No puedes dejar la historia así, no ahora abuela, ¿qué pasa con Laertes?, ¿en qué consiste El Sometimiento?, ¿Dónde está la princesa?, ¿qué ocurre con Sialia?, ¿y con Zana?
- Creo que ha llegado el momento de despedirnos. -dijo Layla.
- ¿Crees que deberíamos casarnos? -pregunto en un susurró.
- Si. Claro... tu no. -respondió con congoja.
- Sí, te amo más que nada, pero...
- ¿Pero qué? -dijo con angustia en su voz y una mirada triste, mientras tomaba su mentón y lo obligaba a verla.
- Pero no nos vemos desde hace cinco años, ahora te iras, y no nos veremos hasta dentro de tres años, las personas cambian Layla. Entiendo que mi deber como futuro rey es conocer a los pueblos que voy a gobernar, pero también debería pasar tiempo contigo. -le respondió juntando sus frentes. -
- Lo haremos, tenemos toda la vida para estar juntos, reencontrarnos y conocernos.
- Cada segundo que no estas a mi lado se siente como un siglo que llevo muerto.
- Tú lo dijiste Laertes, a las mujeres se nos educa para ser madres y esposas. Este tiempo separado nos puede venir bien para conocernos a nosotros mismos, ver qué clase de monarcas queremos ser, cuales son nuestros anhelos, nuestros sueños. Y así cuando nos reencontremos podremos conocernos en profundidad con todas y cada uno de los fragmentos que nos van a hacer ser quienes seamos.
- Serás una reina muy sabia. -dijo para besar su mejilla.
- Tu un gran rey. Además, nos veremos en poco tiempo.
- ¿Por qué? -respondió desconcertado ante aquella declaración.
- En unos meses será la boda de Zana. Supongo que estaremos invitados.
- Si...
- ¿Qué ocurre? -quiso saber al ver como su cara se descomponía.
- Prométeme que si tenemos hijos nunca les obligaremos a casarse con nadie que ellos no elijan.
- Lo prometo. Ahora sí, debo marchar. -contestó para marchar hacia la estancia donde se encontraban el resto de las mujeres.
Y tras aquellas conversaciones se separaron de nuevo y cada uno volvió a su labor como futuros gobernantes, ajenos a una oscuridad que se cernía sobre ellos, pues no todos eran sus aliados y en el momento más inesperado los traicionarían.
El tiempo pasó y cuando Laertes quiso darse cuenta ya habían pasado un año y medio que lo acercaba más a su próximo destino el reino de Shu.
Aquel día se levantó y decidió ir a dar un paseo por su propia cuenta, estuvo tan ensimismado con sus propios pensamientos sobre el futuro que no se percató por donde iba.
- ¡Pum! -sintió un golpe en su cabeza para llevar su mirada al suelo y ver una piedra al lado de su pie. – ¿Pero ¿qué? -dijo extrañado, para elevar la mirada y observar un pequeño ser con un gorro de tela marrón que imitaba a las setas del bosque.
- Ñasss ñassarrr. -dijo la criatura para mostrar sus dientes que eran todos puntiagudos.
- ¿Eh? -dijo aún más desconcertado.
- Dice que quiere ese broche que tienes en el chaleco. -dijo una voz detrás de él, lo que le hizo voltearse.
- ¿Y tú quién eres? -demando saber el príncipe.
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Matayrit I (Balada de Pardales)
FantasyEntre lo que se conoce como la aurora o el ocaso en donde se une el océano con el sol, esa fina linea donde intercede el sol más allá de aquellas fronteras se encontraba otro mundo. Puede que esta historia sea como tantas otras que se nos han contan...