Se alejaron de la zona del pantano hasta llegar casi al sector templado, allí llevo al joven un árbol con hojas amarilla y le hizo entrar dentro de él.
- ¿Tu sabías lo de la profecía? -quiso saber el joven.
- ¿Qué profecía? -pregunto con extrañeza la joven.
- Ninguna.
- No sé qué habréis oído, pero sé que uno puede llevar el camino que quiera es uno mismo quien toma decisiones y decide como ser su futuro culpar al destino es de necios.
- Supongo. -dijo con simpleza.
- Me han hablado las hijas del aire, quieren darle un presente a la futura reina.
- ¿Qué clase de regalo? -preguntó con extrañeza.
- Quieren darle un collar de corazones el día del Equinoccio, quieren nombrarla la reina del amor.
- Habláis del collar de Lairet, la guerrera de bien y la paz, la reina del amor.
- Si, la que libero al pueblo sometido y termino con la Hueste Escarlata. Creen que es digna de ese título, para hacerle honor.
- ¿Y se lo regalaré yo?
- Si, porque para recibir ese título el collar debe darlo de un corazón lleno de amor puro a otro, es un sello de amor verdadero, a l Lairet, se lo digo el fuego. Por eso es un corazón eterno.
- ¿Y puedo verlo? -quiso saber.
- Claro. -dijo para invocar el collar que aprecio ante la mirada de ambos.
Después de aquella conversación le llevó dos días a Laertes regresar al castillo de Metsa donde le aguardaba una preocupada Odette.
- ¿Dónde estabas? -pregunto alterada.
- Quería despejarme después de...
- No deberías escuchar a la anciana. -dijo con sinceridad.
- Claro que debo hacerlo, al igual que tú. – contestó incrédulo ante semejantes palabras.
- Laertes, eres buena persona. -dijo como si fuese obvio para todo el mundo.
- La gente cambia. -respondió serio.
- No tanto. -dijo para apoyar su mano sobre su hombro en señal de apoyo. -Si eso fuese cierto no hubieses sido envuelto por el aliento de los dioses.
- A lo mejor se equivocaron.
- No lo creo, ellos son más sabios que nadie. Además, lo que ha pasado me a servido de mucho. -dijo con pesar.
- ¿Por qué? -quiso saber el joven.
- La anciana llevo tiempo teniendo esos delirios como como el de hoy, pero a veces a tacaba a las criaturas del bosque incluidos los Basoba.
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Matayrit I (Balada de Pardales)
FantasíaEntre lo que se conoce como la aurora o el ocaso en donde se une el océano con el sol, esa fina linea donde intercede el sol más allá de aquellas fronteras se encontraba otro mundo. Puede que esta historia sea como tantas otras que se nos han contan...