16. Cuando todo era perfecto

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Brennan se estaba enloqueciendo de preocupación por lo de la feria el día anterior, además que también recordó la noche del show en aquella ciudad contigüa al pueblo de ella, que Delfina de la nada no quiso comer ese algodón de azúcar que tanto había querido desde que habían llegado.

No podía haber tanta coincidencia, así que angustiada le pidió a Nadia y a Pablo que por favor intenten averiguar como pudieran acerca de esa mujer, necesitaba saber quien era y por qué miraba así a su hija y a su marido.

También les pidió por favor que sean discretos delante de su familia, no quería preocuparlos hasta estar segura.

Esa noche la pareja estaban solos con el bebé porque Delfina se había quedado a dormir en la casa de su abuela Coni, la mamá de Diego.

Brennan estaba terminando de lavar los platos y Diego viendo la tele en el comedor.

Cuando ella se acerca para sentarse en la silla contigüa, él la toma con ambas manos de la cadera y la sienta en sus piernas quedando los de frente a los ojos.

La toma del cuello suavemente acercándola uniendo sus labios ardientes de deseo, sus lenguas danzan a un ritmo delicioso y parejo cada vez con más intensidad, luego él baja a su cuello para dejarle besos húmedos, haciendo que ella se deleite y pida más pero no fue así, por parte de su mujer no había tal reacción que él estaba esperando.

- ¿Qué pasa Amor? Me habías dicho que la doctora dijo que ya podíamos retomar nuestra vida sexual cuando quisiéramos después de que naciera el niño.

Brennan se queda congelada, realmente quería estar con él pero estaba demasiado ansiosa esperando que le llame Nadia para que le diga lo que había averigüado. No tenía cabeza para nada más en esos momentos.

Diego al ver que su mujer no le responde ni nada, la saca de su regazo decepcionado y se va arriba, estando ahí se sienta en el sofá indignado porque ella estaba rara, le preocupaba porque Brennan no salía ser así nunca.

Enseguida oye que en la planta de abajo timbra el celular de su mujer, le llama la atención la hora tan tardía, rogaba que no fuera su madre, que no le haya pasado nada a Delfina, pero siente también que Brennan sale a hablar al patio. Diego no entiende por qué tanto misterio, no se quería hacer la cabeza en vano, debía hablar con ella.

Más al rato su mujer vuelve, sube a la sala de estar y se sienta con él a su lado.

- Discúlpame por lo de hace rato. Estaba esperando un llamado importante. Luego te explico. Ahora si no te molesta quisiera que retomáramos lo que iniciaste en la planta baja. - comienza a darle besos en el cuello a su marido pero éste se hace el desinteresado. - mmm alguien se quedó muy enojado aún, voy a tener que esforzarme mucho para revertir esa emoción.

Comienza a deslizar su remera para dejar al descubierto su pecho velloso el cual comienza a acarciar enterrando sus dedos en él, una de las manos la desliza en dirección al bulto tocándolo a través del pantalón de jogging con movimientos circulares y besos intensos, ya Diego había comenzado a relajarse y a estar en la misma sintonía de placer con ella.

Cuando palpa que la erección era de un tamaño notable lo libera del pantalón y boxer, deja de besarlo en la boca para ir a besar su glande abriendo la boca por completo.

Se pone de rodillas para estar más cómoda por la altura. Comienza a subir y bajar a lo largo del pene con sus labios humedeciendo a su paso apretando un poco, despacio para que sea mejor el gozo, Diego estaba entregado al placer, veía a su mujer y disfrutaba aún más hasta que se le cerraban los ojos inconscientemente por la satisfacción que otorgaba a su parte más sensible enviando la misma sensación al resto de su cuerpo.

Brennan se excitaba viendo a su marido disfrutar del deleite, él cuando ya comenzaba a experimentar la percepción inminente de punto de no retorno a lo cual reacciona para quitar enseguida a su mujer de ahí, en el instante que lo hace, expulsa rítmicamente su descarga en el suelo.

Brennan y Diego se miran y comienzan a reír.

- Casi, Casi te acabo en la boca. - Le dice éste con mirada pícara y levantando el dedo índice.

Tres meses después

Estaban con todos los preparativos del cumpleaños número nueve de Delfina.

Habían decidido hacerlo en la misma cafetería por deseo de Delfina, sentía que los clientes habituales se referían a ella como la niña de la cafetería y en honor a eso quiso celebrar su cumple ahí mismo.

Al ser un día de semana que son más tranquilos, entonces los padres estuvieron de acuerdo además de que la consentían en todo, Delfina era la luz de sus ojos, todo para ellos.

Dejaron en una parte del salón para que se acomoden ahí los clientes que vayan a merendar durante el horario de cumple para no molestarlos tanto con el ruido.

Habían contratado un grupo de animación infantil para entretenerlos, eran personas disfrazadas de varios personajes conocidos por los niños, la empresa tenía varios años de trayectoria así que eran de confianza.

Afuera en el patio hicieron espacio para poner un inflable y poder brincar.

También un metegol el cual fue usado más por los adultos que por los niños, jugaban en equipos entre los hermanos Darío - Pablo contra Astrid - Diego.

En la cocina mientras hacían las hamburguesas Nadia y Brennan conversaban.

- Te he notado más relajada en éstos últimos meses desde que te pasé la info de esa metiche.

- Nadia no la llames así, sí, he estado más tranquila sabiendo que no son de aquí y no conocen a nadie, además que su jefe te dijo que son muy buenas personas madre e hija, me tranquilizó aún más , vaya uno a saber por qué los miraría tanto, pero buee, mejor así que fue solo un susto nada más.

- Igual no deja de ser una metiche esa vieja, aunque por más que mire tanto a tu marido no te lo va a quitar porque Diego es muy joven para ella y él está profundamente enamorado de tí.

- Nunca se me ocurrió pensar en esa forma de ella. - Brennan enarca una ceja a su empleada, ahora también novia oficial de Pablo.

Estaban pasándolo genial, Delfi como siempre muy feliz e intensamente agradecida por todo, porque habían podido ir todos sus amigos de la escuela, estaban sus tres pares de abuelos, su tío de sangre Darío, sus tías de corazón Nadia y Astrid, sus dos papás, su mamá y por supuesto su hermanito el que deseó y esperó tener por tres años, casi cuatro hasta que nació para poder tenerlo junto a ella.

Más tarde luego de la piñata, se aproximaba la hora de cortar el pastel y Delfina no aparecía.

Su madre quería arreglarla para la foto, la buscaba por encima del inflable, en el baño y por último en la cocina, nadie de los que estaban ahí veían a su hija.














Vencer lo turbioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora