaparecer tras la puerta, la llamó, haciendo que todos lo miraran. Fue incómodo.
– ¿A qué hora es tu concierto? – preguntó el músico. Con radiante sonrisa, la azul respondió que a las cuatro.
Cuando ya estuvieron las de Soleil bien lejanas, Naoto dejó escapar un largo suspiro.
– ¿Vas a ir a escucharlas?, Tenemos que discutir las canciones del álbum.
– No tiene caso, Nao. Donde Hiro pone el ojo, no hay quien lo detenga. – explicó King, con una sonrisa pícara.

Amores singulares - FluffTober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora