29 - Notas de amor (Jack x Sally)

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Últimamente, el rey del Halloween no paraba de encontrar cartas de una supuesta admiradora. Venían con poesías tétricas y aterradoras:
"Te amo, como los asesinos aman la sangre. Te adoro, como los zombies adoran los sesos arrancados de los cadáveres. No puedo parar de pensar en ti. Mi mayor anhelo es que nos encerremos juntos en el mismo ataúd".
– Me siento acosado, y eso me encanta. – le dijo Jack a su perro Zero. – ¿De quién crees que sean las cartas?

El fantasma ladró y voló, escapándose de su alcance. Jack lo persiguió. Parecía una garrocha mientras corría con sus piernas esqueléticas.

Ambos quedaron frente a la casa del doctor Flinkestein. Zero ladraba a la ventana.
– ¿Qué es lo que quieres? – preguntó el rey del Halloween, intrigado.
Notó a Sally asomarse. Ella los saludó a ambos, con sus manos azules. Bajó a la puerta y los recibió.
– Sabía que ibas a venir. – dijo, en un tono anhelante.

Jack se rascó el cráneo, algo confundido.
– ¿Por qué lo sabías?
– Eres muy listo, y sabía que tarde o temprano averiguarías que las cartas son mías. – respondió ella, con una gran sonrisa en el rostro.

El esqueleto quedó sorprendido, y volvió a mirar a Zero, el cual daba volteretas en el aire.
– Sí, él me ayudó. – agregó Sally. – Se encargaba de llevarlas hasta tu casa.

Jack entendió que todo ese tiempo, los dos seres en quienes más confiaba en el mundo, habían estado conspirando para dejarle notas anónimas.
– Son realmente espantosas tus cartas, cuando las leo se me coagula la sangre. – respondió Jack, en un tono galante.

Sally comenzó a jugar con su propio cabello. Tenía una gran sonrisa de enamorada.
– Espera..., ¡Jack!, ¡Tú no tienes sangre!
– Ah, ¿Sí?, Pues... Me sentí como si la tuviera. – agregó, luego de darse cuenta del error. Sally era muy lista. – ¿Quieres que salgamos?, Hoy la luna está más brillante que nunca.
Ella asintió con la cabeza, y se enganchó de su brazo.
– Primero pídele permiso al doctor, no quiero que te regañe. – dijo el rey del Halloween.
– No hace falta. Lo encerré en un ataúd. – contestó la chica.

Ambos se echaron a reír.

Amores singulares - FluffTober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora