Se escuchó un estruendo en la casa Rivera. Imelda se hallaba afuera al momento del ruido. Interrumpió la conversación con la vecina y se apresuró a entrar. Se encontró a Héctor en la cocina, recogiendo con la mano las piezas rotas de la fuente de la ensalada. En el piso había un desastre de fragmentos afilados, vinagre derramado y verduras estalladas por el impacto. Notó en una esquina de la cocina la guitarra de Héctor, con manchas grasientas en la caja de resonancia. Inmediatamente, sugirió que su marido había derribado la fuente al intentar bailar con la guitarra en mano.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no bailes en la cocina?
- Sí, perdón. - contestó él, mientras desviaba la mirada.
- Más te vale que salgas a la calle y me consigas otra. - agregó Imelda con el cejo fruncido.Su esposo sólo se limitó a asentir con la cabeza y marcharse en silencio. A ella le extrañó que él no buscara defenderse, o por lo menos justificar su accidente. Decidió no darle tanta importancia, y continuar con los quehaceres diarios.
Durante el transcurso del día, notó que la pequeña Coco evitaba hablarle. Tenía una mirada de miedo, y la mayor parte del tiempo se mantenía oculta en su cuarto. Nada más tuvo una oportunidad, Imelda fue a hablar con su hija para saber qué le pasaba. Ella se echó a llorar.
- Mamá, fui yo quien rompió la fuente. - confesó.Imelda quedó estupefacta.
- Papá dejó su guitarra sobre la mesa. Intenté alcanzarla, pero terminé lanzando la ensalada al suelo. - dijo la niña mientras intentaba secarse las lágrimas. - Papá dijo que había sido él para que no me pegaras con la chancla.La madre enseguida entendió porque su marido había actuado tan raro. Se acercó a Coco y la abrazó.
- Mira, Socorro Rivera, la chancla es necesaria para que aprendas, pero esta vez no te voy a pegar, porque fuiste sincera conmigo.La niña asintió. Al momento, escucharon el rechinar de la puerta principal. "Héctor" murmuró Imelda. Ambas se fueron a la sala, donde Héctor se hallaba colocando la nueva fuente sobre una mesa.
- Ya te la traje. - dijo, mientras se secaba el sudor de la frente. - Perdón por romper la otra.Imelda miró de soslayo a Coco, y sonrió.
- Estás perdonado. - respondió. - Si quieres puedes tocar un poco la guitarra.Él dio las gracias y se fue con Coco al fondo de la casa. "¡Qué familia!" pensó la mujer.
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Amores singulares - FluffTober 2024
FanfictionUna serie de historias de distintas franquicias y shipps, con un tema en común: el amor. Esta es mi participación del FluffTober2024 de la página de Facebook "Es De Fanfics". Franquicias: Aikatsu, Coco, El extraño mundo de Jack, El Gato con Botas, E...